Más de la mitad de los adultos entre 18 y 65 años han padecido cefalea en el último año. Esto, sin contar que la incidencia aumenta en edades más tempranas en la vida que antes. Sin embargo, a nivel mundial, suelen ser subestimadas y no reciben el tratamiento apropiado. De hecho, la sustitución de ayuda profesional por medicamentos de venta libre para autocontrolar los síntomas es una práctica muy común. Lo cierto es que esta tarea no solo es médica, sino también social. Teniendo en cuenta que la cefalea no solo supone un dolor de cabeza sino que su efecto va más allá, incidiendo en actividades escolares, sociales y desempeño laboral, entre otras. Además, del impacto cognitivo. Veamos un poco más qué es la cefalea y algunos tipos. A continuación.
¿Qué es la cefalea?
La cefalea es de los trastornos del sistema nervioso más comunes. Está caracterizada por recurrentes dolores de cabeza que pueden llegar a ser incluso incapacitantes. Tanto es esto que, en un estudio de la carga mundial de morbilidad (CMM) se posicionó como la tercera causa mundial de años perdidos por discapacidad.
Se calcula que, aproximadamente, más de un 50% de adultos ha sufrido cefalea en los últimos 12 meses y, al menos, un 30% de ellos ha padecido migraña (OMS, 2016).
Además, en los servicios de urgencias, la cefalea es de los síntomas más comunes y puede afectar a cualquier persona a nivel mundial, a pesar de las variaciones según factores demográficos y socioeconómicos (Macaya Ruiz y Pozo-Rosich, 2016).
Tipos de cefalea
La Sociedad Internacional de Cefaleas (International Headache Society, 2018, en inglés) hace una clasificación de los tipos existentes junto con los síntomas más comunes para su diagnóstico.
Y es que, hay más de 300 tipos de cefalea distintos. Veamos los más comunes.
Tensional
Presenta una prevalencia mayor entre los 30 y los 39 años y afecta casi al 80% de la población, siendo la cefalea más común.
Esta patología varía mucho en cuanto a duración, frecuencia y gravedad y su diagnóstico se basa en la ausencia de otros hallazgos más comunes en distintas cefaleas primarias.
Se caracteriza por ser de una intensidad leve y presentarse de tres formas distintas (Volcy, 2008):
- Infrecuente: Un día al mes o 12 días al año.
- Frecuente: Entre 1 y 15 días al mes o entre 12 y 180 días al año.
- Crónica: Más de 15 días al mes o 180 al año.
En racimos
Con una prevalencia de, aproximadamente, 3 de 1000 adultos, este tipo es de las cefaleas más dolorosas. De hecho, el 90% de los afectados llega a experimentar ataques diarios durante semanas o meses, llamados periodos de racimos.
Estos periodos están divididos por intervalos sin dolor que se pueden prolongar a lo largo de meses, llamados periodos de remisión.
El otro 10% restante “sufre un patrón más crónico marcado por ataques que persisten por más de 1 año sin periodos de remisión o con periodos de remisión muy cortos” (Abarca, 2016).
Normalmente, el dolor se concentra en un ojo que puede enrojecerse y lagrimear. Asimismo, esto se acompaña de obstrucción en las fosas nasales del lado afectado.
Migraña o jaqueca
Principalmente, afecta a mujeres (debido a las hormonas) entre los 35 y los 45 años, aunque suele aparecer en la pubertad.
Además, tiene un carácter hereditario y se suelen encontrar antecedentes familiares de migraña.
Así mismo, generalmente, dura toda la vida y se caracteriza por una intensidad moderada-severa de episodios recurrentes de dolor en un lado de la cabeza y que duran desde unas horas hasta 2-3 días.
Con esto, también se pueden presentar náuseas y, en los niños, reportarse síntomas abdominales.
Según Fabregat y Obach (2018) se pueden dividir entre:
- Migraña con aura: Ocurre en un 20% de los casos. Al dolor de cabeza le preceden síntomas motores, sensitivos, visuales o del lenguaje.
- Migraña sin aura: Es el tipo más común y se presenta en un 80% de los casos. Es importante señalar que alguien que padezca de migraña con aura también puede presentar episodios sin ella.
De rebote
Caracterizada por un consumo excesivo de analgésicos para tratar otras cefaleas, pudiendo llegar a afectar hasta un 7% de la población, principalmente a mujeres. Se presenta de forma opresiva, persistente y, generalmente, es peor al despertar (OMS, 2016).
¿Qué puede incrementar la cefalea?
Dependiendo del tipo de cefalea que se tenga hay determinadas actividades que pueden potenciar su aparición o incrementar los síntomas.
