A finales de los noventa, Eyes Wide Shut (Ojos bien cerrados, en español) irrumpió como una obra que, sin traicionar el sello de Kubrick, se aventuró por un territorio que amplía los límites de su filmografía. Esta vez el foco se posa sobre el deseo erótico, la intimidad conyugal y aquellas zonas de sombra que persisten incluso en vínculos aparentemente sólidos. Una cartografía de impulsos y fantasías, la transgresión y la rutina. En consecuencia, esto la hizo una propuesta disruptiva para el cine comercial de su época. Eso sí, coherente con la obsesión kubrickiana por los mecanismos que gobiernan la conducta humana. Dicho esto, veamos más ¡Contiene spoiler!

El deseo como fuerza viva

El deseo en la película "Eyes Wide Shut"
Higginson, T. (2021). En el mundo de Kubrick, Eyes Wide Shut no tuvo miedo de empujar los límites. Y más de 20 años después sus temas todavía evocan discusión y controversia. [Imagen de la película]. Recuperado de www.themoviebuff.net

El impulso erótico puede reflejarse como aquello que transforma percepción, límite y conflicto interior. Cuando hablamos de deseo, tenemos que tener en cuenta que este es como un estado motivacional dinámico, sensible a formatos sensoriales sutiles.

Ya sea por cómo Alice, frente al espejo, se coloca los pendientes y deja caer el vestido sobre los hombros, la luz roza la piel, una frase se carga de promesa, cómo un repliegue del otro convoca urgencia y pregunta. En resumen, el deseo es un proceso dialéctico, vivo y versátil.

Contexto, novedad y transgresión

¿Por qué Kubrick hace que lo más excitante en Eyes Wide Shut sea lo prohibido? La máscara, la puerta semidescubierta, el pasillo hermético, todo convoca lo desconocido. El deseo es la novedad y transgresión. Bill atraviesa un umbral invisible, y con ese paso la atracción estalla, encendida por el miedo y el desconcierto. Que es lo que muchos identificarán con ese conocido magnetismo de lo prohibido.

Fantasía antes que consumo

Una de las tensiones medulares de la película de Kubrick es que lo real en sí (el acto) nunca llega. Es la imaginación la que excita. Alice, por ejemplo, confiesa su deseo por otro. Y lo que Bill no vive es, precisamente, lo que le embelesa.

Y es que, las zonas no realizadas tienen un poder fascinante: la mente construye, anticipa, prolonga. Tenemos que considerar que las fantasías sexuales no son mero escape, funcionan como reguladores emocionales. Es decir, espacios donde el deseo se proyecta y se transforma antes que se extinga (Sævik y Konijnenberg, 2023).

¿Qué tiene que ver el deseo y el poder?

Higginson, T. (2021). Eyes Wide Shut se inspiró en la novela de 1926, Traumnovelle. [Imagen de la película]. Recuperado de www.themoviebuff.net

La gran mascarada erótica, además de sexo, es geometría de poder. Bill observa a hombres vestidos de negro, una élite jerárquica realizando un ritual cuidadosamente coreografiado.

Está ese deseo y control entrelazado, donde el último se exhibe en la anonimidad y estructura rígida del rito. No olvidemos aquí que la excitación sexual puede intensificarse en dinámicas donde el estatus o la sumisión son visibles. Es más, son gatillos fuertemente moduladores del deseo (Jozifkova et al., 2012).

El llamado efecto de la amenaza

Es curioso que Bill cuando es amenazado, a pesar del miedo, y estar en esa ex-citación, sigue indagando. Hay un peligro, un miedo que no mata el deseo, lo sustenta. ¿Dónde encuentra Bill alivio entre deseo y amenaza? Aparentemente, en ningún lado.

La vulnerabilidad de la verbalización de la fantasía

Si los hombres supierais… Le dice Alice a Bill durante la conversación en la que confiesa que fantaseó con un oficial de marina. Algo que desmonta la idea de que su deseo estaba siempre bajo control o dirigido solo hacia él.

Hay una escena determinante y recurrente. Cuando Alice dice más con su silencio que con sus palabras. Bill recibe esa confesión como un golpe íntimo. Irremediablemente, no puede contener el efecto que la fantasía o el sueño produce en ella.

Algo más común de lo que parece en muchas relaciones. Al final, este tipo de auto-revelación provoca un terremoto emocional. Ya que, introduce vulnerabilidad real. Obliga a ambos a mirar más allá de la incomodidad. Y es que el deseo en una relación no siempre está dirigido exclusivamente hacia la pareja (Kimberley et al., 2025).

Rituales, anonimato y liberación

Higginson, T. (2021). Fue la última película de Stanley Kubrick, y según él, su mejor trabajo. [Imagen de la película]. Recuperado de www.themoviebuff.net

El secretismo erótico que impregna Eyes Wide Shut es liberador. Bill accede a un mundo delimitado por máscaras, normas implícitas, gestos inscritos en sombras y rituales. Por ello, lo que mueve el deseo es el anonimato que permite fluir sin vergüenza social.

Y, por cierto, en algunas culturas y prácticas eróticas contemporáneas (y también en rituales más formales de corte etnográfico), el anonimato y los marcos rituales desbloquean impulsos normalmente silenciados.

Ejemplos de lo anterior (menos extremos que una orgía enmascarada) pueden ser talleres de erotismo tántrico donde se acuerda no revelar información personal fuera del espacio. O hasta interactuar con desconocidos en un entorno en el que sabemos que no volveremos a verlos. Mismamente, un viaje en otra ciudad o una fiesta donde no conocemos a nadie.

Deseo como tela conectiva

Creo que deberíamos estar agradecidos… de haber sobrevivido… a todas nuestras aventuras… reales y soñadas (Alice).

Al final, Bill y Alice regresan a lo cotidiano. Pero ya han compartido lo inconfesable. Pues el deseo ya no es sombra insidiosa. Con lo que más extinguirlo, es situarlo. Esto es, saben que existe, que puede tomar direcciones imprevisibles, y que hablar de ello no necesariamente destruye el lazo, puede volverlo más consciente. Finalmente, la película concluye sin resolución dramática. Nada de reconciliación catártica ni ruptura definitiva.

Conclusión

Eyes Wide Shut es una película que despliega el deseo como fuerza viva. Y, si bien, Bill no encuentra paz sexual, encuentra reconocimiento de su frontera íntima. Kubrick nos recuerda que comprender el deseo implica también aceptar su ambigüedad, que puede nutrir el vínculo tanto como desafiarlo, y que vivirlo con los ojos bien cerrados es tan peligroso como abrirlos sin estar preparados para lo que veremos.

Referencias bibliográficas

  • Jozifkova, E., Bartos, L. y Flegr, J. (2012). Evolutional background of dominance/submissivity in sex and bondage: the two strategies?. Neuro endocrinology letters33(6), 636-642.
  • Kimberley, M. L., Jones, S. A. y Elliott, J. M. (2025). A Content Analysis of Reasons for Disclosing Sexual Fantasies and Partner Responses. Journal of sex research62(3), 421-432. https://doi.org/10.1080/00224499.2024.2310085
  • Sævik, K. W. y Konijnenberg, C. (2023). The effects of sexual shame, emotion regulation and gender on sexual desire. Scientific reports13(1), 4042. https://doi.org/10.1038/s41598-023-31181-y
  • Warner Bros. (Productor), y Kubrick, S. (Director). (1999)Eyes wide shut [Película]. Warner Bros. Pictures.