Las rupturas amorosas representan una de las experiencias más desafiantes a nivel emocional, afectando aspectos fundamentales como la autoestima, el bienestar psicológico y la estabilidad emocional. Este tipo de eventos desencadenan sentimientos de tristeza profunda, ansiedad, rumiación y estrés, lo que subraya la necesidad de estrategias efectivas de afrontamiento. Entre las herramientas disponibles, el contacto cero ha emergido como una opción relevante. Dicho enfoque no solo busca minimizar los estímulos que perpetúan el sufrimiento, sino que también promueve la reorganización emocional y el crecimiento personal. Analizaremos a fondo los desafíos emocionales de las rupturas amorosas y la eficacia de la estrategia de contacto cero.
¿Por qué duele tanto?
Este proceso, comparable en ocasiones con un duelo, implica la pérdida de una conexión emocional significativa y la interrupción de proyectos compartidos. A su vez, la persistencia de sentimientos, como la culpa o la rumiación emocional, intensifican el sufrimiento. De esta manera, existe la posibilidad de que el tiempo necesario para la recuperación se prolongue (Marimón Llorca et al., 2022).
Algunos factores que influyen
En primer lugar, una dimensión determinante en el impacto emocional de una ruptura es el tipo de apego de la persona involucrada. Por ejemplo, quienes presentan un apego inseguro suelen experimentar mayor dependencia emocional, dificultando la aceptación de la separación. Incrementando así su vulnerabilidad a desarrollar dificultades de salud mental.
Pero esto no es lo único, ni lo determinante. Pues, asimismo, variables como la duración de la relación, la edad y causa del quiebre también repercuten en la experiencia de los involucrados (Temprano Otero, 2023).
Por otro lado, si bien las consecuencias suelen ser negativas, algunas personas logran resignificar este evento como una oportunidad de crecimiento personal y reorganización emocional. Este cambio de perspectiva no solo permite aliviar el sufrimiento, sino también avanzar hacia una etapa de mayor autoconocimiento y bienestar.
Estrategias de afrontamiento: ¿Cómo seguir?
Las estrategias de afrontamiento son los mecanismos psicológicos y conductuales que las personas empleamos para adaptarnos a eventos estresantes, como las rupturas amorosas. Según Lazarus y Folkman (1986), dichas estrategias se dividen en dos grandes categorías: aquellas centradas en la emoción y las orientadas al problema. Las primeras buscan regular los sentimientos asociados al evento, mientras que las segundas tienen como objetivo modificar directamente la situación que causa el malestar.
En el contexto de una ruptura, tales mecanismos incluyen desde la regulación emocional, que permite manejar emociones como la tristeza o el enojo, hasta la desconexión conductual, que busca reducir los estímulos relacionados con la expareja. Sumado a ello, se destaca el uso de redes de apoyo que ofrecen consuelo y ayudan a tolerar el estrés del quiebre. Por último, la planificación y el afrontamiento activo facilitan la búsqueda de soluciones prácticas para reorganizar la vida tras la pérdida (Garabito et al., 2020).
El contacto cero como estrategia orientada al problema
Dentro de estas alternativas, el contacto cero ha ganado especial relevancia como una de las estrategias más efectivas para afrontar rupturas. Este enfoque, que consiste en cortar todo tipo de interacción con la expareja, no solo permite reducir el impacto emocional del duelo, sino que también fomenta el crecimiento personal. A continuación, exploraremos en qué consiste y por qué puede ser una herramienta efectiva.
Contacto cero: En búsqueda de la superación
Sí, el contacto cero se ha consolidado como una estrategia efectiva para superar una ruptura amorosa. Y, como hemos adelantado, el enfoque consiste en suspender cualquier tipo de interacción con la expareja, ya sea física, digital o indirecta, con el objetivo de reducir el sufrimiento asociado al vínculo perdido.
