El trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) se ha convertido en una forma común para describir el comportamiento de un niño que no cumple con los estándares esperados por la sociedad. Esto de cierto modo ha hecho que dicho trastorno se popularice, causando que se diagnostique de manera desmesurada y poco precisa. Por tal razón, resulta importante comprender qué es y qué problemas atencionales y de hiperactividad están relacionados. En esta nota, ahondaremos en el TDAH y sus diversos aspectos.
¿Qué es el trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH)?
Según Belloch et al. (2009) es un trastorno evolutivo de la atención, del control de impulsos y de la conducta regida por reglas. Este suele surgir en edades tempranas del desarrollo, tiene carácter general y crónico, sin que se pueda atribuir a retraso mental, déficit sensorial o neurológico grave ni alteración emocional severa. Asimismo, es un trastorno con múltiples factores en su desarrollo. Es decir, implica aspectos tanto genéticos, como del neurodesarrollo y ambiente.
Por lo tanto, tiene impacto en el desarrollo psicológico del niño, interfiriendo en su funcionamiento cognitivo, emocional y social. Como consecuencia, disminuye de manera notable la calidad de vida de quien convive con ello (Serrano-Troncoso et al., 2013).
Criterios diagnósticos
De acuerdo con el Manual diagnóstico de los trastornos mentales (Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders, Fifth Edition, DSM-V, en inglés), el TDAH se ubica en la categoría de “Trastornos del Neurodesarrollo”. En su diagnóstico, se deben tener en cuenta varios criterios.
Para comenzar, es necesario que diversos síntomas de inatención o hiperactividad estén presentes antes de los 12 años. De igual manera, estos deben afectar el funcionamiento social, familiar y académico de la persona. Y, asimismo, no se puedan explicar por otro trastorno mental. Entre los problemas atencionales que pueden presentarse, encontramos (Asociación Americana de Psiquiatría, 2014):
- Dificultad para prestar atención a los detalles, afectando el desarrollo de la actividad
- Problemas para mantener la atención
- No sigue instrucciones debido a que parece no escuchar
- Le cuesta organizar tareas
- Evita tareas de esfuerzo mental
- Pierde cosas constantemente
- Se distrae con estímulos externos
- Olvida actividades de la vida cotidiana
Y… ¿Respecto a la hiperactividad?
Por otra parte, están los problemas relacionados a la hiperactividad. Entre ellos podemos encontrar:
- El jugueteo o golpes con manos y pies
- Levantarse en momentos que no son apropiados
- Corretear o trepar
- Sentir incomodidad al estar quieto
- Hablar excesivamente
- Responder sin que se haya terminado la pregunta
- Dificultad para esperar su turno e interrupciones a otros
Por último, para que pueda ser diagnosticado, se necesita la persistencia de seis o más síntomas de problemas atencionales y/o hiperactividad. Completando así, los criterios necesarios para que se pueda determinar la existencia de esta patología de manera correcta y precisa.
Diferentes tipos de TDAH
Actualmente, existen varios síntomas que se relacionan con el TDAH, lo que hace que no todas las personas sean iguales. Sin embargo, en la clasificación de esta patología existen tres variantes diferentes: inatención, hiperactivo/impulsivo o combinado.
En primer lugar, el tipo inatento se centra en afectaciones relacionadas con problemas específicamente atencionales. Las personas suelen presentar dificultades en el aprendizaje, ya que se distraen muy fácilmente con cualquier estímulo. Como consecuencia, pierden el hilo de lo que están haciendo y, por ende, no se consolida adecuadamente el aprendizaje. No obstante, debido a sus características, en un principio los problemas suelen pasar desapercibidos y las consecuencias se manifiestan a largo plazo.
