Sin duda, la mentira está a la orden del día. Desde aquellas que toman el nombre de la canción de Sabina y tienen cierta intención benevolente, como son las mentiras piadosas, hasta las que conllevan intenciones más profundas. Así, puede que constantemente nos preguntemos cómo poder detectarlas. Si bien se ha hecho uso de diferentes herramientas a lo largo de la historia como polígrafos, monitores de presión arterial, respiración, estrés vocal, indicios oculares, escáneres cerebrales y electroencefalogramas, no parece que la mentira produzca cambios fisiológicos. Ahora, lo cierto es que con la preparación adecuada se puede engañar con facilidad. Profundicemos en la importancia de detectar testimonios falsos en procedimientos judiciales y cómo saber si un testigo miente en el juicio.

Mentir y ocultar información en un juzgado puede llevar a una persona inocente a prisión

¿Cómo saber si un testigo miente en el juicio?

Entre los objetivos de los jueces y tribunales está saber quién comete falso testimonio.

Desde las ciencias forenses se puede contribuir al esclarecimiento de los hechos.

Pero ¿Cómo podemos diferenciar declaraciones verdaderas de falsas y saber si un testigo miente en el juicio? 

Los hechos reales tienen contradicciones

El discurso de las experiencias reales difiere del discurso de las experiencias no experimentadas o fabuladas.

Y es que, la contradicción en los hechos forma parte del funcionamiento natural de la recuperación de estos.

Es decir, si una experiencia se cuenta hoy exactamente igual que mañana y exactamente igual dentro de una semana, es posible que no sea verdadera.

Los testimonios verdaderos se contradicen en ciertos aspectos, dado que el cerebro reconstruye lo que naturalmente olvida.

De hecho, la memoria es una habilidad que puede ser contaminada, distorsionada y modificada. Y, si no, echemos un vistazo al estudio de los falsos recuerdos que realizó la psicóloga Elizabeth Loftus.

Las declaraciones verdaderas contienen mayor riqueza de detalles e información emocional

Depende, contienen en general más información sobre pensamientos y sentimientos. Sin embargo, en el lenguaje que usan las personas que emiten una mentira pueden aparecer las siguientes premisas:

  • Proporcionan más información sobre los demás y menos referencias a uno mismo. Además, usan menos pronombres personales y pueden hablar en tercera persona para desvincularse de la farsa. Veámoslo con un sencillo ejemplo, una persona que miente diría de sí misma: “Mariano, esta muchacha está despechada y por eso se lo inventa todo”.
  • Pueden no mencionar el nombre de la persona sobre la que mienten. Por ejemplo: “Ese hombre me violó”, en lugar de usar: “Mariano me violó”. Pero cuidado, en ocasiones las víctimas reales con traumas completos desarrollados a raíz del delito no suelen verbalizar el nombre del culpable. Pues la sola mención ya implica una confrontación emocional fuerte.
  • Las personas que mienten suelen ser más negativas y emplear un lenguaje artificial. Por ejemplo: “Perdona, he llegado una hora tarde porque no ha sonado la alarma del móvil. Qué estúpido es este teléfono. Un día lo voy a tirar por la ventana”.
  • Describen los hechos con mucha sencillez, pues es muy difícil para el cerebro crear una mentira muy compleja. A pesar de esto, suelen usar frases demasiado largas, introduciendo palabras que no son necesarias. Además de detalles irrelevantes. Cuando los detalles irrelevantes y sin carga emocional no se suelen guardar en la memoria.

Las mentiras se cuentan siempre igual

Cada vez que una vivencia real se cuenta se cambia ligeramente. Es decir, se va reconstruyendo. Sin embargo, la curva de memoria no afecta a los sucesos inventados, solo a los reales. 

De modo que, al repetir un relato prefabricado o no vivenciado, este se presentará como una reproducción del anterior.

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Los relatos falsos suelen ser excesivamente consistentes (no se contradicen) y largos.

Además, inventarse mentiras requiere mayor esfuerzo cognitivo y produce un patrón diferente en el uso del lenguaje.

En las falsedades el paso del tiempo no tiene efecto negativo sobre la capacidad de retención.

Sin embargo, los hechos realmente experimentados no siempre se cuentan igual. Como hemos visto, nuestra memoria no es perfecta y existen múltiples factores que afectan a la capacidad de retención. 

Los seres humanos no somos capaces de recordar todo lo que vivimos y, en ocasiones, olvidamos aspectos fundamentales

Los procesos de codificación y retención son los culpables de la pérdida de información de los recuerdos verdaderos. El recuerdo verdadero se asemeja al juego del “teléfono escacharrado”.

En cada paso la información original se va transformando y deteriorando. De forma que el testimonio final es una caricatura de la declaración original.

Si la víctima se muestra totalmente segura en su declaración tiende a ser considerada verdadera, incluso cuando existen otras pruebas que exculpan al acusado

La seguridad que muestran los testigos les dota de una apariencia falsa de veracidad. Sin embargo, curiosamente el hecho de tener dudas y mostrar inseguridad sobre lo acontecido se da frecuentemente en víctimas reales.

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De hecho, existen muchos tópicos sobre la credibilidad de las víctimas.

Tal es así que, por ejemplo, en delitos contra la libertad sexual muchos jueces creen tener una capacidad especial para detectar a quienes mienten.

Sin embargo, otros consideran que la víctima debe tener un trauma emocional muy grave para que el hecho sea cierto, cuando la mayoría de las víctimas que han sufrido un ataque sexual no presentan psicopatología de carácter severo.

Conclusión

La detección de personas que mienten en el ámbito jurídico es una cuestión muy relevante a la hora de impartir justicia.

Creer ciegamente a las víctimas es un grave error, igual que asumir muchos tópicos sobre la credibilidad de estas.

En esta breve nota hemos podido leer un poco más sobre cómo saber si un testigo miente en el juicio.

Y es que, en las investigaciones criminales, a veces, el único modo de llegar a la verdad es a través de las declaraciones testificales por no existir ningún otro medio de prueba.

Por ello, en dichos casos, al tribunal le interesa determinar con la máxima fiabilidad posible la credibilidad de tales declaraciones (Manzanero y González, 2015).

A la hora de analizar un testimonio, los psicólogos forenses tienen que solicitar a la persona que haga un relato mediante discurso libre de todo lo sucedido, intentando no obviar nada y proporcionando un alto número de detalles, pues todo es importante para el análisis posterior.

Así pues, para determinar si un contenido tiende a la credibilidad, ha de ser analizado con extremo detalle.

Estos profesionales realizan los análisis de credibilidad del testimonio con el objetivo de asesorar a jueces y tribunales. Dado que es realmente importante que estos se mantengan informados de los avances en la psicología del testimonio. Y, así, saber cómo un testigo miente en el juicio.

Referencias bibliográficas

  • Manzarero, A. L. y González, J. L. (2015). Modelo holístico de evaluación de la prueba testifical (HELPT). Papeles del Psicólogo, 36(2), 125-138. https://www.papelesdelpsicologo.es/pdf/2568.pdf
  • Redondo, L. (2021). Propuesta de una técnica para la evaluación forense en violencia sexual a mujeres [Tesis de Doctorado, Universidad de Vigo]. Repositorio Institucional – Universidad de Vigo. http://www.investigo.biblioteca.uvigo.es/xmlui/bitstream/handle/11093/2616/RedondoGutierrez_Laura_TD_2021_AA.pdf?sequence=4&isAllowed=y