En la era digital actual, el comportamiento sexual entre los jóvenes se ve influenciado por fenómenos como el sexting, el intercambio de mensajes sexuales a través de dispositivos tecnológicos. Un fenómeno que plantea interrogantes sobre su impacto en la salud mental juvenil. En este sentido, un estudio realizado por Mori y colaboradores (2019) buscó explorar la relación existente entre las conductas sexuales y la salud mental. Específicamente, los autores se preguntaron: ¿Cómo se relaciona el sexting y la salud mental de los jóvenes? ¿Qué factores influyen en dicha asociación? Investigar tales preguntas es crucial para comprender la intersección entre el comportamiento sexual, el uso de la tecnología y la salud mental en la juventud actual.
Sexting: Necesidad de un enfoque integral
Durante la última década ha surgido como una práctica común entre los jóvenes, impulsada por la omnipresencia de los dispositivos tecnológicos. La investigación inicial se centró en su prevalencia, revelando que, aproximadamente, 1 de cada 4 jóvenes lo practica, siendo una tendencia en aumento. Sin embargo, la comprensión de los riesgos asociados con el sexting continúa siendo ambigua.
Mientras algunos estudios sugieren vínculos entre comportamientos como la actividad sexual y el uso de sustancias, otros no encuentran tales asociaciones. Una discrepancia que dificulta la implementación de programas educativos efectivos. Por lo que, después de una década de investigación, se necesita un metaanálisis para abordar estas discrepancias y proporcionar una visión más clara.
Y es que, aunque se han realizado revisiones de la literatura, ninguna se ha centrado exclusivamente en adolescentes ni ha llevado a cabo un análisis metaanalítico. Destacando la necesidad de una investigación más exhaustiva en el campo.
¿Cómo se realizó el metaanálisis?
En primer lugar, este estudio siguió las pautas Preferred Reporting Items for Systematic Reviews and Meta-Analyses (Elementos de informes preferidos para revisiones sistemáticas y metaanálisis, PRISMA, en inglés) y buscó abordar tales discrepancias mediante un metaanálisis exhaustivo. Para lograrlo, estableció una definición universal de sexting y analizó sus implicaciones en la salud y el comportamiento adolescente.
Para lograrlo, un bibliotecario especializado en ciencias de la salud llevó a cabo búsquedas exhaustivas en bases de datos en junio de 2016, actualizándolas en abril de 2018. Se restringieron los resultados a publicaciones comprendidas entre los años 2000 y 2018. El término sexting se identificó mediante la búsqueda de una variedad de frases y palabras clave, utilizando operadores de adyacencia y truncamiento para abarcar diversas formas de ortografía y expresión. Por otro lado, para capturar el concepto de adolescentes, se emplearon términos de texto, encabezamientos específicos de bases de datos y criterios de edad cuando estuvieran disponibles.
El proceso de selección
De 1,672 artículos únicos, se excluyeron 1,431 tras la revisión de los resúmenes. Tras una verificación minuciosa de 226 estudios, se identificaron 26 que cumplían con los criterios de inclusión. Adicionalmente, existieron 3 de ellos que fueron excluidos. Lo anterior, debido a su baja calidad metodológica. De esta forma, se tuvieron en cuenta un total de 23 estudios para la síntesis metanaalítica, donde la edad media de los participantes fue de 14.9 años, y el 52.1 % eran mujeres.
Por otro lado, un aspecto curioso a destacar es que solo una investigación utilizó un diseño longitudinal. Mientras que las demás emplearon diseños transversales o analizaron datos transversales de estudios longitudinales en curso.
Comportamiento y actividad sexual
De esta forma, 16 estudios no superpuestos se utilizaron para estimar el tamaño del efecto combinado de entre el sexting juvenil y la participación en la actividad sexual. Con ello, se descubrió que los jóvenes que practicaban sexting tenían 3 veces más probabilidades de haber participado en actividad sexual. Por otro lado, 7 investigaciones (dentro de las cuales participaron 29,559 personas) profundizaron entre el vínculo entre dicha práctica juvenil con la ansiedad y la depresión. El tamaño del efecto combinado en los estudios fue significativo.
¿Existe una relación con el consumo de alcohol y drogas?
En otro orden de ideas, 8 estudios (31,255 participantes) examinaron las asociaciones entre el sexting entre jóvenes y el consumo de alcohol. Además, 5 investigaciones (8,487 participantes) hicieron énfasis en el sexting entre jóvenes y el consumo de drogas, mostrando heterogeneidad estadísticamente considerable entre los estudios. En los datos, la edad emergió como un moderador con un fuerte impacto. Por último, 4 investigaciones (10,356 participantes) ahondaron sobre las asociaciones entre el sexting entre jóvenes y el consumo de tabaco, donde la edad también fue un moderador fundamental.
¿Qué podemos concluir de estos resultados?
El presente metaanálisis ofrece una visión consolidada de las conductas sexuales y los riesgos de salud mental asociados con el sexting juvenil. Destacando principalmente que los jóvenes que lo practican tienen mayores probabilidades de participar en conductas de riesgo. Las mismas incluyen el consumo de sustancias, la ansiedad, depresión y delincuencia. Además de las relaciones con múltiples parejas y la falta de uso de anticonceptivos.
Entonces, si bien la exploración sexual es una parte natural del desarrollo, los adolescentes más jóvenes pueden ser más vulnerables a los riesgos asociados con el sexting. Y, por ende, la educación temprana puede ser crucial para mitigar estos riesgos y reducir la exposición al comportamiento de riesgo en la adolescencia tardía y la adultez temprana. Consecuentemente, los mencionados hallazgos subrayan la importancia de incorporar la salud y ciudadanía digital en las discusiones sobre educación sexual.
Ciertas limitaciones
Pese a los resultados descritos, es importante señalar que los metaanálisis, aunque valiosos, tienen limitaciones. Por ejemplo, el hecho de que no establecen causalidad.
Por otro lado, el sesgo del evaluador pudo haber afectado la validez de ciertos resultados, y algunas variables moderadoras no se analizaron debido a la falta de datos. Como el contexto relacional influye en la asociación entre sexting y conductas de riesgo, se recomienda una estratificación detallada de hallazgos futuros por contenido, contexto y formato del mismo para una comprensión completa del fenómeno.
Comprender el sexting con un enfoque integral
Aunque asociado con conducta sexual y salud mental, es ahora considerado un fenómeno normativo en la era digital. Las leyes en EE. UU., Europa y Canadá reflejan tal perspectiva, reconociendo casos donde puede ser inofensivo o dañino. Más investigación es crucial para comprender la relación entre el sexting, el comportamiento sexual y la salud mental, así como para identificar los mecanismos subyacentes y factores de riesgo.
Así pues, se deben priorizar iniciativas educativas para equipar a los jóvenes con las habilidades necesarias para enfrentar los desafíos en un mundo tecnológico. Para aprender más sobre el impacto neuropsicológico de la tecnología, te recomendamos nuestro curso en neuropsicología y telepantallas.
Referencia bibliográfica
- Mori, C., Temple, J., Browne, D. T. y Madigan, S. (2019). Association of Sexting With Sexual Behaviors and Mental Health Among Adolescents. JAMA Pediatrics, 173(8), 770. https://doi.org/10.1001/jamapediatrics.2019.1658