En los neonatos, la nutrición adecuada es fundamental para el correcto desarrollo biológico. En tal sentido, la leche materna se posiciona como el alimento ideal para el sistema inmune, brindando grandes beneficios. Entre ellos, presenta múltiples factores que permiten prevenir las patologías a las que se enfrenta el recién nacido durante su crecimiento, modulando y promoviendo el desarrollo del sistema inmune infantil. Si bien no todas las personas gestantes tienen la posibilidad de dar de mamar o deciden hacerlo, conocer las ventajas de la lactancia materna exclusiva y sus disyuntivas resulta crucial para tomar una decisión informada. En esta nota ahondaremos en los beneficios de la leche materna en el sistema inmune y cómo se ve modificada según las necesidades del bebé.

¿Cómo se compone la leche materna?

Antes de adentrarnos en sus beneficios, debemos comprender de qué forma se encuentra compuesto este alimento producido por las glándulas mamarias. La leche materna contiene diversos lípidos, proteínas, hidratos de carbono, vitaminas y factores inmunológicos.

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No obstante, y resultando increíble, es considerada un fluido vivo debido a que se adapta a los requerimientos específicos del niño a medida que crece y se desarrolla. Como resultado, sus nutrientes funcionales ayudan a posibilitar el microambiente necesario para el desarrollo apropiado del sistema inmune y la maduración intestinal.

En función de lo mencionado, su estructura varía según las etapas de la lactancia, individualidades genéticas, tiempo de gestación y lactancia, hábitos dietéticos y estado nutricional de la persona que lacta. A su vez, el contenido celular de la leche materna depende de factores tales como la plenitud de la glándula mamaria, la etapa de la lactancia, el estado de salud de la díada madre/bebé, entre otros.

Clasificación de la leche materna

Visto de esta forma, la composición de leche se distingue en 4 tipos según las etapas de la lactancia:

  • Pre término: Se produce antes del término de gestación y es alta en contenido de proteínas y baja en lactosa.
  • Calostro: Se genera en los 3-4 días de nacimiento. Es rica en inmunoglubinas y proteínas.
  • Transición: Está presente entre 4 y 15 días posteriores al nacimiento. Sus componentes varían diariamente hasta alcanzar la composición de la leche madura.
  • Madura: A partir de los 15 días en adelante. El 90 % de su composición es agua, aproximadamente un 10 % carbohidratos y un 0,9 % proteínas.

Como podemos observar, el subtipo producido en la etapa pre término contiene mayor cantidad de proteínas que son vitales para un bebé prematuro. En la misma línea, el calostro contiene mayor cantidad de inmunoglobulinas, previniendo la adherencia de patógenos al tracto digestivo. De esta manera, se puede observar que cada componente de la leche materna tiene sus propiedades inmunológicas específicas para la etapa del desarrollo en la que se encuentra el lactante (Rodríguez Aviles et al., 2020).

Contribuciones de la leche materna al sistema inmune

Es sabido que la lactancia mantiene múltiples beneficios tanto para la madre, como para el bebé y el vínculo madre-hijo. Ahora bien, ¿cuál es el papel específico de la leche materna para el desarrollo del sistema inmune? En primer lugar, sus factores antimicrobianos disminuyen las infecciones agudas en los niños. En segundo lugar, tiene factores antiinflamatorios e inmunomoduladores que decrecen los problemas autoinmunes y las alergias.

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A la vez, influye activamente sobre el metabolismo y su microflora, manifestándose contra múltiples bacterias, virus, parásitos y hongos. En último lugar, puede prevenir enfermedades tales como la bronquiolitis, dermatitis atópica, enfermedad celíaca, leucemia, entre otras.

Por tales motivos, la lactancia materna es una de las maneras más eficaces de asegurar la salud y la supervivencia de los niños. Sin embargo, pese a todos los beneficios que hemos descrito, a nivel mundial menos de la mitad de los lactantes menores de seis meses la reciben como forma de alimentación exclusiva (Rodríguez Aviles et al., 2020).

