¿Por qué ayudamos? ¿Qué hace que una persona decida ayudar? ¿Por qué decidimos hacerlo en algunas ocasiones, y otras veces no? Todas estos interrogantes han sido muy estudiados en el ámbito de la psicología social. Siendo un pionero de ello el conocido psicólogo Abraham Maslow, que ya cuestionaba, desde hace 60 años, “dónde estaban las investigaciones sobre el altruismo” (Maslow, 1954, pág. 371). Pero, ¿cuál es el significado de altruismo? Sin duda, bien podría parecer esto paradójico en un mundo darwiniano. Y es que, desde el punto de vista biológico, supone un comportamiento que conlleva una reducción neta de la supervivencia y/o reproducción de un actor para beneficiar a un destinatario. Veamos un poco más sobre el concepto del altruismo y su significado.

¿Qué entendemos por conducta de ayuda?

La conducta de ayuda engloba a todo comportamiento destinado a beneficiar a otra persona. Se basa, así, en tener conductas prosociales. Esto es, actitudes destinadas a causar un bienestar en los demás. Pero, ¿por qué ayudamos?:

  • El acto de ayudar nos supone un aprendizaje. A través de este obtenemos información y nuevos conocimientos que pueden sernos útiles en futuras situaciones similares.
  • Por otro lado, se trata de un acto moral o encomiable hacia otras personas, con el objetivo de aumentar su bienestar y sentirnos bien con ello. Ahora, a tener en cuenta que, cada uno actúa según un sentido moral que puede ser incompatible para el de otra persona, y viceversa.

Entonces, ¿qué es lo que hace que una persona quiera y decida ayudar?, o quizá, deberíamos preguntarnos, ¿cuándo no se ayuda?

Factores que influyen a la hora de no ayudar

Uno de los factores más estudiados en psicología social, es el número de espectadores presentes en el momento en que una persona necesita ayuda, o también llamado el efecto de los espectadores (bystander effect).

Significado, altruismo: ¿Cuándo ayudamos o no?

Un fenómeno que refleja cierta falta de empatía o indiferencia que se muestra ante una escena de emergencia.

Este factor ha sido planteado y estudiado por los conocidos psicólogos sociales John Darley y Bibb Latané (1968), quienes concluyeron que, tras varios experimentos sociales, las personas tienden a ayudar más en situaciones de emergencia donde no hay muchas personas o espectadores.

Y, por otro lado, a ayudar menos cuantas más personas en la escena haya. Indaguemos más en el altruismo y su significado.

¿A qué se puede deber esto?

Según los estudios que realizaron Darley y Latané, la actitud de indiferencia se ha atribuido a lo que se conoce como “difusión de la responsabilidad“.

Este fenómeno social consiste en pensar que “ya habrá otra persona que preste ayuda”. Es decir, una forma de despegarse de la responsabilidad de ayudar porque se piensa que otra persona lo hará.

El caso de Kitty Genovese: Cuando nadie ayudó

Claro ejemplo de ello se puede ver en el caso de Kitty Genovese. Un violento suceso ocurrido en Nueva York, en 1964, que llevó a muchos psicólogos a mostrar gran interés por el estudio de la conducta de ayuda en las personas.

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Kitty Genovese fue apuñalada hasta la muerte, en plena calle. Hubo varios testigos. Gritó en varias ocasiones pidiendo ayuda, y algunos de los vecinos de alrededor se limitaron a no averiguar qué era lo que estaba ocurriendo.

Además, de no avisar a la policía hasta bastante más tarde.

De esta forma, fue apuñalada varias veces en dos ocasiones y los ataques duraron hasta media hora sin que nadie hiciera nada.

El hecho de que ninguna persona actuara a pesar de haber, como se especifica en algunos medios, hasta 38 testigos, explica esta difusión de la responsabilidad.

¿Qué pasa por la mente de una persona ante una situación de emergencia?

Darley y Latané elaboraron un modelo de decisión en situaciones de emergencia (1970) que podemos esquematizar de la siguiente forma:

¿Es una situación de emergencia? – ¿Se decide a actuar o se recurre a la difusión de responsabilidad? – En caso de decidir actuar, ¿se es capaz de ayudar? – Evaluación de costes y recompensas: si se ayuda, ¿sale beneficioso?

Muchos factores

Según lo anterior, en el proceso de decisión de ayuda interviene una evaluación mental en la que se analizan pros y contras. Se lleva a cabo, en este último paso, haciendo un balance de las recompensas o beneficios y costes que se pueden obtener tras el acto de ayudar, o no.

Además, las personas también pueden ser influenciadas a ayudar mediante el aprendizaje vicario. Un aprendizaje, propuesto por el psicólogo Albert Bandura, que explica cómo las personas aprendemos mediante la observación.

Esto es, si observamos a otra persona ejercer la conducta de ayuda y obtener, por ello, resultados beneficiosos, hará que, en una situación similar, nosotros prestemos ayuda.

Pues, en cierto modo, hemos aprendido a través de la observación que el ayudar, puede acabar dotándonos de beneficio. Y, todo esto también ocurre al revés. 

