En las relaciones sentimentales monógamas, no son dos, sino tres, tu pareja, tú, y la relación. El concepto cultural de pareja se mueve en un paradigma biopsicosocial, al igual que sus integrantes. En esta nota vamos a incidir en el apartado psicológico y cómo se retroalimenta con lo social. Profundicemos en las distorsiones cognitivas en relaciones sentimentales o de pareja, sirviéndonos de algunos ejemplos.

Primero, ¿qué son las distorsiones cognitivas?

Las distorsiones cognitivas son procesamientos rápidos y erróneos de la información procedentes tanto del exterior como de nosotros mismos. Lo cierto, es que funcionan como filtros y, aunque la mayoría son desadaptativos, algunos sí nos sirven para adaptarnos, pero solo a corto plazo (por ejemplo, para no experimentar dolor emocional o malestar psicológico).

Podríamos decir que son una especie de atajos mentales malhechos. Además, este tipo de errores en el procesamiento de la información se multiplican cuando la persona se encuentra inmersa en cuadros de ansiedad o depresión. Por ello, es importante darse cuenta cuándo aparecen y, así, poder detectarlos.

¿Qué tienen que ver con las relaciones sentimentales?

Ahora, preguntémonos también, ¿cómo afecta la conceptualización cultural de la relación sentimental a las distorsiones? Quizás, alguna respuesta a esto pueda resultar en una afirmación del tipo: El hombre es racional y la mujer emocional. Nada más lejos de la realidad. El problema surge cuando estos razonamiento falaces se utilizan para explicar dicho tipo de conflictos en la pareja.

Sesgos por doquier

Aunque, si bien es cierto que hay algunas características que son más comunes en hombres y otras en mujeres, no hay un cerebro masculino ni femenino que provoca tales clichés, según la neurocientífica Daphna Joel.

Y, además, esto es contrastado por medio de técnicas de neuroimagen como la tomografía por emisión de positrones (PET) o la resonancia magnética funcional (RMf), entre otras. Lo cierto es que, los estereotipos de género y los mitos del amor romántico influyen tanto en los estilos comunicativos empleados, como las percepciones y sentimientos experimentados de los miembros de la relación.

De alguna forma u otra, nos adaptamos y no cuestionamos las formas de relacionarnos debido a las distorsiones cognitivas. Especialmente, esto se debe a un sesgo conocido, el status quo, donde se tiende a creer erróneamente que si la manera de interaccionar está establecida de una determinada forma es porque es la correcta. Sin embargo, no tiene por qué. Como apreciamos, estamos rodeados de distorsiones cognitivas. Veamos algunos ejemplos de las distorsiones cognitivas y después cómo impactan en la pareja.

Algunas distorsiones cognitivas y sus ejemplos en relaciones sentimentales o de parejas

Inferencia arbitraria

Un clásico. Nos quedamos con una parte de la información (por distintos motivos) y, a raíz de ello, creamos una idea, expectativa o creencia. Por ejemplo: El otro día me dio una contestación un poco tajante, creo que me quiere controlar. 

¿Y si resulta que tenía un mal día? Como se puede observar, la conclusión a la que se llegó en el ejemplo anterior no tiene por qué estar sustentada en evidencias sólidas. Muchas veces, estas se sostienen bajo premisas de carácter parcial o que no son consistentes.

Falacia circular y abstracción selectiva

Las falacias pueden funcionar como sesgos o ser productos de uno. En este caso, se complementa con la abstracción selectiva. La falacia circular trata de argumentar la primera premisa con la segunda, y la segunda con la primera. Y, por su parte, la abstracción selectiva es similar a la inferencia arbitraria, solo que no se conforma una creencia rígida al respecto. El problema en ambas reside en que solo se contempla una parte de muchas otras tantas que crean un todo.

Aquí, un ejemplo: Las mujeres necesitan a un hombre que las guíe, no puedo mostrar debilidad ni ceder en nada. El sexismo es otro sesgo cognitivo, resultado de estas creencias erróneas y que, además, se retroalimenta.

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Generalización

¿A quién no le ha pasado? Nos apresuramos tanto, anticipándonos, para evitar pasar por las mismas experiencias. Otro clásico: Cuando dejan de ser atentos como al principio de la relación es porque te van a dejar. Ya me ha pasado 3 veces. 

Lo cierto es que, si una persona lanza una moneda al aire 20 veces y las 20 veces sale cara, no implica que a la número 21 vuelva a salir. Ante ello, nos podemos encontrar en el discurso palabras como “siempre”, “todo”, “nadie”, etc.