Más allá de evitar encuentros o conversaciones, el contacto cero implica a su vez reestructurar hábitos y dinámicas que puedan mantener activa la conexión emocional con la otra persona. Ejemplos de ello son evitar revisar sus redes sociales o preguntar por la persona a través de terceros.
Concretamente, el fundamento principal radica en su capacidad para fomentar la autonomía emocional y permitir que el individuo reorganice su vida en ausencia del otro. En este sentido, la evidencia previa sostiene que al eliminar los estímulos relacionados con la expareja, las personas experimentan una disminución en la rumiación emocional, lo que a su vez facilita el proceso de duelo y acelera la recuperación psicológica. En suma, permite evitar recaídas en la relación, una de las principales barreras para cerrar este ciclo de manera saludable (Garabito et al., 2020).
Algunos obstáculos del contacto cero
Pese a que se trata de una estrategia eficaz para superar una ruptura, no está exento de desafíos y limitaciones que pueden dificultar su implementación. Uno de los principales radica en la fuerte vinculación emocional con la expareja, que puede generar impulsos de retomar el contacto, ya sea para buscar consuelo, aclarar cuestiones pendientes o incluso intentar reanudar la relación. Este apego emocional es especialmente común en relaciones de pareja largas o de alta intensidad emocional.
Otra cuestión que dificulta mantener el contacto cero es la presencia de obligaciones compartidas, tales como hijos, propiedades o proyectos laborales. En estos casos, la interacción con la expareja puede ser inevitable, lo que dificulta establecer los límites necesarios para reducir el impacto emocional del vínculo. Asimismo, la omnipresencia de las redes sociales actúa como una barrera adicional, ya que facilita el acceso a información sobre la vida de la otra persona.
¿Siempre es una estrategia viable?
No. Pese a todos sus beneficios, es importante reconocer que el contacto cero no es una solución universal. En ciertos contextos, como relaciones abusivas o de manipulación emocional, podría ser necesario complementarlo con ayuda profesional o estrategias adicionales para garantizar el bienestar emocional. Superar estos obstáculos requiere un enfoque estructurado y, en muchos casos, la guía de un terapeuta para minimizar los riesgos asociados.
Conclusión
Como hemos visto a lo largo de la nota, el contacto cero se presenta como una estrategia interesante para afrontar las etapas del duelo emocional tras una ruptura amorosa. Esto se debe a que su enfoque en eliminar cualquier interacción con la expareja permite reducir el estrés asociado al vínculo perdido, facilitando así el proceso de reorganización emocional y el crecimiento personal. No obstante, su implementación presenta diversos desafíos.
Aun así, es un hecho que ha demostrado ser una herramienta valiosa cuando se aplica de manera adecuada y en el contexto correcto. Para maximizar sus beneficios, resulta esencial complementarlo con otras estrategias de afrontamiento y, en algunos casos, buscar apoyo profesional para superar los obstáculos inherentes. ¿Qué nuevas investigaciones podrían arrojar luz sobre su efectividad en diferentes contextos? ¿Cómo podríamos adaptar esta estrategia a las necesidades individuales para mejorar todavía más su impacto en el bienestar emocional?
Referencias bibliográficas
- Garabito, S., García, F. E., Neira, M. y Puentes, E. (2020). Ruptura de pareja en adultos jóvenes y salud mental: Estrategias de afrontamiento ante el estrés del término de una relación. Psychologia: Avances de la Disciplina, 14(1), 47-59. https://doi.org/10.21500/19002386.4311
- Marimón Llorca, C. y Sánchez Manzanares, C. (2022). Neologismos del afecto: análisis del nuevo léxico generado en el ámbito de la psicología de la pareja. Estudios Románicos, 31(1), 245-264. https://doi.org/10.14198/ER.2022.31.1.15
- Temprano Otero, C. (2023). Estrategias de afrontamiento para una ruptura de pareja en adolescentes: “El contacto cero” [Trabajo de Fin de Grado, Universidad de Salamanca]. Repositorio de la Universidad de Salamanca.
+598 99 777 242