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Otro factor que interviene en el proceso de decisión, es la semejanza hacia la persona que necesita ayuda. 

Es decir, se tiende a ayudar más a aquellas personas con las que nos sentimos más semejantes.

Esto es, cuando más conectados social y temporalmente nos sintamos, por ejemplo.

En cambio, aquellas personas con las que no nos sentimos de este modo, pueden hacernos dudar en si ayudar o no. Y, seguramente, la acabemos culpabilizando como responsable de su situación (Caviola et al., 2021).

¿Es el ser humano altruista?

Muy brevemente, hemos visto algunas de las razones que pueden llevarnos a ayudar a otras personas, los factores que influyen en el proceso de ayuda y lo que ocurre cuando inicia el proceso de decisión.

Podemos obtener recompensas o costes, pero, llegando al kit de la cuestión, ¿es posible ayudar sin ningún interés? Antes que nada, para poder hablar del significado de altruismo, vamos a mencionar primero el concepto de empatía.

La empatía da origen al altruismo

Podemos explicarla como la capacidad cognitivo-emocional que tenemos las personas de ponernos en el lugar del otro.

El psicólogo social Daniel Batson planteó la posibilidad del ser humano como ser altruista. Sin embargo, muchos otros psicólogos sociales no opinaban lo mismo y el significado de altruismo no es el mismo para unos y otros.

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La clave para que un acto se considere altruista, debe ser un acto sin intenciones de obtener beneficios o buscar el propio interés.

Esto es, ha de consistir en una acción que ayude a otro sin recibir o esperar nada a cambio.

Curiosamente, Hoffman et al. (2020), reportan que recibir algún acto de altruismo de forma inesperada, conlleva una serie de beneficios psicológicos. 

Entre estos, un mayor optimismo sobre la naturaleza humana y el aprecio por la vida, mayor sentido de ser valorado por los demás, empatía y motivación para ayudar otros. Y, así mismo, el ser receptores de un acto altruista, nos refuerza significativamente la energía y el entusiasmo.

Batson propuso el altruismo empático como lo necesario para poder tener un acto altruista. Para ello, se necesita establecer un sentimiento de empatía hacia la persona que lo necesita, tratar de comprenderla y ponerse en su lugar para poder percibir su estado emocional y anímico. De hecho, la hipótesis que Batson desarrolló, se basa en que la empatía motiva el acto de altruismo.

Ahora, hay que aclarar que si, tras el acto de ayudar de forma altruista, se recibe alguna recompensa, serían consecuencias no buscadas. Pues el fin último, es el de ayudar sin esperar nada a cambio, independientemente de los resultados.

Conclusión

Quizás se haya esclarecido un poco el significado de altruismo. Los seres humanos somos seres complejos, sin lugar a duda. Y es que, realizamos una infinidad de procesos cognitivos a la hora de tomar decisiones, incluso automáticos. Especialmente, cuando nuestro bienestar puede verse afectado o puede suponer algún coste.

Sin embargo, muchos estudios y experimentos a lo largo de la historia de la psicología social, determinan que, en efecto, el ser humano puede tener comportamientos altruistas.

Un ejemplo muy actual que podemos encontrarnos, sería el de prestar un servicio de forma gratuita con el simple objetivo de causar bienestar en los demás, como sucede en los voluntariados.

Ahora, muchas veces surge la cuestión, ¿sería un acto de altruismo? ¿o el mero hecho de obtener una satisfacción con ello ya hace que no lo sea altruismo?

Las personas, actuamos según las circunstancias, nuestros conocimientos en ese momento, y la situación. En base a estos componentes, tomaremos o no, ciertas decisiones.

Lo que es verdaderamente sorprendente es que, a pesar de poner en peligro nuestra imagen, estatus o situación, por ayudar, tengamos la capacidad de apartar a un lado nuestro ego y evaluaciones mentales sobre los costes y recompensas, y ayudar de forma sincera y desinteresada.

Referencias bibliográficas

  • Caviola, L., Schubert, S. y Greene, J. D. (2021). The Psychology of (In)Effective Altruism. Trends in Cognitive Sciences25(7), 596-607. https://doi.org/10.1016/j.tics.2021.03.015
  • Gaviria, S. E., Cuadrado, I. G. y López, S. M. (2019). Introducción a la psicología social (pp. 237-252). Sanz y Torres, S. L.
  • Hoffman, E., Gonzalez-Mujica, J., Acosta-Orozco, C. y Compton, W. C. (2020). The Psychological Benefits of Receiving Real-Life Altruism. Journal of Humanistic Psychology60(2), 187-204. https://doi.org/10.1177/0022167817690280
  • Lorenzo, M. (18 de abril de 2017). El ser humano, ¿es egoísta o altruista?. Apuntes y reflexiones. https://marcelolorenzo.wordpress.com/2017/04/18/el-ser-humano-es-egoista-o-altruista/
  • Maslow, A. (1954). Motivación y personalidad. Harper.
  • Ruhl, C. (20 de abril de 2021). Kitty Genovese. Simply Psychology. https://www.simplypsychology.org/Kitty-Genovese.html