A lo largo de la vida, el ser humano se encuentra expuesto a acontecimiento de eventos traumáticos. Situaciones que pueden impactar en la persona de tal modo que llegue a desarrollar un trastorno de estrés postraumático (TEPT), entre otros. Uno de los procedimientos que más respaldo ha tenido para su tratamiento es la desensibilización y reprocesamiento por los movimientos oculares (EMDR), basada en la estimulación de atención dual bilateral. Y, a la altura de otras técnicas como la terapia cognitivo-conductual centrada en el trauma o la exposición prolongada. Indaguemos un poco más en el trauma psicológico y la técnica EMDR.

¿Qué es el trauma? 

El trauma psicológico es la experiencia individual y única de un incidente, una serie de incidentes o un conjunto de condiciones duraderas en las cuales se sobrepasa la capacidad del individuo para integrar su experiencia emocional.

Esto es, la persona pierde su capacidad para mantenerse presente, comprender lo que está sucediendo, integrar sus sentimientos y darle un sentido a la experiencia vivida (Saakvitne et al., 2000).

Algunos tipos de trauma psicológico

El trauma por exceso está relacionado con experiencias traumáticas que tienen que ver con el maltrato físico, emocional o el abuso sexual.

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En este, también se incluyen eventos relacionados con la ruptura entre el niño y su cuidador primario, por ejemplo, un divorcio, enfermedad o muerte.

Por otro lado, el trauma por defecto, tiene que ver principalmente con la negligencia física o emocional. 

Así mismo, el cuerpo también produce estímulos internos que necesitan ser procesados o descargados con la ayuda de otra persona que provee las condiciones necesarias para que puedan ocurrir.

Este es el trauma oculto, descrito por Bureau et al. (2010), que se refiere a la incapacidad del cuidador para modelar la desregulación afectiva. 

El trauma pre-verbal está basado en recuerdos infantiles según estados emocionales sin imágenes, donde cursan emociones como la soledad y el miedo.

Esto acontece porque los menores no suelen tener una suficiente consolidación cortical para poder almacenar los recuerdos de manera explícita. Por ello, se quedan almacenados de forma implícita (Wallin, 2007).  

El trauma de traición, por otra parte, es un término utilizado para referir un tipo de trauma independiente de la reacción del propio trauma psicológico. Ocurre cuando la gente o las instituciones de las que la persona depende para sobrevivir, violan su confianza o bienestar. La rabia es una emoción central en este tipo (Kelley et al., 2012).

Cuando no se sana el trauma y se deja pasar

El trauma, como las heridas infectadas, queda como un corte abierto supurando pus constantemente. Por tanto, para cerrarla hay que extraer toda esa infección, curándola adecuadamente. Cuando el trauma se enquista y no se procesa, puede reflejarse en el cuerpo, como el caso de trauma pre-verbal, haciéndose cada vez más difícil y requiriendo más tiempo su trabajo.

Trauma y técnica EMDR: ¿Para qué sirve?

Además, cualquier evento que tenga que ver con el trauma original, es posible que abra aún más esta herida que comentamos. Por ejemplo, un adolescente que sufrió acoso escolar por su sobrepeso.

Años más tarde, conoce a una pareja que comienza a criticarle por su aspecto físico.

Probablemente, la persona del caso anterior, está sintiendo el dolor de la crítica de su pareja sumado al dolor inicial. Pudiendo experimentar síntomas de ansiedad, tristeza, depresión e insomnio, entre otros. O incluso, el desarrollo de síntomas o cuadros asociados como anorexia o bulimia.

Trauma y técnica EMDR

Francine Shapiro acuñó el término de EMDR en el año 1978, reportando que los recuerdos traumáticos que se almacenaban de manera disfuncional, subyacían a muchos trastornos psicológicos.

El EMDR (Eye Movement Desensibilization and Reprocessing, en inglés) es una técnica psicológica basada en la neurociencia y el procesamiento de la información en el cerebro (Novo Navarro et al., 2018).

Esta terapia reporta una alta eficacia probada científicamente, tanto en los síntomas del trauma y la externalización de los problemas de conducta, u otros cuadros que imposibiliten el funcionamiento adecuado en el día a día de la persona (Hoogsteder et al., 2021).

Funciona “desatascando”, por así decirlo, recuerdos traumáticos o dolorosos que contienen emociones que el cerebro no pudo procesar en diferentes etapas de la vida. Tales recuerdos, y sus respectivas emociones, se mantienen en el hemisferio derecho sin ser del todo procesados por el izquierdo, encargado de traducir en palabras y dar sentido a lo que ocurre.

