La musicoterapia, como terapia complementaria en el tratamiento oncológico, conlleva muchos beneficios durante el proceso de salud-enfermedad. La música tiene una amplia representación neuropsicológica que accede directamente a la afectividad. Y, no solo esto, sino también en el control de los impulsos y las emociones. Así pues, estimula la comunicación verbal, no verbal y puede calmar y reorganizar el ritmo biológico de la persona con cáncer. Además de ayudar a reducir el dolor, la ansiedad y el estrés. Específicamente, se ha demostrado que tiene múltiples efectos beneficiosos en el tratamiento del cáncer infantil.

Para empezar ¿Qué es la musicoterapia?

La musicoterapia o terapia musical es un tipo de terapia psicológica que estudia el efecto de la música en el cuerpo humano. Utiliza los elementos musicales (armonía, melodía, ritmo, intensidad) como principales herramientas de trabajo.

El objetivo es generar nuevas formas de comunicación, rehabilitación física y neurológica. Con el fin de brindar una mayor calidad de vida para la persona (Benezon, 2011).

Asimismo, la musicoterapia no solo es una combinación de música y terapia, sino que constituye una terapia que sirve de apoyo a la propia terapia farmacológica, si se diera.

Por otro lado, este tipo de terapia se utiliza para niños, adolescentes y personas de la tercera edad. Se desarrolla en tres áreas: Prevención, asistencia terapéutica y rehabilitación. Ya sea un trabajo independiente o por equipos interdisciplinarios (Yáñez, 2011).

Pero, ¿cómo funciona la musicoterapia?

Antes que nada, es muy importante que la persona participe en los procesos terapéuticos junto con el musicoterapeuta. De esta manera, el profesional compartirá sus experiencias musicales para que el terapeuta pueda realizar las transformaciones necesarias.

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Por ello, ha de comprometerse e implicarse para que la terapia logre un mayor efecto. Y es que, el terapeuta y la música no son suficientes para que dichos efectos acontezcan (Bruscia, 2016).

Según Aigen (2005), la música como terapia es el agente principal para la transformación del consultante, tiene una influencia directa en la persona y su salud.

Así pues, el musicoterapeuta tiene como objetivo conectar a la persona con la música actuando como guía facilitador.

Este enfoque hoy se conoce como “musicoterapia centrada en la música”.

Ahora, la música en terapia es diferente, pues no es el único o principal agente de transformación. Se utiliza para aumentar los efectos de la relación paciente-terapeuta u otras modalidades.

Asimismo, su uso depende del objetivo principal del terapeuta. Que, en este caso, sería satisfacer las necesidades de la persona.

De este modo, para lograrlo, el profesional ha de utilizar cualquier medio que considere relevante y apropiado. Ya sea con música u otra modalidad terapéutica.

Beneficios de la musicoterapia

  • Fisiológicos: Implicación en las funciones orgánicas del cuerpo. Así como en el sistema nervioso central y periférico.
  • Sociales: Conlleva una experiencia gratificante para la persona dado que facilita la expresión emocional  y comunicación. Y, asimismo, evita la sensación de aislamiento. Además, al mismo tiempo, se fortalece la relación entre el profesional y el paciente.
  • Psicológicos: Reduce la ansiedad, fortalece la autoestima y facilita la aceptación. Por consiguiente, facilita la relajación y disminuye la percepción del dolor.
  • Intelectuales: Promueve la capacidad de atención, imaginación y creatividad. Y, junto a esto, mejora la memoria.

Terapia musical y cáncer infantil

En los últimos años, existe una implicación cada vez mayor de la musicoterapia en el campo de la medicina. Especialmente, en la oncología pediátrica.

Y es que, el cáncer y sus intervenciones tienen un gran impacto emocional en los niños. Considerando, que la mayoría no entiende todos los procedimientos o pruebas necesarias a las que se someten (American Cancer Society, 2014).

De hecho, la primera reacción que surge en los niños es el temor a un empeoramiento de la enfermedad. Y, junto a ello, un rechazo a los exámenes necesarios.

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Esto, a su vez, genera ansiedad, miedo a lo desconocido, tristeza o negatividad. Experimentadas no solo en los momentos más difíciles del tratamiento sino a lo largo de todo el proceso.

Así pues, el musicoterapeuta ha de trabajar estas emociones con el niño. Sin tratar de enmascararlas u ocultarlas.

De esta forma, ha de enseñarle estrategias de afrontamiento adecuadas y proporcionar la información pertinente (Lorenzato, 2005).

Siguiendo esta línea, las emociones mencionadas no solo son experimentadas por los niños, sino también por el contexto familiar. Además de los allegados y otros seres queridos.

