El Modelo del Sistema Cognitivo-Afectivo de la Personalidad (Cognitive-Affective Personality System, CAPS, en inglés), formulado originalmente por Walter Mischel y Yuichi Shoda en 1995, marcó un punto de inflexión en la psicología de la personalidad al desplazar el foco desde los rasgos estáticos hacia la dinámica de procesos cognitivos, afectivos y situacionales que configuran la conducta humana. A treinta años de su propuesta, el CAPS ha cobrado un nuevo protagonismo gracias a los avances en ciencia dinámica, modelos computacionales, análisis de redes y métodos intensivos de muestreo en la vida diaria. Veamos el modelo CAPS, enlazando su formulación original con la psicología procesual del siglo XXI.
¿Qué es el modelo CAPS?

Hablar del modelo CAPS en 2025 no es reiterar que “la personalidad depende de la situación”, es asumir (como ya anticipaban Mischel y Shoda (1995), por cierto) que lo que solemos llamar rasgo es, en realidad, la forma estable que adopta un sistema intrínsecamente dinámico.
En esta teoría, la personalidad consiste en patrones condicionales del tipo “si ocurre A, entonces X; si ocurre B, entonces Y” (Mischel y Shoda, 1995). Una lógica que, lejos de ser una metáfora, se ha visto respaldada por investigaciones contemporáneas que describen el funcionamiento psicológico como redes de procesos cognitivo-afectivos cuya activación fluctúa en tiempo real (Beckmann y Wood, 2017).
Más allá del rasgo: El giro procesual en personalidad
El CAPS critica la psicología de rasgos: dos personas pueden tener un nivel medio idéntico de agresividad, pero activarse en contextos distintos (Mischel y Shoda, 1995). Así, lo esencial no es cuánto agresivo es alguien, sino cuándo y cómo emerge esa agresividad. Estudios han mostrado que esta organización situacional es más estable que el nivel medio, con lo que la coherencia del self reside en la estructura condicional, no en el promedio (Wright et al., 2015).
En términos modernos, la personalidad es un sistema, no un inventario de rasgos. Esto es, una red cuyos nodos son cogniciones, afectos, expectativas y metas, que se activan ante señales específicas del entorno.
El sujeto como red dinámica
La teoría CAPS se alinea con modelos actuales de psicología dinámica que tratan la personalidad como una red en la que los estados afectivos dependen de dependencias temporales y de interacciones entre unidades cognitivas. Además, investigaciones empíricas en dinámica emocional han reportado que las trayectorias temporales internas de la persona predicen mejor su funcionamiento psicológico que cualquier rasgo estático (Wright et al., 2015).
Arquitectura del sistema cognitivo-afectivo

Por otro lado, este modelo conceptualiza la personalidad como un entramado de unidades cognitivo-afectivas: codificaciones, creencias, expectativas, afectos crónicos, metas y estrategias autorregulatorias. Hoy sabemos que estas unidades pueden modelarse como nodos en una red emocional y cognitiva, cuya activación secuencial predice mejor la conducta que cualquier etiqueta diagnóstica.
La firma condicional: El verdadero núcleo del estilo personal
La aportación estrella del CAPS es la noción de firma condicional: patrones del tipo “si me siento evaluado, tiendo a retraerme; si percibo injusticia, tiendo a confrontar”. Mismamente, Mischel y Shoda (1995) demostraron que estos patrones son altamente estables en el tiempo.
De hecho, en la psicopatología diaria se confirman que estos patrones “si-entonces” explican gran parte de la variabilidad microtemporal en personas con trastornos de personalidad (Wright et al., 2015). Por ende, lejos de ser ruidos, estas fluctuaciones revelan la arquitectura interna del sistema.
La variabilidad intraindividual
La investigación actual está mostrando algo que Mischel ya intuía, la variabilidad intraindividual no indica inestabilidad patológica, es la sensibilidad del sistema al contexto (Wundrack et al., 2018). Estos autores demostraron que las fluctuaciones en los estados de personalidad están asociadas a mayor capacidad de perspectiva social. Es decir, quien cambia más dispone de más “puntos internos de referencia” para simular la mente ajena.
Psicopatología como rigidez sistémica
En pacientes con trastornos de personalidad, Wright et al. (2015) observaron que los episodios afectivos diarios se organizan en bucles concretos (p. ej., afecto negativo → hostilidad → impulsividad) que se repiten según contextos específicos. Cuando dichos bucles se rigidizan y dejan de responder a nuevas señales de realidad, aparece la psicopatología. Y esta lectura coincide plenamente con el CAPS, no es que el sujeto tenga “mucho de un rasgo”, es que su sistema ha perdido flexibilidad operacional.
Del CAPS teórico al CAPS computacional

