La dislexia, un trastorno en el aprendizaje de la lectura, afecta el desarrollo académico, emocional, social y laboral de quienes lo padecen. El tratamiento temprano puede mejorar el rendimiento en la lectura y prevenir dificultades a largo plazo, pero este depende en gran medida del conocimiento que los profesionales posean sobre las especificidades del trastorno. En este sentido, la dislexia está rodeada de muchos mitos y creencias erróneas. Y, sorprendentemente, tales mitos persisten no solo entre la población general, sino también entre profesionales de la educación. Te invitamos a continuar leyendo para entender mejor la dislexia y la necesidad de educar a quienes la abordan.

¿Qué sabemos realmente sobre la dislexia?

A pesar de ser un trastorno ampliamente conocido, no necesariamente las creencias sobre el mismo están correctamente fundamentadas. Investigaciones indican que tanto estudiantes de psicología, educación y maestros carecen de conocimientos fundamentales sobre la enseñanza de la lectura y el apoyo a niños con dificultades en esta área. Por lo tanto, resulta crucial examinar el verdadero nivel de comprensión que tienen los profesionales de la educación sobre la dislexia.

¿Cómo medir las falsas creencias?

Con el fin de conocer hasta qué punto los mitos sobre la dislexia están presentes entre los profesionales de la educación, se han creado diversos instrumentos para evaluar los conceptos básicos del lenguaje escrito y conocimientos sobre este trastorno específico del aprendizaje. Por ejemplo, Soriano y Echegaray (2014), diseñaron la Escala de Conocimientos y Creencias acerca de la Dislexia del Desarrollo (ECCADD). Por un lado, la escala explora los mitos existentes sobre la dislexia, y por otro, el conocimiento sobre el trastorno, en base a lo que la evidencia científica propone.

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Este estudio

Un estudio, publicado en 2023, planteó el objetivo de valorar la comprensión que tienen los profesionales de la educación sobre la dislexia. Así, desde un enfoque de tipo descriptivo y exploratorio, se analizó el conocimiento de dichos profesionales.

Con el fin de lograr tal objetivo, se aplicó la escala mencionada anteriormente, compuesta por 36 preguntas a las que se debe responder con Cierto, Falso o No sé. Esto permite distinguir entre lo que se sabe, los conceptos erróneos y la falta de información.

Profesionales evaluados

Participaron en el estudio un total de 428 personas, de las que un 81% eran mujeres, de entre 21 y 65 años. El 39% de ellas eran estudiantes del último grado de psicología, el 23% estudiantes de psicopedagogía, el 21% maestros de nivel primaria, y el restante 17% eran profesionales con licenciatura en psicología o posgrado que trabajaban en la práctica clínica con niños. El 47% de los participantes informó haber interactuado con niños con dislexia, pero solo el 4% indicó haber recibido capacitación específica sobre el trastorno.

Principales mitos: La falta de información sobre la dislexia

El porcentaje general de respuestas correctas que obtuvieron los participantes fue muy
bajo (aproximadamente, 58%), aunque se encontraron resultados heterogéneos, según el área de conocimiento. En general, parece haber un mayor conocimiento acerca de que la dislexia sí existe, que es un trastorno de origen neurobiológico y que no se debe a una falta de inteligencia.

Con relación a los mitos, se confirma que persisten algunos de ellos entre los profesionales. Por ejemplo, uno de los más extendidos es la creencia de que la dislexia es causada por un déficit visoperceptual que genera la inversión de letras y palabras, y que verlas invertidas es la característica principal de la dislexia.

En cuanto a esto, el 70% de los profesionales acepta como real este mito. Los maestros y psicólogos tendrían muy arraigado el concepto erróneo es un déficit visoperceptivo y no se encontraba relacionado al procesamiento fonológico.

Diferencias entre docentes y otros profesionales

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Continuando con el análisis de las respuestas, se encontró una diferencia significativa, donde los maestros obtuvieron un menor número de respuestas correctas en comparación con estudiantes de psicología, psicopedagogía y profesionales que trabajaban en la atención clínica de niños. Por otro lado, no se observaron diferencias significativas entre el resto de los profesionales. Además, quedó en evidencia que aquellos que habían recibido entrenamiento específico en dislexia obtuvieron un significativo mayor porcentaje de respuestas correctas.