Razonamiento emocional

Se suele establecer una relación directa entre lo percibido y lo real. Esto es, si una persona se siente mal concluye que es porque la situación es negativa. Tal distorsión es una postura muy rígida e irracional ya que lo que se siente es el resultado de muchas variables. Veámoslo: Siento que no valgo nada sin mi pareja, supongo que será cierto. Pero, quizás no se ha tomado el tiempo para pensar: ¿De dónde viene y cómo se ha podido formar tal emoción de invalidez?

Personalización

Se atribuye a cualquier suceso una causa personal, con frecuencia en los acontecimientos desagradables. Ayer jugando a la consola estaba muy soso, algo le habré hecho. Esta distorsión se relaciona mucho con la sensación de culpa. Sin embargo, lo que se expone no tiene por qué deberse a una causa de la que uno sea responsable, ni para bien ni para mal.

Maximización y minimización

A veces, también se suele ampliar un suceso y darle más relevancia de la que a priori tiene, o bien disminuir su impacto. A continuación, dos ejemplos de dichos sesgos respectivamente: Estoy seguro de que por no saber darle placer sexual el resto de la relación ya no importa. Llora por todo, así que no creo que lo que le dijese fuera para tanto. Estos dos supuestos pueden suponer conflictos y malentendidos de cara a una relación.

Pensamiento dicotómico

Blanco o negro. No hay más. Sin embargo, es bien sabido que se pueden mezclar ambos colores y ver la cantidad de escalas de grises resultantes, o más interesante, crearlos. Si me quiere, sabrá qué es lo que deseo sin preguntarme. Si no lo sabe, es que no me quiere. En este ejemplo, vemos además un poco de pensamiento mágico con una fuerte influencia de los mitos del amor romántico. Por poner una respuesta alternativa, quizás no sea por falta de amor, sino por falta de atención.

Recursos de afrontamiento de las distorsiones

Distorsiones cognitivas en relaciones sentimentales

Puedes ver cómo el cerebro dificulta, a veces, las relaciones sentimentales en un intento de querer hacernos sentir bien. Dicho esto, a continuación indicaciones y recursos que son útiles para cuando caemos en atajos mentales un tanto perjudiciales.

Indicaciones para las distorsiones cognitivas

Hay que poner a prueba, de una forma segura, esta serie de distorsiones y pensamientos irracionales. Por ello, la educación sexoafectiva, emocional y psicológica son fundamentales para tener una base sólida con la que abordar las situaciones problemáticas.

Adaptarnos a una forma de comunicación asertiva, para que se pueda captar mejor la intencionalidad de la pareja, comprendiendo y no rebatiendo. Asimismo, las discusiones no tienen por qué ser destructivas ya que se tratan de un desencuentro debido a percepciones diferentes. Algo clave, establecer límites a los demás y, sobre todo, a uno mismo.

Es tal el pensamiento contaminado por las distorsiones que, en numerosas situaciones, provoca que nos expongamos y llevemos a cabo comportamientos perjudiciales hacia nosotros mismos. ¿Por qué? Entre muchos factores, quizás cierta presión social para seguir un modelo relacional monógamo romántico.

No con esto, si la situación sobrepasa las capacidades de la persona para afrontarla, es importante contar con la ayuda de profesionales. Sobre todo, aquellos especializados en salud mental, como la figura del psicólogo. De esta forma, los recursos mencionados podrán desarrollarse en un proceso de autoconocimiento de la mano de un conocedor del campo.

Conclusión

Las capacidades cognitivas alcanzan otro nivel cuando hablamos de amor, relaciones sentimentales y exclusividad sexo-afectiva. Y es que, este nivel tiene sus luces y sombras. En cuanto a eso último, la conceptualización de las relaciones se enmarca en un modelo monógamo, heteronormativo y patriarcal, lo que, lejos de ser una guía, puede suponer rigidez e inflexibilidad.

Una rigidez que va desvaneciéndose paulatinamente mediante la reflexión y libertad de elección. Precisamente, esta inflexibilidad es la que provoca todo el mencionado conjunto de distorsiones cognitivas en las relaciones sentimentales o de pareja, sexismos y, por ende, malestar. Para evitarlo, comunicación asertiva, postura receptiva y actitud proactiva de escucha, comprensión y empatía. Factores claves para evitar que este tipo de pensamientos distorsionados boicoteen tanto a la pareja como a sus miembros.

Referencias bibliográficas

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