El libre albedrío, un concepto debatido durante siglos, continúa ocupando un lugar central en la filosofía, la psicología y las ciencias cognitivas. En los últimos años, los avances científicos han ofrecido nuevas perspectivas sobre esta noción. Especialmente, al sugerir que muchos de nuestros procesos de toma de decisiones son inconscientes y podrían estar determinados, en parte, por factores ajenos a nuestra voluntad. A continuación, abordaremos qué se entiende por libre albedrío, su relación con la cognición social y las implicancias para el comportamiento humano.
¿Qué es el libre albedrío?

Tradicionalmente, ha sido entendido como la capacidad de tomar decisiones de manera voluntaria, sin ser completamente condicionados por fuerzas externas o internas. Desde tal perspectiva, constituye una base fundamental para la autonomía personal y la responsabilidad moral.
Pero más allá del plano filosófico, también ha sido objeto de estudio empírico en psicología y neurociencias, con el fin de explorar cómo las personas interpretan su habilidad para decidir y cómo tales ideas afectan su conducta (Piqueras, 2019).
La cognición social: Un concepto muy relacionado
Dicho fenómeno se encuentra vinculado a la cognición social, un concepto que engloba los procesos a través de los cuales las personas perciben, interpretan y responden a los estímulos sociales. Lo anterior incluye habilidades clave como la empatía, la teoría de la mente, el juicio moral y la autorregulación emocional.
En este contexto, nuestras creencias sobre el libre albedrío no surgen de forma aislada. Por el contrario, se encuentran profundamente arraigadas en entornos sociales que moldean tanto nuestra manera de reflexionar sobre las decisiones, como la forma en que actuamos hacia los demás.
Aportes de la neurociencia y la psicología
Siguiendo esa línea, uno de los experimentos más influyentes en esta área es la investigación del neurólogo estadounidense Benjamin Libet, quien descubrió que la actividad cerebral precede a la conciencia de la decisión de actuar. Esto llevó a sugerir que nuestras elecciones podrían ser iniciadas de forma inconsciente.
Una idea que no ha estado exenta de críticas
Sin embargo, tal enfoque ha recibido críticas metodológicas y conceptuales. Entre ellas, se ha señalado que los movimientos simples medidos en esos estudios no representan la complejidad de las decisiones morales o sociales. Además, existen argumentos que postulan que el hecho de que algo ocurra antes en el cerebro no implica necesariamente que no tengamos control consciente.
Por otro lado, la psicología ha explorado el libre albedrío en relación con procesos como la autorregulación, la motivación intrínseca y la percepción de control. Puntualmente, sobre cómo tales variables se vinculan con la capacidad de actuar de manera autónoma y consistente con valores y metas personales.
En este campo, son particularmente relevantes los hallazgos que muestran cómo las creencias sobre el libre albedrío influyen directamente en nuestro comportamiento. A continuación, lo analizaremos en profundidad.
Creencias sobre el libre albedrío e impacto en la conducta

Las investigaciones revelan que nuestras ideas acerca del control que tenemos sobre nuestras decisiones, moldean activamente la forma de actuar en el mundo. Dicha relación se ve reflejada en diversas capacidades.
Por ejemplo, el autocontrol, entendido como la capacidad de resistir impulsos y regular la conducta en función de metas personales, es una muestra de una habilidad que se ve influida por tales ideas. Las investigaciones exhiben que quienes creen tener control sobre sus actos presentan una mayor autorregulación emocional y un comportamiento más reflexivo (St Quinton et al., 2022).
Y, esta creencia, ¿nos vuelve más empáticos?
Diversos estudios encontraron que fortalecer la creencia en el libre albedrío conduce a una mayor disposición a ayudar a los demás; un comportamiento prosocial. Este abarca acciones como cooperar, ayudar o compartir y está estrechamente vinculado a tal noción. Así, quienes sostienen esa creencia, suelen percibirse a sí mismas como agentes responsables, lo que refuerza su motivación para actuar con consideración hacia los demás.
Además, el sentimiento de autodeterminación tiende a fortalecer la empatía, facilitando una mayor disposición a brindar apoyo cuando otras personas lo necesitan. No obstante, los autores también señalan que algunos hallazgos han sido inconsistentes o de magnitud modesta, por lo que destacan la necesidad de continuar explorando dicho vínculo de manera más rigurosa (St. Quinton et al., 2023).
La otra cara de la moneda: Su potencial efecto en la agresividad
En el extremo opuesto, el enfoque determinista, que sostiene que nuestras acciones están completamente predeterminadas por factores biológicos, sociales o ambientales, se asocia con una mayor tendencia a la agresividad. Una posible explicación es que dicha concepción debilita el sentido de responsabilidad personal y la comprensión emocional de las acciones ajenas.
Es decir, si alguien cree que sus acciones no son el resultado de procesos conscientes, podría sentirse menos obligado a moderar su conducta, incluyendo manifestaciones agresivas. Tal postura suele vincularse con una menor capacidad de autocontrol, mayor impulsividad y dificultad para aplazar la gratificación.
Implicancias para la intervención psicológica

