Dentro de los trastornos de la conducta alimentaria podemos encontrar la anorexia nerviosa, bulimia nerviosa, trastorno por atracón y otros trastornos alimentario especificados. Centrándonos en el primero, la anorexia nerviosa es un trastorno potencialmente grave, prolongado y multisistémico. Suele comenzar en la adolescencia y requiere de una intervención especializada y multidisciplinar. No con esto, es crucial prestar atención a todo lo que involucra la salud mental. Y es que, se ha de tener en cuenta la alta comorbilidad con el trastorno depresivo mayor y el trastorno de ansiedad generalizada, entre otros. Además de la posible tendencia de carácter suicida. Veamos, a continuación, algunos aspectos clave de la anorexia nerviosa.
¿Qué es la anorexia nerviosa?
La anorexia nerviosa (AN) se engloba según las clasificaciones actuales, concretamente el Manual diagnóstico y estadístico de trastornos mentales (Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders, Fifth Edition; DSM-5, en inglés), dentro de los Trastornos de la Conducta Alimentaria (TCA). Es un trastorno psiquiátrico de comienzo en la infancia o adolescencia que se caracteriza por la excesiva restricción de la ingesta. Aspecto que puede generar una malnutrición progresiva y alteraciones a nivel de la psique específicas (alteraciones de la imagen corporal o temor a ganar peso, por ejemplo) (Calvo y Argente, 2019).
¿Cuáles son los síntomas de la anorexia nerviosa?
Los síntomas clave de la anorexia nerviosa incluyen:
- Un temor profundo a aumentar de peso.
- Una percepción errónea de estar con sobrepeso a pesar de un peso considerablemente bajo.
- Pérdida de peso significativa que conduce a la malnutrición.
- Signos físicos como resultado del adelgazamiento extremo, incluyendo piel seca, pérdida de cabello y amenorrea por al menos tres ciclos.
- Síntomas psicológicos como tristeza, ansiedad, irritabilidad y aislamiento.
- Tendencias hacia el perfeccionismo y la autoexigencia, junto con baja autoestima.
Y los síntomas más habituales son:
- Distorsión de la imagen corporal.
- Malnutrición.
- Problemas digestivos.
- Deficiencia de calcio.
- Cambios bioquímicos en la sangre.
Además, cabe destacar que la teoría de la mente y anorexia son dos conceptos que, aunque pueda no parecerlo, están vinculados. En este sentido, se ha observado que quienes presentan este trastorno manifiestan capacidades empáticas y de mentalización reducidas.
Ahora, existen también trastornos alimentarios no específicos que, aunque no cumplen todos los criterios clínicos, causan problemas. Siempre es importante iniciar el tratamiento antes de una pérdida de peso significativa o la pérdida del ciclo menstrual.
Criterios diagnósticos de la anorexia nerviosa
Los criterios de diagnóstico según el DSM-5, la quinta edición del Manual Diagnóstico y Estadístico de Trastornos Mentales, proporcionan pautas claras para la identificación y clasificación de este trastorno alimentario:
- Restricción de la ingesta de energía en relación con los requerimientos, lo que lleva a un peso corporal significativamente bajo para la edad, sexo, etapa de desarrollo y salud física del paciente. Un peso significativamente bajo se define como un peso que es menor que el peso normal mínimo o, en niños y adolescentes, menor que el peso mínimo esperado.
- Miedo intenso a aumentar de peso o engordar, o comportamiento persistente que interfiere con el aumento de peso, a pesar de que el paciente tiene un peso significativamente bajo.
- Trastorno en la forma en que experimenta el peso o la forma del cuerpo, influencia indebida del peso corporal o la forma en la autoevaluación, o falta persistente de reconocimiento de la severidad del bajo peso corporal actual.
Designación de subtipo
La designación de subtipo es un aspecto crucial para comprender la diversidad y complejidad de este trastorno alimentario. Según el DSM-5 encontramos los siguientes:
- Tipo restrictivo: Durante los últimos 3 meses, el paciente no ha tenido episodios recurrentes de atracones o purgas (es decir, vómitos autoinducidos o el uso indebido de laxantes, diuréticos o enemas). La pérdida de peso se logra principalmente a través de dieta, ayuno, ejercicio excesivo o todos estos métodos.
- Tipo de atracones y purgas: Durante los últimos 3 meses, el paciente tiene involucrados episodios recurrentes de atracones o conductas de purga (es decir, vómitos autoinducidos o el mal uso de laxantes, diuréticos o enemas).
