La escritura es una de las actividades básicas para el aprendizaje dentro del aula. Por ello, se aplican diversos métodos y estrategias que permiten que esta habilidad se desarrolle de la mejor manera. Sin embargo, es fundamental entender la implicación del cerebro que escribe. Por ello, en esta nota hablaremos sobre algunas áreas cerebrales, además de factores cognitivos, fundamentales para llevar a cabo la escritura.

¿Cuál es la importancia de la escritura?

Escribir implica diversos procesos cognitivos y afectivos. Estos necesitan de la participación de muchas áreas y funciones del cerebro. Por lo que favorecer los factores cognitivos en escritura es crucial.

Ahora, es importante aclarar que este aprendizaje se produce a partir de la adquisición del lenguaje hablado, que empieza a desarrollarse desde los primeros años de vida.

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Y es que, dada la complejidad de la actividad, se han planteado algunas de las habilidades que se deben desarrollar para poder escribir correctamente.

A partir de ello, Matute et al. (2010) propusieron que el cerebro que escribe debe:

  • Conocer códigos del lenguaje entre los que se incluyen fonemas, grafemas y palabras.
  • Estar capacitado para convertir fonemas en grafemas.
  • Entender el sistema gráfico.
  • Desarrollar habilidad motriz.
  • Tener capacidad visoespacial para distribuir, juntar y separar palabras.

La suma de todos estos procesos ayuda a cumplir la meta de expresar opiniones e ideas a través de un texto escrito.

Como resultado, se desarrolla un nuevo tipo de comunicación que es fundamental en la vida diaria. Y cuya aplicación en la actualidad es clave a través de herramientas tecnológicas.

Áreas involucradas en el cerebro que escribe

La participación del cerebro que escribe se divide en tres etapas. En cada una de ellas hay partes específicas involucradas en el proceso.

En primer lugar, la percepción y comprensión del mensaje escrito. Y es que, las áreas cerebrales que participan en la escritura son la corteza cerebral auditiva primaria de ambos hemisferios y la corteza temporal asociativa del hemisferio izquierdo. Asimismo, cuando la información es visual, utilizamos áreas occipitales primarias y asociativas.

En segundo lugar, la transcodificación. Una de las etapas más difíciles de descomponer. Se relaciona con varias regiones de la corteza asociativa temporo-parieto-occipital izquierda.

En ella, se llevan a cabo procesos integradores para convertir los mensajes percibidos de forma escrita. Por ejemplo, los fonemas en grafemas.

Específicamente, toman relevancia áreas como el giro angular izquierdo, parte posterior izquierda del lóbulo temporal inferior anterior, giro fusiforme, lóbulo parietal superior y surco intraparietal (Miranda y Abusamra, 2014)

En tercer lugar, la etapa del acto motor. Aquí, se transfiere la información obtenida en ambas etapas anteriores. En esta etapa de escritura se activan principalmente áreas cerebrales como la corteza motora frontal asociativa. Especialmente, el área de Broca. Seguido a esto, se envía la información a la corteza motora primaria para concretar el movimiento.

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Áreas cerebrales implicadas en el proceso de escritura

Sin embargo, existen otras áreas que participan dando información suplementaria para completar correctamente el proceso:

  • Hipocampo y corteza sensorial asociativa, relacionados con aspectos de la memoria.
  • Hemisferio derecho, ayudando en la elaboración de elementos que tienen carácter espacial y en la visión global de la palabra escrita.
  • Áreas prefrontales, participando en la planeación y mantenimiento del tema; además de ayudar a corregir y alcanzar la meta de escritura propuesta.

¿Qué factores cognitivos están involucrados en la escritura?

Existen diversos subsistemas de escritura. Por ello, se necesita del apoyo de funciones cognitivas que se desarrollan desde el momento del nacimiento.

Así pues, que si hay dificultades en algunas de tales funciones, esto puede generar retrasos o problemas en el momento del aprendizaje. Lo que afectaría, consecuentemente, al cerebro que escribe.

Lenguaje

Berninger (1996) propone que al menos tres niveles de lenguaje están implicados en el desarrollo de la escritura.

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El primer nivel es el sublexical. Asociado con las habilidades fonológicas más sencillas.

En este caso, encontramos la segmentación de fonemas y sílabas. Además de la producción de rimas.

En segundo lugar, el nivel lexical. Donde se incluyen aspectos semánticos de las palabras, siendo unidades que transmiten información.

