Usualmente, aprendemos sobre nosotros mismos al mirarnos en el espejo de los demás. Nos comparamos constantemente con amigos, familiares y hasta incluso con desconocidos, buscando respuestas sobre quiénes somos y cómo encajamos en el mundo. Respecto a ello, en 1954, León Festinger propuso la teoría de la comparación social, la cual explica qué influencia tiene en nuestras decisiones, autoestima y bienestar. Pero, ¿hasta qué punto nos afecta? A continuación, exploraremos su impacto en la vida cotidiana y qué revelan las investigaciones al respecto.
León Festinger: El psicólogo detrás de la comparación social
Para comprender la teoría de la comparación social, resulta fundamental comenzar por conocer la biografía del autor que se encargó de postularla. León Festinger fue un respetado psicólogo social que transformó la manera en que se entiende la interacción humana. A lo largo de su carrera, investigó cómo las personas buscan reducir la incertidumbre y ajustar su comportamiento en función de su entorno.

Nacido en Nueva York en 1919, estudió psicología en el City College of New York, para luego doctorarse bajo la tutela de Kurt Lewin, una de las figuras más destacadas en la psicología social. A lo largo de su carrera, comenzó a investigar la dinámica de grupos y la influencia social, adoptando un enfoque experimental que marcaría su vida profesional. Con el tiempo, mantuvo una visión científica que sentó las bases de algunos de los modelos más importantes de la psicología moderna (Festinger, 1954).
Ahora, ¿en qué consiste la teoría de la comparación social?
Cuando los distintos individuos no tienen una referencia clara para evaluar sus habilidades u opiniones, recurren a la comparación con los demás. Dicho proceso, no solo ayuda a reducir la incertidumbre, sino que también impacta en la autoestima. Así, a medida que se contrastan con los otros, ajustan sus percepciones y comportamientos según el contexto social.
En este sentido, la teoría explica que existen dos tipos de comparación:
- Comparación descendente: Sucede cuando nos comparamos con alguien que está peor. Lo anterior, es posible que aumente temporalmente nuestra autoestima, aunque también podría llevar a una actitud condescendiente.
- Comparación ascendente: Por otro lado, muchas veces nos comparamos con alguien que consideramos “mejor” en algún aspecto. Esto puede motivarnos a mejorar… o, por el contrario, generar frustración o baja autoestima.
En cuanto a sus principios centrales…
La teoría de la comparación social se sostiene sobre cuatro principios fundamentales que explican por qué y cómo los sujetos recurren a dicho mecanismo para evaluarse. El primero de ellos, conocido como principio de búsqueda de autoevaluación, sostiene que las personas necesitan valorar sus habilidades y opiniones para reducir la incertidumbre sobre sí mismas. En ausencia de criterios objetivos, tienden a compararse con los demás como una forma de orientación.
Como segundo punto, el principio de similitud plantea que existe una preferencia por equipararse con personas similares, ya que les permite obtener evaluaciones más realistas y significativas. En contraste, hacerlo con individuos demasiado distintos podría derivar en conclusiones poco fiables.

El tercer principio, relacionado con la regulación de la autoestima, destaca cómo el contraste social influye directamente en la percepción que alguien tiene de sí mismo y en su nivel de confianza. Y, por último, se encuentra el impacto en la toma de decisiones y el comportamiento. El mismo hace referencia a cómo las comparaciones sociales afectan la manera en que las personas ajustan sus expectativas, establecen sus metas y modifican su conducta en función de los otros (Festinger, 2017).
La teoría de la comparación social ocurre en un contexto
La comparación no actúa por sí sola, sino que se conecta con otros procesos psicológicos que moldean el comportamiento. Entre los conceptos más relevantes se encuentran la autoestima, sobre la cual ya puntualizamos, la identidad social y la disonancia cognitiva, elementos fundamentales para entender cómo interpretamos nuestras experiencias y nos adaptamos al entorno. Profundicemos en ellos.
Identidad social y disonancia cognitiva en la comparación
En el ámbito de la identidad social, la gran mayoría tiende a compararse con los miembros de su propio grupo. Consecuentemente, contribuye a fortalecer las normas compartidas y a consolidar un profundo sentido de pertenencia.
Por otro lado, la disonancia cognitiva aparece cuando la comparación social entra en conflicto con la percepción que una persona tiene de sí misma. Esto es, si alguien cree que es competente en un área, pero al equipararse con otros, nota que su desempeño es inferior, Es posible que experimente un gran malestar interno (Del Castillo Rodríguez et al., 2021).
Impacto y evolución de la teoría en la psicología moderna
Desde su formulación, la teoría de la comparación social evolucionó y sigue siendo un concepto central en la psicología social. Con el tiempo, diversas investigaciones ampliaron su alcance, demostrando cómo impacta en distintos ámbitos de la vida cotidiana.
El consumo como identidad: ¿Compramos para pertenecer?
En la vida moderna, muchas decisiones de consumo también están mediadas por la comparación social. Lo que vestimos, usamos o mostramos en redes no solo tiene una función práctica, sino simbólica. Es una forma de comunicar quiénes somos (o queremos ser) y con quiénes nos identificamos. Así, los objetos que elegimos —desde un celular hasta una prenda de ropa— funcionan como marcadores de pertenencia o estatus.
Por si fuera poco, la publicidad y el marketing refuerzan este fenómeno, promoviendo ideales difíciles de alcanzar. De este modo, se crea una rueda constante donde el valor personal parece depender de lo que se posee o exhibe, en lugar de lo que se es.
Las redes sociales: Una fuente inagotable de comparaciones

A su vez, Instagram, TikTok o LinkedIn son escenarios donde las comparaciones sociales no hacen otra cosa más que intensificarse. Los usuarios, además de compartir logros profesionales o momentos felices, únicamente lo hacen bajo filtros cuidadosamente seleccionados.
Muchas veces, esta exposición constante tiene como resultado generar una percepción distorsionada de la realidad, llevando a que otros se comparen desde una posición de desventaja. Además, aunque la comparación ascendente, en estos casos, puede ser una fuente de motivación, también es capaz de alimentar sentimientos de inferioridad, ansiedad o frustración.
Conclusión
Para concluir, la teoría de la comparación social continúa siendo un concepto central en la psicología, ya que explica cómo las personas evalúan sus habilidades, creencias y emociones en función de los demás. A partir de su formulación, demuestra su influencia en diversos ámbitos, desde la autoestima y la identidad social hasta la toma de decisiones y la regulación emocional. Con el tiempo, su aplicación se expandió a áreas como la educación, la publicidad y la salud mental, reflejando su impacto en la vida cotidiana.
A medida que la sociedad evoluciona, las formas en que nos comparamos también cambian. ¿De qué manera influirá dicho proceso en las nuevas generaciones? ¿Es posible regular su impacto en la salud mental y el bienestar emocional?
Referencias bibliográficas
- Del Castillo Rodríguez, J. A. G., García-Castillo, F., Dias, P. C. A. y Del Castillo-López, Á. G. (2021). La teoría de la comparación social como promotora de las conductas de salud: una aproximación teórica. African Journal Of Rhetoric, 21(2), 149-163. https://doi.org/10.21134/haaj.v21i2.697
- Festinger, L. (1954). A Theory of Social Comparison Processes. Human Relations, 7(2), 117-140. https://doi.org/10.1177/001872675400700202
- Festinger, L. (2017). A Theory of Cognitive Dissonance. Macat Library eBooks.