Severidad actual
Por último, destacamos la evaluación de la severidad actual en el abordaje de la anorexia nerviosa, permitiendo una comprensión más precisa del estado clínico y funcional del individuo afectado por este trastorno alimentario. El bajo peso corporal levemente severo está definido como definido como un IMC de ≥17. En este sentido, moderadamente severo se define como un IMC de 16-16,99, severo como un IMC de 15-15,99 y extremadamente severo determinado como un IMC <15.
¿Cuál es la epidemiología?
Los trastornos de la conducta alimentaria constituyen un problema grave y frecuente. De hecho, la prevalencia de la AN según el DSM-5, entre mujeres, se sitúa en torno al 4% y las edades de aparición suelen ser estar comprendidas entre los 14 y 18 años. Aunque también se ha observado un número significativo de casos en edad prepuberal.
Así mismo, la prevalencia puede ser cinco veces superior en mujeres en comparación con varones. Y, según se reporta, durante la pandemia mundial por el COVID, se ha detectado en España un incremento muy significativo de la patología TCA. Sobre todo, en la población infanto-juvenil (García, 2021).
Con esto, se trata de un problema grave de salud dado que ocasiona una morbilidad médica y psiquiátrica muy importante. Y es que, tienden a la cronificación, precisando de un tratamiento multidisciplinar, largo y complejo, con fases en las que se obtiene una mayor estabilidad y otras de recaída. Por otra parte, la etiología de los TCA es multifactorial, incluyendo factores genéticos, biológicos, psicológicos y culturales.
Consecuencias médicas de la anorexia nerviosa
Es muy importante destacar que este trastorno puede conllevar consecuencias médicas relevantes y graves. Entre ellas, destacamos:
- Alteraciones cardiovasculares: Bradicardia e hipotensión debidas a disbalances del sistema nervioso autónomo o alteraciones electrocardiográficas. Como, por ejemplo, arritmias auriculares, anomalías en el intervalo QT u otras enfermedades cardiovasculares.
- Gastrointestinales: Disminución de la motilidad gastrointestinal. Lo que puede genera estreñimiento crónico y refractario secundario al abuso de laxantes, esofagitis grave e incluso ruptura de esófago asociada con vómitos inducidos.
- Neurológicas secundarias a la desnutrición: Atrofia cortical y dilatación ventricular.
- Hematológicas: Anemia, leucopenia (neutropenia relativa y linfocitosis), trombocitopenia y disminución de los niveles de fibrinógeno, función celular inmune alterada
- Bioquímicas: Asocidas a vómitos, diuréticos, laxantes.
- Renales: Descenso de la filtración glomerular, incremento de urea y creatinina plasmáticas, alteraciones de electrolitos, edema y nefropatía hipokaliémica, poliuria.
- Hipercolesterolemia: Elevación del C-LDL y normalidad en C-HDL y C-VLDL. Los niveles de triglicéridos son normales
- Endocrinas: Hipogonadismo hipogonadotropo (amenorrea), alteraciones tiroideas (síndrome eutiroideo).
Restablecimiento de un peso corporal saludable
Debe efectuarse un programa de tratamiento integrado, llevado a cabo por un equipo multidisciplinar que incluya al menos profesionales de diversos campos. Entre ellos, del ámbito de la pediatría, endocrinología, psiquiatría, psicólogía y enfermería.
¿Objetivos?
Los objetivos terapéuticos han de cumplirse como una prioridad estricta. Estos incluyen el prevenir la muerte del paciente, que la enfermedad se cronifique o comenzar la recuperación física y mental.
Sumado a lo anterior, el fin del tratamiento psiquiátrico radica, entre otros, en la intervención sobre los hábitos alimentarios anómalos, el temor a la ganancia de peso o distorsión de la imagen corporal. Aspectos a los que se suma desde el trabajo sobre la baja autoestima hasta las dificultades con las relaciones familiares, sociales y los trastornos asociados (ansiedad, depresión o síntomas del trastorno obsesivos-compulsivos, por ejemplo) (Calvo y Argente, 2019).
Para todo ello, la terapia cognitivo-conductual (TCC) se vuelve una herramienta eficaz. Así mismo, hay que tener en cuenta que, aunque el tratamiento farmacológico no es esencial en muchos pacientes con AN, en otros puede ayudar a mejorar algunos síntomas (Muñiz Ribas, 2019).