¿Cómo se aplica la técnica EMDR en el trauma?

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El especialista indicará a la persona que se enfoque en un recuerdo traumático.

Mientras, realizará una estimulación ocular bilateralizada en la que el paciente tiene que mirar de derecha a izquierda siguiendo el dedo del profesional con sus ojos, la luz de una máquina, escuchar sonidos por un oído u otro; o por medio de ligeros golpecitos en cada uno de los hombros (tapping).

Cuando los ojos se mueven de izquierda a derecha, y viceversa, se pone en marcha el reprocesamiento del recuerdo y las emociones reprimidas en un hemisferio (derecho) fluyen al otro libremente (izquierdo).

De esta forma, aumenta el acceso a los recuerdos episódicos y componentes de la memoria de trabajo, habiendo un reprocesamiento del recuerdo como uno neutral y reduciendo la intensidad emocional (Jeffries y Davis., 2013).

Esto provoca que la tensión, síntomas o nerviosismo que presenta la persona, desaparezca progresivamente a medida que se trabaja en las sesiones. Además, el EMDR también hace hincapié en las creencias limitantes que acompañaron el trauma.

Conclusión

Sin duda, un trauma psicológico puede afectar al desarrollo del funcionamiento de la persona, entre muchos aspectos. Y, aún más, si se observan síntomas relacionados con el estrés después de 6 meses o más tras el evento. En cuya situación hablaríamos de una trastorno psicopatológico.

Aunque se trabaja mucho el trauma con EMDR, hay que tener presente que la técnica es como una exposición en imaginación, con el añadido de los movimientos oculares. Aspecto, entre otros, por el que ha sido sumamente criticada y por el que existe, en algunas entidades, cierto recelo en su uso. Así pues, todas las críticas y limitaciones del procedimiento serán expuestas en otra nota.

Referencias bibliográficas

  • Bureau, J.-F., Martin, J. y Lyons-Ruth, K. (2010). Attachment dysregulation as hidden trauma in infancy: Early stress, maternal buffering and psychiatric morbidity in young adulthood. The Impact of Early Life Trauma on Health and Disease, 48-56. https://doi.org/10.1017/cbo9780511777042.007
  • Digiulio, S. (2021). Treating Trauma With EMDR. Prevention73(1), 27-28.
  • Hoogsteder, L. M., ten Thije, L., Schippers, E. E. y Stams, G. J. J. M. (2021). A Meta-Analysis of the Effectiveness of EMDR and TF-CBT in Reducing Trauma Symptoms and Externalizing Behavior Problems in Adolescents. International Journal of Offender Therapy & Comparative Criminology, 1. https://doi-org.ezproxy.usal.es/10.1177/0306624×211010290
  • Jeffries, F. W. y Davis, P. (2013). What is the Role of Eye Movements in Eye Movement Desensitization and Reprocessing (EMDR) for Post-Traumatic Stress Disorder (PTSD)? A Review. Behavioural & Cognitive Psychotherapy41(3), 290-300. https://doi-org.ezproxy.usal.es/10.1017/S1352465812000793
  • Kelley, L. P., Weathers, F. W., Mason, E. A. y Pruneau, G. M. (2012). Association of life threat and betrayal with posttraumatic stress disorder symptom severity. Journal of Traumatic Stress, 25(4), 408-415. https://doi.org/10.1002/jts.21727
  • Novo Navarro, P., Landin-Romero, R., Guardiola-Wanden-Berghe, R., Moreno-Alcázar, A., Valiente-Gómez, A., Lupo, W., García, F., Fernández, I., Pérez, V. y Amann, B. L. (2018). 25 years of Eye Movement Desensitization and Reprocessing (EMDR): The EMDR therapy protocol, hypotheses of its mechanism of action and a systematic review of its efficacy in the treatment of post-traumatic stress disorder. Revista de psiquiatria y salud mental, 11(2), 101-114. https://doi.org/10.1016/j.rpsm.2015.12.002
  • Saakvitne, K. W., Gamble, S. J., Pearlman, L. A. y Lev, B. T. (2000). Risking connection: A training curriculum for working with survivors of childhood abuse. Sidran.
  • Stolorow, R. (2011). World, affectivity, trauma. Routledge.
  • Wallin, D. J. (2007). Attachment in psychotherapy. The Guilford Press.