En 2021 se publicó un artículo centrado en la interacción entre niños pequeños durante su segundo año de vida en un colegio de preescolar sueco. El mismo, consideró a los niños como actores sociales. El objetivo general fue explorar la interacción, comunicación y creación de amistades entre los infantes durante actividades de juego iniciadas por ellos mismos. Así, se percibe el juego como un terreno fértil para observar la interacción entre los más pequeños. ¿Cómo interactúan los niños de dos años con sus pares? ¿Cómo se caracterizan sus interacciones sociales? Lo exploraremos en la siguiente nota.
La perspectiva: Los niños como actores sociales
En el estudio llevado adelante por Engdah (2021), los infantes se conciben como actores sociales. Desde tal perspectiva, los niños pueden ser percibidos como actores y sujetos con propósitos, metas e intenciones sociales. Ser una persona social implica un desarrollo activo de habilidades sociales. Y, además, diversas estrategias parecen promover la agencia social que luego impactará en su salud mental. Así, la forma en que los niños enfrentan emociones fuertes o el impacto del estrés, por ejemplo, no solo tiene un impacto en su salud mental y sus logros, sino también en sus relaciones interpersonales.
Por otro lado, cada vez más se describe a los niños como nacidos con competencia social para la convivencia. En esta línea, la socialización se percibe como un proceso en el que el ser humano, relativamente competente, captura y maneja de manera activa y continua la sociedad y la cultura circundantes.
Asimismo, investigadores desde diversas perspectivas coinciden en que los primeros tres años de vida son críticos para el desarrollo y bienestar de los niños. Allí, toma papel protagónico la interacción social.
La ética de la niñez
Otra fuente importante de inspiración para el estudio proviene del campo de la sociología de la infancia. En ella, se cree que los infancias se construyen a través de las condiciones sociales y las acciones. De esta forma, la infancia se percibe como una institución social en la que los niños participan, constituyen y son constituidos por sus mundos sociales. Los menores aprenden del mundo adulto y, de manera recíproca, influyen en la cultura adulta, al mismo tiempo que participan y producen su propia cultura.
Adicionalmente, se les reconoce como sujetos con derechos y con el derecho de influir en la situación presente. Por lo que, estudiarlos desde una perspectiva orientada al niño se entiende como un intento de dirigir la atención de los adultos. Más específicamente, hacia una comprensión de las percepciones, experiencias y acciones en el mundo, acercándose a sus mundos.
La metodología: ¿Cómo interactúan los niños?
El estudio se caracterizó por un diseño etnográfico. La etnografía es un enfoque de investigación que se basa en la observación profunda. Con ello, buscando comprender la vida cotidiana de un grupo o comunidad específica. Además, también trata de entender las prácticas culturales, comportamientos, significados y contextos sociales desde la perspectiva de los participantes, permitiendo al investigador sumergirse en el entorno natural de estudio.
Ahora, para evaluar las interacciones sociales entre niños, es importante conocer a los mismos brindándoles atención. En este sentido, se valora estar mentalmente presente y, al mismo tiempo, dar espacio para que los pequeños conozcan al investigador.
Para favorecer esto, se eligió una observación participativa, ya que permite cercanía con los menores. Y supone, en definitiva, una necesidad clave en un estudio con una perspectiva infantil.
El foco
La atención se centró en las percepciones, experiencias y acciones de los niños. Más concretamente, la investigadora se esforzó por acercarse y obtener una visión de sus mundos. Al escuchar cuidadosamente, observar y analizar las formas en que los niños se comunican, los autores pudieron desarrollar una mejor comprensión de cómo los niños dan sentido a sus vidas. Se utilizaron notas de campo junto con fotos, grabaciones de vídeo y un diario del lugar. Acto y seguido, se elaboró un formulario detallado para el consentimiento de los padres.
Por supuesto, como el estudio se llevó a cabo con una perspectiva orientada al niño, se obtuvo el consentimiento informado también de los niños. Pues tienen el derecho de ser escuchados y tomar decisiones sobre cosas que influyen en su vida cotidiana. Por ello, cada día, durante las observaciones, se les preguntaba cómo estaban, atendiendo el lenguaje corporal, que puede indicar aceptación, oposición o negación.
Los resultados: Interacciones sociales entre niños
El análisis de las observaciones reveló tres fenómenos que muestran las interacciones sociales de los niños pequeños en el juego: El intercambio de turnos, la capacidad de adoptar la perspectiva de otro niño y la formación de amistades emergentes. Veamos un poco más de cada una de ellas.
Intercambio de turnos
Se observó que los pequeños se comunicaban de diversas maneras durante el juego, utilizando el cuerpo, sonido, habla y movimiento. Los intercambios de turnos eran frecuentes y requerían observaciones cuidadosas. Un ejemplo mostró cómo Theo (17 meses) y Max (2.5 años) interactuaron alrededor de un banco y una casa de juego. Este juego improvisado involucró aprendizaje social, emocional y motor.
Adoptar la perspectiva de otro niño
Los datos revelaron que los niños estudiaban cuidadosamente a sus compañeros, a veces adoptando la perspectiva del otro. Un ejemplo mostró a Leo (21 meses) y Robin (21 meses) jugando en una hamaca, exhibiendo una interacción que rara vez se informa en la investigación. Durante la actividad de patadas, los niños parecían tomarse pausas para mirarse intensamente a los ojos, indicando momentos de toma de perspectiva.
Amistad emergente
En cuanto a este aspecto, los resultados mostraron que los menores crean amistades emergentes al mostrar intencionalidad y agencia. Se observaron saludos, abrazos y acciones para iniciar el juego, indicando el comienzo de amistades. Además, los niños buscaban compañeros específicos para jugar y demostraban un interés consistente en los demás.
¿Qué nos deja el estudio? La riqueza de la niñez
En conclusión, los hallazgos subrayan la riqueza de las interacciones sociales entre los más pequeños. Respaldando la teoría de que son actores sociales, los niños revelan intenciones y competencias sociales desde temprana edad. Su interés continuo en el juego social y las acciones espontáneas sugieren que, incluso en la infancia, se establecen las bases para la formación de amistades emergentes.
Tales descubrimientos resaltan la importancia de las interacciones dirigidas y las experiencias compartidas en el desarrollo social temprano. Así, este estudio proporciona perspectivas valiosas sobre la naturaleza innata de la conexión humana desde la infancia. Por último, si estás interesado en conocer más sobre técnicas de regulación, te recomendamos nuestro curso en regulación emocional y mindfulness en la infancia, donde explorarás estrategias efectivas para promover el bienestar emocional en los más pequeños.
Referencia bibliográfica
- Engdahl, I. (2021). Toddlers as social actors in early education. Psicología, Conocimiento Y Sociedad, 11(1). https://doi.org/10.26864/pcs.v11.n1.5