En segundo lugar, tenemos el tipo hiperactivo. En este caso, los síntomas se relacionan con un exceso de movimiento y presencia constante de impulsividad. Quienes presentan este tipo de TDAH suelen manifestar los síntomas de manera más disruptiva, afectando su funcionalidad diaria. Por último, el tipo combinado. Las personas que se sitúan en esta variante manifiestan comportamientos significativos tanto del tipo atencional como del tipo hiperactivo. En suma, suelen mostrar de manera muy marcada los síntomas y repercusiones en las actividades diarias son mayores.
¿Cómo se diagnostica el TDAH?
Para comenzar, es importante aclarar que el diagnóstico es esencialmente clínico. Esto quiere decir que no hay una prueba específica que indique si una persona lo presenta. Así pues, para realizar un adecuado proceso diagnóstico se debe conocer cómo se desenvuelve el niño en todos sus contextos. Por esta razón, es importante conocer la opinión tanto de los padres, como la de los maestros.
En un principio, a los padres se les realiza una entrevista en la que han de explicar de manera detallada los síntomas presentes. Adicionalmente, deben completar cuestionarios sobre estos para conocer el nivel de afectación en la funcionalidad.
La importancia de la escuela en el proceso diagnóstico
Por otra parte, los maestros también son necesarios para tener un adecuado diagnóstico. En varias ocasiones, son ellos los primeros que notan los problemas atencionales y/o hiperactividad. Por tanto, ellos pueden notificar a los padres sobre las dificultades en el colegio. De igual manera, deben completar cuestionarios de los síntomas del TDAH y proporcionar informes escolares del estudiante.
En definitiva, la evaluación es fundamental. En este caso, es necesario que, por parte del neuropsicólogo, se realice una evaluación de las funciones cognitivas. Hay que hacer un especial énfasis en los resultados obtenidos de las pruebas atencionales y las funciones ejecutivas. Del mismo modo, es relevante implementar cuestionarios acerca de la percepción que tiene la persona de sus síntomas. Y, por último,es necesario descartar dificultades emocionales, como ansiedad y depresión.
Con respecto a lo expuesto anteriormente, cabe destacar la importancia de considerar todos estos aspectos para hacer un diagnóstico preciso. Y es que con ello, se podrá realizar un correcto proceso de manejo de los síntomas. Adicionalmente, se puede informar tanto a padres como a maestros.
Conclusión
A pesar de que el TDAH es un término que se usa comúnmente, es un trastorno real. Sea como fuere, afecta de manera significativa el desarrollo de los niños en sus diferentes contextos. Junto con ello y debido a las implicaciones que tiene a diario, perjudica la calidad de vida de los padres. Si bien aún no se conocen sus causas, hay múltiples factores que pueden propiciarlo. A modo de suma, resulta importante añadir que se pueden tener problemas atencionales y/o de hiperactividad.
Con respecto al diagnóstico, es relevante que este sea minucioso, teniendo en cuenta todas las variables y las afectaciones existentes. Así mismo, es importante conocer los mejores tratamientos y estrategias para cada uno, de esta manera, los progresos se mantendrán a largo plazo. De esta manera, se podrán mejorar sus condiciones, aprendizaje y comportamiento. Para profundizar en el diagnóstico y abordaje del TEA, te recomendamos nuestro curso en autismo.
Referencias bibliográficas
- American Psychiatric Association. (2013). Diagnostic and statistical manual of mental disorders (5th ed.). https://doi.org/10.1176/appi.books.9780890425596
- Belloch, A., Sandin, B. y Ramos, F. (2009). Manual de psicopatología, Volumen II. McGraw-Hill.
- Mas, C. (2009). El TDAH en la práctica clínica y psicológica. Clínica y Salud, 20(3), 249-259. https://scielo.isciii.es/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1130-52742009000300006
- Serrano-Troncoso, E., Guidi, M. y Alda-Díez, J. (2013). ¿Es el tratamiento psicológico eficaz para el trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH)? Revisión sobre los tratamientos no farmacológicos en niños y adolescentes con TDAH. Actas Españolas de Psiquiatría, 41(1), 44-51. https://medes.com/publication/79668