Y es que, el entorno, de igual modo, necesita ayuda y asistencia. Especialmente, durante el proceso de atención a la enfermedad.

Parece que, por medio de este procedimiento de musicoterapia, el niño se siente protagonista. Esto es así gracias a una participación activa a través de la producción musical. O, incluso con el manejo de instrumentos sencillos. Pero, sobre todo, haciendo uso del lenguaje musical.

Por otro lado, una de las opciones que permite la técnica es la realización de sesiones grupales que pueden llevarse a cabo con la familia, círculo donde se podrán promover las habilidades sociales. Además de la participación en el proceso de composición e interpretación.

Práctica clínica

En primer lugar, existen varias técnicas clínicas que pueden utilizarse durante el servicio de musicoterapia.

Y, en segundo lugar, le corresponde al musicoterapeuta evaluar cuáles son las mejores analizando a cada paciente de acuerdo con sus necesidades. Por ello, es de gran importancia conocer el ISO de cada persona (ISO – I “Identidad” – SO “Sonido”).

De esta forma, han sido trabajadas diferentes técnicas. Tanto para el desarrollo emocional, expresión corporal como de corte cognitivo.

Los profesionales confirman los beneficios de la terapia en el tratamiento del cáncer pediátrico. Teniendo en cuenta, especialmente, la gravedad, pronóstico y estado general del paciente.

En los niños, estos múltiples beneficios afloran porque pueden expresar sus sentimientos a través de juegos musicales. Un aspecto que favorece su integración, mejora las capacidades de confianza, así como la adaptación a la nueva situación. Y, principalmente, la autoestima.

Este último aspecto, junto al objetivo de una mejora del autoconcepto, es de vital importancia. Teniendo en cuenta los cambios que puede tener el cuerpo tras los tratamientos.

La musicoterapia en otras áreas

Un artículo publicado en la Revista Latinoamericana de Enfermería (2019) reportó un dato revelador. Y es que, la musicoterapia también tiene resultados beneficiosos en personas con otras condiciones psicológicas o psiquiátricas.

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Entre estas, por ejemplo, la drogadicción. Algunas ventajas incluyeron una reducción del estrés, del dolor y una mejora de la autoestima.

Del mismo modo, se ha reportado su uso en personas con discapacidad, bebés prematuros y personas con esquizofrenia.

Así como en diversos tipos de demencia (por ejemplo, en alzhéimer) y pacientes con cuidados paliativos.

Concluyéndose, por tanto, que el sonido y sus representaciones son sorprendentes.

Y no solo porque intervienen directamente en el estado de conciencia del ser humano. Sino también por la influencia colectiva. Un aspecto que modifica, así mismo, el comportamiento de las personas.

Conclusión

Para finalizar, la música es una herramienta poderosa. Capaz de causar grandes cambios en la calidad de vida.

Y es que, tiene una gran influencia sobre los seres humanos en varios aspectos. Por ejemplo, liberando sustancias de placer en el cuerpo. Y, por ende, afectando al cerebro en su totalidad. E incluso, logrando un mejora en la sintomatología.

La terapia musical es un procedimiento que ofrece grandes beneficios para los niños con cáncer. De este modo, alivia el dolor crónico y la ansiedad. Especialmente, durante los procedimientos invasivos.

Y, además, ofrece momentos agradables durante las sesiones. Beneficiando, así, a los cuidadores. Personas que también necesitan ayuda para sí mismos y para un correcto apoyo.

Referencias bibliográficas

  • Aigen, K. (2005). Music-centered Music Therapy. Barcelona Publishers.
  • American Cancer Society (2014). Niños diagnosticados con cáncer: cómo afrontar el diagnóstico. https://www.cancer.org/es/tratamiento/los-ninos-y-el-cancer/cuando-su-hijo-tiene-cancer/despues-del-diagnostico/apoyo-a-los-padres.html
  • Benezon, R. (1988). Teoría de la musicoterapia. Aportes al conocimiento del contexto no verbal. Editorial Mandala.
  • Bruscia, K. (2016). Definiendo la Musicoterapia. Barcelona Publishers.
  • Lorenzato, K. I. (2005). Filling a Need While Making Some Noise. A music Therapist´s Guide to Pedia-trics. Jessica Kingsley Publishers.
  • Taets, G. G. D. C., Jomar, R. T., Abreu, A. M. M. y Capella, M. A. M. (2019). Effect of music therapy on stress in chemically dependent people: A quasi-experimental study. Revista Latino-Americana de Enfermagem27, e3115. https://doi.org/10.1590/1518-8345.2456.3115
  • Yáñez, B. (2011). Musicoterapia en el paciente oncológico. Cultura de los cuidados15(29), 57-73. https://doi.org/10.7184/cuid.2011.29.07.