Por último, el nivel translexical o textual. Encargado de procesar información más larga y compleja que una palabra. Por ejemplo, oraciones o textos.

Ahora, aunque el desarrollo de estos niveles de lenguaje se produce de manera independiente, todos son fundamentales.

Atención

Por otro lado, la atención es la base para poder desarrollar diversas funciones cognitivas. Además de su influencia en el desarrollo del proceso de enseñanza-aprendizaje.

En el caso del cerebro que escribe, la atención influye en múltiples aspectos de la actividad. Así, es necesario focalizarse en los elementos que son relevantes. Y, siguiendo con esto, seleccionar la información necesaria para realizar la actividad. Con ello, es preciso sostenerla para poder culminar de manera satisfactoria el escrito.

Memoria de trabajo y memoria a largo plazo del cerebro

En un principio, la memoria de trabajo participa activamente en la fase de composición o planeación del texto. Por lo tanto, está implicada en su construcción y desarrollo de planes y metas.

Asimismo, ayuda en la organización de información proveniente de la memoria a largo plazo. Aspecto que impacta tanto en la generación como en la transcripción de los textos. Sumado a lo anterior, también está implicada en el proceso de revisión de la información escrita.

Siguiendo esta línea, la memoria a largo plazo ofrece información que ayudará en el proceso creativo de planeación. Además de en la producción de los textos escritos.

En consecuencia, el autor puede extraer información. Así como enlazar diversas ideas y expresar de mejor manera los pensamientos que quiere comunicar.

Funciones ejecutivas

Como sabemos, las funciones ejecutivas nos ayudan a optimizar recursos para así resolver problemas. O incluso aprender conceptos complejos. Por lo tanto, en el cerebro que escribe también forman parte fundamental del proceso de aprendizaje y desarrollo.

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En este caso, ayudan a planear y organizar el texto, lo que permite que tenga coherencia y pueda ser entendido por los lectores.

De igual manera, la flexibilidad cognitiva es necesaria para escoger la estrategia adecuada.

Todo ello conforme a las características textuales consideradas.

Asimismo, esta flexibilidad es necesaria para el manejo paralelo y simultáneo de los diversos subsistemas de escritura

Resulta útil para elaborar un escrito que junte los niveles óptimos de cada sistema. Y, como consecuencia, poder generar el resultado esperado.

Ahora, hay que recordar que dentro de los subsistemas se tienen en cuenta diversos aspectos. Entre ellos, el vocabulario, ortografía, sintaxis, separación entre palabras, puntuación y coherencia textual.

Conclusión

Como podemos ver, la escritura es una actividad compleja en la que participan diversas áreas cerebrales.

Asimismo, la influencia de diversas funciones cognitivas hace que este proceso se pueda realizar correctamente para cumplir su meta principal. Que no es ni más ni nada menos que comunicar ideas y pensamientos.

Durante su enseñanza, la motivación, corrección constante y estimulación son parte crucial del proceso. Es decir, cuanto más practique el niño, mejores conexiones cerebrales va a generar.

Además, la estimulación y entrenamiento de las funciones cognitivas van a ayudar a que el aprendizaje y uso de la escritura sea más fácil.

Por esta razón, hay que recordar que la escritura es la base de aprendizajes mucho más complejos a nivel educativo. De ello dependerá que puedan desarrollar conocimientos cada vez más profundos.

Referencias bibliográficas

  • Canales, R. C., Velarde, E. M., Meléndez, C. M. y Lingán, S. (2013). Factores neuropsicológicos y procesos cognitivos en niños con retraso en la escritura y sin retraso en la escritura. Propósitos y Representaciones1(2), 11-29. https://doi.org/10.20511/pyr2013.v1n2.22
  • Lebrero, P., Fernández, D. y García, E. (2015) Lectoescritura. Fundamentos y estrategias didácticas. Editorial Síntesis.
  • Matute, E., Roselli, M. y Ardila, A. (2010). Trastorno de la expresión escrita. S. Viveros Fuentes (Ed.) Neuropsicología del desarrollo Infantil (p. 161-180). Manual Moderno.
  • Miranda, M. A. y Abusamra, V. (2014). Bases neurales de la escritura: Una revisión. VI Congreso Internacional de Investigación y Práctica Profesional en Psicología XXI Jornadas de Investigación Décimo Encuentro de Investigadores en Psicología del MERCOSUR. Buenos Aires.