Las emociones inconscientes forman parte de la dinámica cerebral y, de la misma forma que las emociones de tipo consciente, afectan a los procesos cognitivos. Capacidades como la atención y la toma de decisiones se ven influidas por activaciones de carácter afectivo sin que necesariamente las personas hayan reparado en tales estados. De esta manera, podrían atender con mayor vehemencia a ciertos estímulos relacionados con las emociones que sus cerebros están experimentando inconscientemente, e incluso elegir algunas opciones sobre otras. Por ejemplo, el enojo inconsciente podría dirigir la atención hacia aquellos estímulos amenazantes del entorno o características negativas de los demás; y el miedo inconsciente generar comportamientos de evitación para resguardarse del posible peligro. Todo esto sin que las personas lo sepan manifiestamente. Así, sus emociones gobernarían las elecciones y conductas sin control voluntario. Revisemos qué hay sobre el influjo de las emociones inconscientes en los procesos cognitivos.
¿Qué son las emociones inconscientes?
En una nota publicada anteriormente, las emociones inconscientes se definieron como aquellas emociones que producen una activación neurofisiológica, pero que no llegan a ser reconocidas por la consciencia.
En otras palabras, provocan la respuesta típica de las vías neurales de cada emoción sin que las áreas cerebrales encargadas de hacer consciente los estados afectivos, como la corteza cerebral, reparen en dicha activación (Adolph y Anderson, 2018).
Por ejemplo, el enojo inconsciente activaría la amígdala, pero no así la corteza cerebral, por lo que no se convertiría en una emoción propiamente consciente y reconocible para la persona que la experimenta (Gu et al., 2020).
¿Y los procesos cognitivos?
Los procesos cognitivos, también conocidos como funciones cognitivas o procesos mentales, son las funciones cerebrales que permiten adquirir, manipular y transformar información de los estímulos para generar una respuesta.
Dentro de estas funciones, se encuentra la sensación, percepción, atención, memoria, solución de problemas, toma de decisiones o razonamiento, entre otras. Centrémonos en dos de ellas (Jarecki et al., 2020; Kiely, 2014).
Afectación en la atención y toma de decisiones
Emociones inconscientes y atención
Jiang et al. (2006) llevaron a cabo una investigación sobre el efecto de imágenes con alto contenido motivacional en la orientación de la atención.
Lo que quisieron descubrir fue si la presentación de imágenes subliminales podía dirigir la atención de las personas a través de la emergencia de una fuerte reacción emocional de carácter inconsciente.
Para ello, sometieron a los participantes a dos condiciones experimentales. En la condición visible, los participantes podían ver una imagen con alto contenido erótico y otra imagen mezclada, caracterizada por el reordenamiento aleatorio de los píxeles de la imagen para que se convierta en un estímulo visualmente incomprensible.
En la condición invisible, ambas imágenes se cubrieron por parches, que ocultaban el estímulo para dificultar o imposibilitar su visibilidad.
¿Qué encontraron?
Las imágenes con contenido erótico orientaban la distribución de la atención.
Es decir, atraían la atención de los participantes, incluso cuando estaban ocultas por los parches.
Específicamente, los participantes heterosexuales hombres dirigieron su atención hacia las imágenes de mujeres desnudas, ocultas por los parches, mientras que la atención de las participantes heterosexuales mujeres se orientó a las imágenes invisibles de hombres desnudos.
Estos resultados revelan la influencia de las emociones inconscientes en la atención.
Esto es, al ser imágenes cubiertas por parches, no producen una detección consciente del estímulo. Sin embargo, sí generan un estado motivacional inconsciente que impulsa la atención hacia la búsqueda de la imagen de interés.
En otras palabras, gestan un estado emocional que, aunque no es consciente para el participante, sí influye notoriamente en esta capacidad cognitiva.
Emociones inconscientes y toma de decisiones
Berridge y Winkielman (2003) llevaron a cabo una de las investigaciones fundacionales en materia de emociones inconscientes. Para ambos era clave la creación de situaciones emocionales indetectables para los participantes en la toma de decisiones. El primer estudio se dividió en dos fases.
En la primera de ellas, los participantes clasificaron rostros neutrales que aparecerían en la pantalla por 400 ms, de acuerdo a su género. Antes de la presentación de cada rostro neutral, se proyectaba en la pantalla durante 16 ms (tiempo insuficiente para que un estímulo sea captado por la consciencia) un rostro, bien alegre, enojado o también neutral.