Leche de fórmula: Una alternativa posible

Si bien la leche materna es la mejor forma de nutrición debido a todos los beneficios que ya hemos puntualizado, la Academia Americana de Pediatría (American Academy of Pediatrics [AAP], 2012) reconoce que la leche de fórmula es una alternativa necesaria cuando no está disponible o está contraindicada. En lo que refiere a esto último, en ciertas condiciones médicas como la galactosemia, se sugiere alternar la lactancia con fórmulas especiales.

Por otro lado, con respecto a los bebés prematuros, se recomienda que todos reciban leche materna. Aun así, esta debe ser fortificada con nutrientes adicionales si el neonato pesa menos de 1500 g al nacer. En contextos donde leche materna no está disponible, se recomienda utilizar la de una donante, y en caso de ser posible, que sea previamente pasteurizada y fortificada. Por tal motivo, los bancos de leche han sido una estrategia sumamente oportuna para la nutrición de los recién nacidos.

A pesar de que el alimento de fórmula es una estrategia viable, la AAP enfatiza la preferencia de la leche materna, siempre que sea posible. Por ello, se resalta la importancia de promover la lactancia materna y acompañar a quienes dan lactancia exclusiva con ánimos de que el proceso sea positivo.

La importancia de poder decidir

En este sentido, la lactancia se configura como un proceso que atraviesa cuestiones biológicas, psicológicas y sociales. Sobre ello, se muestra sumamente heterogéneo y variado, originando experiencias ambivalentes en quienes la atraviesan. Sin embargo, diversas experiencias reflejan que puede ser un proceso que resulte complejo.

Entre ellos, se encuentran dificultades fisiológicas, como el dolor o la baja producción de leche, que generan ansiedad y frustración. También, la presión social sobre amamantar de manera correcta puede generar expectativas poco realistas y sentimientos de culpa cuando surgen inconvenientes. Además, la falta de apoyo adecuado en el entorno, tanto de familiares como de personal de salud, puede llevar a la soledad y al agotamiento emocional.

Así pues, se pone de manifiesto la necesidad de formar e informar adecuadamente a quienes lo transitan, siendo preciso instruir y apoyar a las madres en las dificultades, inconvenientes y complicaciones que se produzcan. En definitiva, la decisión sobre la lactancia debe darse de manera informada y con el adecuado acompañamiento en el período perinatal, en función de las características y circunstancias personales (Pérez Bravo y Moreno Hernández, 2017).

Conclusión

En resumen, la leche materna es un alimento fundamental para el desarrollo biológico de los neonatos, ofreciendo múltiples beneficios que abarcan desde la prevención de enfermedades hasta el soporte del sistema inmunológico. Su composición varía a lo largo de las etapas de la lactancia y se ajusta a las necesidades del recién nacido, proporcionando factores inmunitarios específicos que facilitan su crecimiento y protección contra patógenos. A pesar de que es altamente recomendada, no todas las personas gestantes pueden o eligen lactar, por lo que es crucial conocer las opciones disponibles para poder así tomar decisiones informadas.

En relación con esto último, resulta importante seguir investigando sobre las estrategias y recursos disponibles para apoyar a las lactantes a enfrentar las dificultades y asegurar una experiencia positiva tanto para ellas como para sus bebés. ¿Conocías los beneficios de la lactancia materna en el sistema inmune? ¿A través de qué estrategias consideras que podríamos mejorar las experiencias de las madres que lactan?

Referencias bibliográficas

  • American Academy of Pediatrics (2012). Breastfeeding and the Use of Human Milk. Pediatrics, 129(3), e827-e841. Doi: 10.1542/peds.2011-3552 
  • Pérez Bravo, M. D. y Moreno Hernández, A. (2017). Dando voz a las mujeres: representaciones sociales y experiencias sobre la lactancia. Dossiers feministes, 22, 107-117. Doi: 10.6035/Dossiers.2017.22.7
  • Rodríguez Aviles, D. A., Barrera Rivera, M. K., Tibanquiza Arreaga, L. del P. y Montenegro Villavicencio, A. F. (2020). Beneficios inmunológicos de la leche materna. Reciamuc4(1), 93-104. Doi: 10.26820/reciamuc/4.(1).enero.2020.93-104