Lo antedicho es particularmente relevante para el diseño de intervenciones clínicas, educativas y sociales. A título ilustrativo, en terapia psicológica, fomentar una visión equilibrada del libre albedrío podría fortalecer la motivación para el cambio, la responsabilidad personal y la regulación emocional. En el ámbito educativo, alentar la agencia personal favorece el compromiso académico, la conducta prosocial y el autocuidado emocional.
Incluso en el ámbito judicial, las creencias sociales sobre el libre albedrío influyen en cómo se juzga la responsabilidad penal o moral de una persona. Lo anterior resalta la necesidad de un enfoque ético y crítico al aplicar este concepto en la práctica.
Desafíos actuales
A pesar de tales avances, existen desafíos importantes. Muchas investigaciones dependen de manipulaciones breves y artificiales de las creencias en el libre albedrío, lo que podría limitar la validez ecológica de los resultados. Además, no está del todo claro cómo se forman dichas nociones en el curso de la vida, ni cómo interactúan con factores culturales, educativos o históricos.
Por ello, las investigaciones futuras deberían explorarlas en contextos naturales, con diseños longitudinales, y evaluar cómo las experiencias sociales influyen en la percepción de agencia. También sería útil desarrollar intervenciones que permitan promover visiones equilibradas sobre el control personal sin caer en extremos (St Quinton et al., 2023).
Conclusión
El libre albedrío, lejos de ser solo un tema filosófico, tiene profunda relevancia para la psicología, la educación y la vida cotidiana. Creer en el libre albedrío no implica negar la influencia de lo biológico o lo social, sino reconocer la capacidad humana para actuar con intención y responsabilidad. En efecto, nuestros pensamientos sobre si somos agentes libres o estamos determinados influyen directamente en cómo nos comportamos, relacionamos y autorregulamos.
Por eso, seguir investigando cómo las creencias en el libre albedrío se forman, transforman y afectan nuestro comportamiento podría ayudarnos a comprender mejor lo que significa ser humano. ¿Hasta qué punto nuestras creencias sobre el libre albedrío moldean la forma en que nos comportamos con los demás? Para conocer y profundizar en el abordaje de la desregulación emocional, te invitamos a nuestro curso en DBT y desregulación emocional.
Referencias bibliográficas
- Piqueras, A. D. R. (2019). Qué puede decir la neurociencia sobre el libre albedrío: cuestionando su metodología y la posibilidad de resolver el problema. Pensamiento. Revista de Investigación e Información Filosófica, 75(283 S. Esp), 251-267.
https://doi.org/10.14422/pen.v75.i283.y2019.013 - St Quinton, T., Morris, B. y Crescioni, A. W. (2022). Beliefs in free will and determinism: associations with social cognition and gambling behavior. Addiction Research & Theory, 30(6), 414-421. https://doi.org/10.1080/16066359.2022.2062330
- St Quinton, T., Trafimow, D. y Genschow, O. (2023). The role of free will beliefs in social behavior: Priority areas for future research. Consciousness and Cognition, 115, 103586. https://doi.org/10.1016/j.concog.2023.103586

