Este estímulo se introdujo para evocar algún tipo de cambio emocional inconsciente en los participantes.
Al terminar la clasificación, debían responder si sentían una emoción desde «muy desagradable» hasta «muy agradable» en una escala de 10 opciones.
¿Qué ocurrió después?
En la segunda fase, para evaluar la toma de decisiones, fueron libres de servirse y beber la cantidad de bebida con sabor a fruta que quisieran.
Los investigadores observaron que aquellos participantes con sed que habían sido expuestos a rostros subliminales de felicidad se servían y bebían 50 % más bebida que los participantes con sed cuyas pantallas habían mostrado subliminalmente rostros neutrales.
Por el contrario, quienes fueron expuestos a rostros subliminales de enojo se sirvieron y bebieron menos que todos los demás.
Es importante mencionar que todos los participantes con sed expresaron no haber detectado ningún cambio en sus emociones luego de clasificar los rostros neutrales.
Básicamente, los rostros con emociones específicas, gracias a la presencia de neuronas espejo en el cerebro y de estructuras límbicas que reaccionan ante emociones que podrían suponer un peligro, pueden suscitar emociones en las personas que los observan. Y, por tanto, influir en sus decisiones (Carr et al., 2003; Van der Gaag et al., 2007).
En el segundo estudio, se aplicó el mismo procedimiento con algunas modificaciones, se añadieron tres preguntas tras la degustación de la bebida (cuánto les gustó la bebida, cuánta cantidad quisieran consumir y cuánto estarían dispuestos a pagar si estuviese a la venta).
Aunque sin cambios reportados conscientemente en el estado emocional, los participantes con sed, que fueron expuestos a rostros subliminales de felicidad, le dieron un mayor puntaje a la bebida y afirmaron que pagarían, aproximadamente, el doble de dinero para adquirirla que quienes «vieron» rostros subliminales de enojo.
Conclusión
Las emociones inconscientes afectan los procesos cognitivos. Así, capacidades como la atención y la toma de decisiones se ven influidas y orientadas por la activación neurofisiológica causada por los estados emocionales que no llegan a ser reconocidos por la consciencia.
Aún así, es necesario un mayor número de investigaciones que confirmen estos hallazgos e incorporen otras capacidades cognitivas susceptibles al influjo de las emociones inconscientes, se puede hablar con mayor seguridad del impacto de este tipo de emociones en los procesos cognitivos gracias al cuerpo científico disponible.
Referencias bibliográficas
- Adolphs, R. y Anderson, D. J. (2018). The Neuroscience of Emotion: A New Synthesis. Princeton University Press.
- Berridge, K. y Winkielman, P. (2003). What is an unconscious emotion? (The case for unconscious “liking”). Cognition and Emotion, 17(2), 181-211. https://doi.org/10.1080/02699930302289
- Carr, L., Iacoboni, M., Dubeau, M. C., Mazziotta, J. C. y Lenzi, G. L. (2003). Neural mechanisms of empathy in humans: a relay from neural systems for imitation to limbic areas. Proceedings of the National Academy of Sciences of the United States of America, 100(9), 5497-5502. https://doi.org/10.1073/pnas.0935845100
- Gu, Y., Piper, W. T., Branigan, L. A., Vazey, E. M., Aston-Jones, G., Lin, L., LeDoux, J. E. y Sears, R. M. (2020). A brainstem-central amygdala circuit underlies defensive responses to learned threats. Molecular Psychiatry, 25, 640-654. https://doi.org/10.1038/s41380-019-0599-6
- Jarecki, J. B., Tan, J. H. y Jenny, M. A. (2020). A framework for building cognitive process models. Psychonomic Bulletin Review, 27(6), 1218-1229. https://doi.org/10.3758/s13423-020-01747-2
- Jiang, Y., Costello, P., Fang, F., Huang, M. y He, S. (2006). A gender- and sexual orientation-dependent spatial attentional effect of invisible images. Proceedings of the National Academy of Sciences, 103(45), 17048-17052. https://doi.org/10.1073/pnas.0605678103
- Kiely, K. M. (2014). Cognitive Function. En A. C. Michalos (Eds.), Encyclopedia of Quality of Life and Well-Being Research (pp. 974-978). Springer. https://doi.org/10.1007/978-94-007-0753-5_426
- Van der Gaag, C., Minderaa, R. B. y Keysers, C. (2007). Facial expressions: what the mirror neuron system can and cannot tell us. Social Neuroscience, 2(3-4), 179-222. https://doi.org/10.1080/17470910701376878