Un avance potente proviene de la psicología computacional. Read et al. (2017) desarrollaron personalidades virtuales basadas en motivaciones, expectativas y sensibilidades situacionales. Sus modelos muestran que pequeñas variaciones en parámetros motivacionales generan firmas situacionales radicalmente distintas. Algo que respalda la idea del CAPS de que la personalidad es sensibilidad condicional, no rasgos globales.
El paso de metáfora a métrica
Hoy en día, el CAPS puede traducirse en simulaciones replicables: redes, ecuaciones, análisis de series temporales. Paso que permite investigar preguntas inéditas, como:
- ¿Cuán divergentes pueden ser las firmas CAPS entre dos personas con el mismo rasgo Big Five?
- ¿Puede la topología de la red CAPS diferenciar subtipos clínicos dentro de un mismo diagnóstico?
- ¿Qué nodos del sistema cambian con la terapia y cuáles permanecen relativamente estables?
La investigación contemporánea apunta a que el futuro de la personalidad será procesual y computacional, no meramente descriptivo (Beckmann y Wood, 2017).
Regulación adaptativa
Irwing et al. (2025) han propuesto el constructo de Regulación Adaptativa de la Personalidad (Adaptive Personality Regulation, APR, en inglés), que mide la capacidad de ajustar la expresión de los rasgos a las demandas situacionales. La idea coincide perfectamente con el CAPS, no es adaptativo ser siempre asertivo, siempre amable o siempre rígido, sino saber cuándo activar cada modo. Según Irwing et al. (2025), la salud psicológica se define menos por la estabilidad y más por la coordinación flexible entre estados de personalidad.
Disfunción como rigidez del sistema
El CAPS ofrece aquí una lectura útil de la psicopatología, los trastornos de personalidad serían fallos crónicos de regulación adaptativa. El sistema responde con los mismos patrones incluso cuando ya no tienen valor funcional. De hecho, se trata de una pérdida de sensibilidad contextual, no simplemente de rasgos “elevados”.
Implicaciones clínicas

Se desplaza la atención desde los rasgos estáticos hacia los procesos cognitivo-afectivos que se activan en contextos específicos. Con esta perspectiva, el profesional no pregunta qué “rasgos” tiene el paciente, sino qué patrones condicionales operan en su vida diaria y bajo qué disparadores se despliegan. Así se logra formular hipótesis más finas y diferenciar conductas similares que responden a mecanismos internos distintos.
Además, el CAPS también ayuda a identificar rigideces del sistema, entendidas como puntos donde la persona deja de actualizar su respuesta pese a nueva información contextual, aspecto clave en los trastornos de personalidad. Justo, es lo que promueve una mirada relacional.
Finalmente, desde este enfoque el cambio terapéutico no consiste en eliminar síntomas. Así pues, el objetivo es promover flexibilidad, nuevas codificaciones y experiencias correctoras que modifiquen la arquitectura del sistema.
De la entrevista tradicional al mapa CAPS
Aplicar el CAPS implica reconstruir la cadena condicional del paciente:
- ¿Qué situación dispara qué codificación?
- ¿Qué afecto emerge inmediatamente?
- ¿Qué guiones internos se activan?
- ¿Qué conductas siguen?
- ¿Qué consecuencias mantienen el patrón?
Wright et al. (2015) demuestran que esta granularidad tiene mayor valor predictivo que los diagnósticos categoriales.
Intervenir no en síntomas, sino en redes
Una intervención capsiana actúa en varios niveles:
- Re-codificación cognitiva: modificar el modo en que se etiqueta la situación.
- Desactivación afectiva: regular la respuesta emocional temprana.
- Cambio de contingencias interpersonales: generar experiencias correctoras.
- Aumento de flexibilidad: introducir patrones alternativos que compitan con los antiguos.
Como mencionamos, el objetivo es que el paciente amplíe el repertorio y disminuya la probabilidad de caer en bucles rígidos.
Conclusión
La combinación de teoría CAPS, análisis de redes, simulaciones computacionales y métodos intensivos de evaluación plantea una psicología de la personalidad que ya no trata de describir cómo es la gente, sino cómo se mueve, cómo cambia, cómo responde y cómo se reorganiza. El CAPS es, quizá, la pieza conceptual que permite integrar personalidad, contexto y dinámica temporal sin reducir la complejidad humana a promedios.
Referencias bibliográficas
- Beckmann, N. y Wood, R. E. (2017). Editorial: Dynamic personality science: Integrating between‐person stability and within‐person change. Frontiers in Psychology, 8, 1486. https://doi.org/10.3389/fpsyg.2017.01486
- Irwing, P., Cook, C. y Hughes, D. J. (2023). Toward an index of adaptive personality regulation. Personality and Social Psychology Bulletin, 51(2), Article 1461672231177567. https://doi.org/10.1177/01461672231177567
- Mischel, W. y Shoda, Y. (1995). A cognitive-affective system theory of personality: Reconceptualizing situations, dispositions, dynamics, and invariance in personality structure. Psychological Review, 102(2), 246-268. https://doi.org/10.1037/0033-295X.102.2.246
- Read, S. J., Smith, B., Droutman, V. y Miller, L. C. (2017). Virtual Personalities: Using Computational Modeling to Understand Within-Person Variability. Journal of research in personality, 69, 237-249. https://doi.org/10.1016/j.jrp.2016.10.005
- Wright, A. G., Beltz, A. M., Gates, K. M., Molenaar, P. C. y Simms, L. J. (2015). Examining the Dynamic Structure of Daily Internalizing and Externalizing Behavior at Multiple Levels of Analysis. Frontiers in psychology, 6, 1914. https://doi.org/10.3389/fpsyg.2015.01914
- Wundrack, R., Prager, J., Asselmann, E., O’Connell, G. y Specht, J. (2018). Does Intraindividual Variability of Personality States Improve Perspective Taking? An Ecological Approach Integrating Personality and Social Cognition. Journal of Intelligence, 6(4), 50. https://doi.org/10.3390/jintelligence6040050

























