Con casi absoluta certeza, hemos visto alguna serie o película donde aparece un interrogatorio. Sin duda, estos serán diferentes, pero tienen algo que podemos extraer en común: Interrogar es un arte. Desde la aclamada serie policial The Wire hasta otras más actuales como Breaking Bad, hasta películas como Puñales por la espalda (Knives Out) o Batman, podemos observar una cantidad ingente de interrogatorios. Todos ellos caracterizados por múltiples sesiones seguidas, con una duración excesiva, salas agobiantes, aislamiento, chantajes, mentiras o violencia. Pero ¿Por qué personas inocentes confiesan delitos? Y, sobre todo ¿Cuánto de ficción hay en la realidad? Veamos un poco más sobre ello.
Empecemos por un caso real
La vida de Huwe Burton, un adolescente de 16 años, cambió radicalmente un día al volver de la escuela. Al cruzar las puertas de su casa, se encontró a su madre muerta, apuñalada. Tras días de investigación confesó haberle apuñalado y asesinado. Pero ¿Por qué? ¿Realmente lo hizo?
Tres detectives le interrogaron en diversas ocasiones, utilizando la coacción como principal estrategia.
De esta forma, le aislaron de otros miembros de su familia, amenazaron y chantajearon.
No es de extrañar que creyera que la única forma de salir de allí y que la situación cesara pasaba por la confesión.
Así pues, se inventó una historia y firmo una hoja confesando que fue él quién mató a su madre.
Días más tarde los mismos detectives encontraron otro sospechoso, y Huwe mantuvo que confesó bajo coacción, pero no fue suficiente para salvarle de prisión.
Un total de 19 años. 6939 días. 416100 horas. Fue el tiempo que Burton permaneció encerrado en prisión por confesar haber cometido un delito del que era inocente.
Después de 10 años tras su salida de prisión, se eliminaron todos los cargos dado que los investigadores de su caso empleaban técnicas de interrogatorio que habían llevado a más personas a confesar en falso.
También se encontró que, efectivamente, aquel otro sospechoso fue el verdadero asesino.
El interrogatorio policial
La idea de que “solo los culpables confiesan” se inclina, de manera natural, a otorgar a la confesión una evidencia de culpabilidad máxima. Máxime cuando esta se considera (erróneamente) lo más válido a la hora de denotar culpabilidad (Diges, 2016).
Ahora, hablar de confesiones falsas conlleva incidir en el interrogatorio policial, que difiere significativamente de la entrevista.
Y es que, mientras que en esta última se persigue conocer cierta información de la persona entrevistada, el objetivo del interrogatorio es obtener una confesión del sospechoso (Inbau et al., 2004), que ya se presupone culpable.
Algo que recuerda a una práctica muy evidente del sesgo de confirmación de hipótesis (No nos iremos hasta que me digas lo que quiero oír o Sé la verdad, así que solo falta que lo digas).
Por esta razón, las técnicas de interrogatorio difieren cualitativamente de las técnicas de entrevistas.
Siendo estas primeras, por lo general, altamente coactivas, violentas, y cuyo fin es agotar, amenazar o hacer dudar al interrogado hasta que, eventualmente, confiesa.
Los errores más graves en un interrogatorio que hacen que las personas inocentes confiesan delitos
Existen 3 errores que se cometen secuencialmente a lo largo de un interrogatorio, y del proceso de justicia, que llevan a producir confesiones falsas: Error de clasificación, error de coacción y error de contaminación (Leo y Drizin, 2010).
- El primer error consiste en estar convencido de que el sospechoso es culpable. Esto, como hemos mencionado, guía el desarrollo de la investigación hacia el fin de confirmar dicha hipótesis. Esto se refleja claramente en el fragmento del interrogatorio entre los encargados del caso y los jóvenes de Harlem, de la serie Así nos ven (When they see us).
- Para ello, se emplean técnicas coactivas con el fin de que dicha persona confiese. Con lo que se cae en el segundo error. Trayendo a colación la escena de Instinto básico (Basic Instinct), por ejemplo, donde el detective muestra su arma en el interrogatorio.