Evolución y pronóstico de la anorexia nerviosa
La evolución clínica, cuando se inicia en el adolescente, excepcionalmente termina en 4 o 5 años. Aproximadamente, el 60-70% de los pacientes con AN obtienen una recuperación total (física y psicopatológica), mientras que el 20-25% tienen remisiones parciales.
Por otro lado, en torno a un 20-25% de los pacientes se convierten en crónicos. Situándose el porcentaje de mortalidad en el 0,5- 1% por año de observación. Se ha reportado que las causas más frecuentes de mortalidad engloban la malnutrición grave, complicaciones gastrointestinales, infecciones y suicidio.
Avances en la comprensión y tratamiento de los trastornos alimentarios
Los científicos han identificado que los trastornos alimentarios surgen de una compleja interacción de factores genéticos, biológicos, psicológicos y sociales. Sin embargo, a pesar de muchos avances, persisten interrogantes sin resolver.
Actualmente, se están realizando investigaciones sobre la genética, la función cerebral y el comportamiento para mejorar la comprensión y el manejo de estos trastornos. En esto, las neuroimágenes y los estudios genéticos están aportando información valiosa sobre cómo los individuos responden a tratamientos específicos.
- Genética: Se están estudiando distintas combinaciones genéticas para identificar posibles variantes del ADN vinculadas al riesgo de trastornos mentales.
- Neuroimágenes: El uso de resonancias magnéticas (RM) está contribuyendo a una mejor comprensión de los trastornos alimentarios. Estas pruebas, ya utilizadas en trastornos como la esquizofrenia, el trastorno obsesivo-compulsivo y la depresión, podrían revelar cómo las personas con trastornos alimentarios procesan la información.
- Investigación psicológica y conductual: Finalmente, ante la escasez de estudios previos debido a las dificultades inherentes a esta investigación, se están llevando a cabo nuevos estudios para llenar el vacío en el conocimiento sobre dichos trastornos.
Conclusión
Queda en evidencia la gravedad que puede conllevar padecer una AN y la necesidad de, ante los primeros signos de alarma, acudir en busca de ayuda profesional para iniciar una intervención eficaz. Y, sobre todo, con la mayor brevedad posible.
Un aspecto que reseñar, antes de terminar, es el papel que juega la vergüenza, los sentimientos o evaluaciones negativas y las distorsiones cognitivas en todos los trastornos alimentarios. Abordar esto, haciendo uso de la educación sobre la etiología, el mantenimiento de los trastornos alimentarios, la percepciones erróneas que se tienen a la hora de buscar ayuda y cómo aumentar el accesibilidad a los tratamientos basados en la evidencia, es crucial. Para trabajar en casos de anorexia o bulimia desde una perspectiva interdisciplinaria, te recomendamos nuestro curso de intervención en trastornos de la conducta alimentaria.
Referencias bibliográficas
- American Psychiatric Association. (2013). Diagnostic and statistical manual of mental disorders (5th ed.). https://doi.org/10.1176/appi.books.9780890425596
- Calvo, M. a. T. y Argente, J. (2019). Trastornos del comportamiento alimentario. Aeped.es. Recuperado el 8 de diciembre de 2021, de https://www.aeped.es/sites/default/files/documentos/19_trastornos.pdf
- Fisher, C. A., Skocic, S., Rutherford, K. A. y Hetrick, S. E. (2019). Family therapy approaches for anorexia nervosa. Cochrane Database of Systematic Reviews, 5, CD004780. https://doi.org/10.1002/14651858.CD004780.pub4
- García, M. (2021, Enero). La pandemia del Covid dispara los casos de anorexia y bulimia. Redacción médica. Recuperado de: https://www.redaccionmedica.com/secciones/psiquiatria/covid-pandemia-dispara-casos-anorexia-bulimia–7162
- Morales Allende, M. F. y Galván Sánchez, G. (2021). Características clínicas de anorexia nervosa extrema. Reporte de caso. Revista de la Facultad de Medicina, 64(2), 26-30. https://doi.org/10.22201/fm.24484865e.2021.64.2.04
- Muñiz Ribas, B. (2019). Eficacia de la terapia cognitivo conductual en el tratamiento de la anorexia nerviosa. Revista de enfermería, 42(3), 216-227. https://medes.com/publication/142426
- Nechita, D., Bud, S. y David, D. (2021). Shame and eating disorders symptoms: A meta‐analysis. International Journal of Eating Disorders, 54(11), 1899-1945. https://doi.org/10.1002/eat.23583