Por ejemplo, en el caso de la migraña, suele empeorar con la realización de actividad física y la cefalea tensional tiene una relación estrecha con el estrés y problemas musculares en el cuello.
De hecho, tal y como señalan Fabregat y Obach (2018), existen desencadenantes muy concretos como el esfuerzo físico, al practicarlo en una intensidad muy alta en lugares con gran altitud o con temperatura muy elevada; actividad sexual, preorgásmica u orgásmica, produciéndose en los lados de la cabeza; e ingesta de comida muy fría.
Otros desencadenantes puede ser la depresión, ansiedad, alcohol, falta de sueño e ingesta excesiva de cafeína. O, incluso, sostener el cuello y la cabeza en una posición que no es la común. Es interesante resaltar que alimentos como algunos tipos de quesos o el chocolate también pueden provocarlas.
Por otro lado, es importante resaltar como factores de riesgo el aumento de la edad, sexo femenino, enfermedades adicionales, ingesta regular de medicamentos, de analgésicos para otras enfermedades, trastornos de dolor crónico, problemas de salud mental y alergias (Nieswand et al., 2020).
¿Qué se puede hacer para evitar la cefalea?
Para el tratamiento de la cefalea se necesita personal bien capacitado con el fin de una correcta detección que proporcione el medicamento adecuado al caso concreto.
Asimismo, dependiendo del caso, se pueden recomendar modificaciones en el modo de vida, como estiramientos de cuello, hombros, brazos, espalda y cabeza, controlar la respiración, nadar o caminar.
Incluyendo, además, la relajación regular o la terapia cognitiva conductual. Técnicas que deben ir acompañadas de psicoeducación.
Así mismo, hay que considerar que el uso de la tecnología digital está asociado con un incremento de dolores de cabeza. Con lo que minimizar su uso, especialmente a la hora de dormir, favorecerá la higiene del sueño.
Ahora, en caso de que una persona coexista con tipos de cefaleas diferentes y no llegue a cumplir con los criterios exactos del diagnóstico, es conveniente consultar con un médico.
Conclusión
El estilo de vida moderno en los países industrializados es uno de los factores determinantes en el aumento de la incidencia. Por esta razón, se requiere de una atención cuidadosa en cualquier entorno clínico. Sin subestimar los síntomas detectados.
Por otra parte, la salud mental tienen que ocupar el lugar de prioridad que merece. Pues los síntomas de ansiedad y depresión aparecen en un porcentaje de casos con cefalea.
Referencias bibliográficas
- Abarca, A. (2016). Cefalea en racimos. Medicina Legal de Costa Rica, 33(1), 246-253. https://www.revista-portalesmedicos.com/revista-medica/cefalea-en-racimos-rasgos-principales-y-tratamiento/
- Fabregat, N. y Obach, V. (16 de mayo de 2018). Tipos de Cefalea. Hospital Clínic de Barcelona. https://www.clinicbarcelona.org/asistencia/enfermedades/cefalea
- Goadsby, P. J., Lantéri-Minet, M., Michel, M. C., Peres, M., Shibata, M., Straube, A., Wijeratne, T., Ebel-Bitoun, C., Constantin, L. y Hitier, S. (2021). 21st century headache: Mapping new territory. The Journal of Headache and Pain, 22(1), 19. https://doi.org/10.1186/s10194-021-01233-7
- Macaya Ruiz, A. y Pozo-Rosich, P. (2016). Guía práctica diagnóstico terapéutica de la cefalea del adulto y el niño en urgencias. Sociedad Española de Neurología. Luzan 5, S. A. http://cefaleas.sen.es/pdf/GuiaCefalea-adulto-nino.pdf
- Nieswand, V., Richter, M. y Gossrau, G. (2020). Epidemiology of Headache in Children and Adolescents—Another Type of Pandemia. Current Pain and Headache Reports, 24(10), 62. https://doi.org/10.1007/s11916-020-00892-6
- Organización Mundial de la Salud. (8 de abril de 2016). Cefaleas. Datos y cifras. https://www.who.int/es/news-room/fact-sheets/detail/headache-disorders
- Sociedad Internacional de Cefaleas. (2018). Comité de clasificación de la cefalea de la Sociedad Internacional de Cefaleas (IHS). International Headache Society, 38(1), 1-211. Doi: 10.1177/0333102417738202
- Volcy, M. (2008). Cefalea tipo tensional: diagnóstico, fisiopatología y tratamiento. Acta Neurológica Colombiana, 24(3), 14-27. http://www.acnweb.org/acta/2008_24_S3_13.pdf