- Por último, el tercero se produce cuando, una vez que la persona admite haber cometido el delito, se le alienta a dar una explicación por escrito sobre cómo ocurrieron los hechos. Aspecto que lleva a conferir más peso a dicha confesión y que ocurrió en el caso de Martin H. Tankleff. Quien, en un estado de shock y bajo coacción, escribió una confesión de un delito del que no era culpable.
¿De que fases consta un interrogatorio?
Se diferencian dos fases: Una primera de entrevista en la que se decide si el sospechoso es culpable o no y otra de interrogatorio (Inbau et al., 2004).
Ahora, para determinar la culpabilidad o no de alguien, no se emplea ningún tipo de conocimiento científico que pueda suponer prueba alguna ante un tribunal.
De hecho, se hace uso de estrategias de detección de mentiras en base a la evaluación de la conducta verbal, no verbal y paralingüística que no se basan más allá que en la intuición.
¿Y pasos?
Una vez decidido que el interrogado es culpable se pasa a la fase de interrogatorio, que consta de 9 pasos:
- Confrontación directa contra el sospechoso. Esto consiste en dejarle claro que se está convencido de su culpabilidad.
- Desarrollar el tema. El investigador toma una actitud empática para desarrollar confianza con el sospechoso. De esta forma, propone varios temas que le den una excusa moral para haber delinquido. Mayoritariamente, justificando y excusando “su participación en este”.
- Manejar las negaciones. Evitar que niegue los hechos repetidamente.
- Sobrellevar las objeciones. Tratar que el sospechoso se mueva de las negativas a mostrar signos de culpa.
- Retener la atención del sospechoso. Cuando este empieza a agotarse hay que reducir la distancia psicológica entre ambos. Para ello deberá, por ejemplo, acercarse, tocarle, generar contacto ocular, entre otros.
- Manejar el estado de ánimo pasivo del sospechoso. Conseguir generar sentimientos de remordimiento y culpa. Justificando el estrés experimentado (propio del interrogatorio) con la negativa a confesar.
- Presentar una cuestión alternativa. Se presentan dos opciones al sospechoso, ambas incriminatorias, donde una se caracteriza por la crueldad y la otra otorga una posibilidad de justificación o explicación.
- Conseguir que el sospechoso diga detalles del suceso.
- Convertir la confesión oral en confesión escrita.
Factores de riesgo
Gudjonsson (2018) mostró un listado de 17 factores de riesgo relacionados con confesar en falso. De hecho, resaltó cómo contexto influye incluso más que la personalidad. Los más relevantes son:
- El contexto (presión de la policía por resolver el caso, relación entre víctima y sospechoso, etc.)
- Factores del interrogatorio y custodia
- Desconocer los propios derechos
- Ser joven (especialmente menor de edad)
- Creer que la inocencia saldrá a la luz
- Problemas físicos y mentales
- Trastornos psicológicos del desarrollo
Conclusión
Si bien es cierto que no todo el mundo confiesa delitos en falso y que, posiblemente, la minoría lo haga, la realidad muestra que es un problema a la orden del día.
Estas confesiones se producen como consecuencia de unas actividades que desde luego violan Derechos Humanos y van en contra de toda razón investigadora.
Con esta nota, esperamos dar luz a por qué personas inocentes confiesan delitos. Algo, sin duda, más normal de lo que a simple vista pudiera parecer ante tales condiciones. Similar a lo que en su día ocurrió con el experimento de la cárcel de Stanford.
Referencias bibliográficas
- Diges, M. (2016). Testigos, sospechosos y recuerdos falsos. Estudios de psicología forense. Editorial Trotta.
- Gudjonsson, G. H. (2018). The Psychology of False confessions. Forty Years of Science and Practice. Wiley Blackwell.
- Inbau, F. E., Reid, J. E., Buckley, J. P. y Jayne, B. C. (2001). Criminal interrogation and confessions. Jones and Barlett Publishers.
- Leo, R. A. y Drizin, S. A. (2010). The three errors: pathway to false confession and wrongful conviction. American Psychological Association.