¿Cómo influyen los años de experiencia?

Para determinar si la edad o la experiencia afectaban el nivel de conocimiento, se realizó un análisis de correlación. Contrariamente a lo esperado, los hallazgos sugirieron que los participantes de mayor edad y con más años de experiencia tienden a tener un menor nivel de conocimiento sobre la dislexia comparados con aquellos más jóvenes.

Implicancias prácticas para profesionales de la educación

A pesar del abundante número de investigaciones científicas, sigue existiendo un gran desconocimiento entre educadores y otros profesionales acerca de la dislexia. Esto se refleja en la falta de certezas acerca de cuáles son las metodologías más efectivas para enseñar lectura y escritura. Además, también surgen dificultades vinculadas a cuál es la mejor manera de evaluarlas. En este sentido, se genera un vacío de conocimiento que contribuye a la desinformación y propagación de falsas creencias respecto a la dislexia.

Tal es así que se torna fundamental proporcionar a los profesionales de la educación una formación sólida en conocimientos básicos del lenguaje, métodos de enseñanza adecuados a la ortografía de cada idioma y sobre las dificultades de su aprendizaje. Pues solo así se podrán erradicar estos mitos y creencias erróneas, transformándolos en conocimientos respaldados por la ciencia.

¿Déficit fonológico o visoperceptual?

Como mencionamos anteriormente, uno de los principales mitos sobre la dislexia consiste en considerarla un déficit visoperceptual. Esto ha restringido la capacidad para detectar a pequeños con dificultades de lectura, ya que los docentes esperan encontrar problemas que no son característicos ni diferenciales de la dislexia. Asimismo, no evalúan los procesos que sí están afectados. Ejemplos de estos últimos serían la velocidad y errores de lectura, el limitado conocimiento ortográfico o las dificultades en el procesamiento fonológico. Esta creencia ha generado terapias sin fundamento, como el uso de lentes coloreados o ejercicios oculares para corregir los supuestos problemas visoperceptuales.

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Otros datos a considerar…

Retomando otro de los mitos observados, los profesionales con más años de experiencia y de edad cronológica fueron los que correlacionaron con el mayor porcentaje de repuestas incorrectas. La evidencia científica respecto a la dislexia, así como su detección e intervención, se encuentra en constante desarrollo. Por dicho motivo, queda clara la importancia de la formación y actualización profesional continua.

Limitaciones a tener en cuenta

Sin embargo, también es cierto que los autores nos advierten de algunos aspectos que deben ser considerados al interpretar los hallazgos. En primer lugar, hacen mención de la restricción de la muestra a maestros de educación básica, lo que puede no reflejar la diversidad de conocimientos en otros niveles educativos. Además, al basarse en autoinformes, existe el riesgo de sesgos en las propias respuestas. Por último, la falta de un enfoque longitudinal impide observar cambios en las creencias a lo largo del tiempo.

Reflexiones finales al abordar dificultades en la lectura

Este estudio revela un preocupante nivel de desconocimiento entre los profesionales de la educación acerca de la dislexia y su manejo. Se evidencia una falta de comprensión sobre la naturaleza del trastorno y su persistencia en la vida adulta.

Así, estos hallazgos subrayan la necesidad de una mayor formación y sensibilización en este ámbito, asegurando la detección temprana del trastorno y tratamientos pertinentes. Finalmente, si deseas adquirir herramientas para comprender y abordar dicha dificultad en el aprendizaje, te invitamos a conocer nuestro curso en dislexia, bases neuropsicológicas e intervención.

Referencia bibliográfica

  • Gómez, F., Ruiz, V., Gallardo, G. y Martínez, A. (2023). Conocimientos y falsas creencias sobre la dislexia entre profesionales de la educación. Revista Neuropsicología, Neuropsiquiatría y Neurociencias, 23(3).