Desde su estreno en 2023, Poor Things (Pobres Criaturas, en español) se convirtió en una de las películas más comentadas del año. Con una narrativa visualmente provocadora y una trama profundamente simbólica, esta historia desata reflexiones complejas sobre el cuerpo, la libertad y el deseo. La película no solo juega con los límites del género cinematográfico, sino que también pone en escena los efectos psíquicos de experiencias límite y la reconstrucción de la identidad tras el sufrimiento. Pero, ¿cómo se puede pensar el universo de Poor Things desde la identidad, el cuerpo y el trauma?
Una historia de fragmentos
En el centro del film está Bella Baxter (interpretada por Emma Stone), una mujer que, tras una intervención científica ficticia, revive con el cerebro de un feto. El punto de partida es deliberadamente irreal, pero plantea una pregunta profunda: ¿Cómo se forma una identidad cuando los recuerdos, las experiencias y los límites corporales se alteran desde el inicio?
La huella del trauma temprano
A medida que avanza el relato, Bella se enfrenta a distintas formas de opresión, erotismo, autonomía y violencia. Este punto conecta directamente con lo que diversos enfoques psicológicos han propuesto sobre el trauma temprano y la integración corporal. Según estudios contemporáneos, cuando una persona atraviesa eventos estresantes graves en etapas sensibles del desarrollo —como violencia sexual, abandono o despersonalización— su sentido de identidad puede verse fragmentado, afectando también la percepción del cuerpo como propio (Van der Kolk, 2014).
Aunque la película opera en el terreno de la fantasía, la metáfora de una mujer que debe reaprender a habitar su cuerpo y su deseo resuena con muchas historias reales. Por eso, el vínculo entre Poor Things y el trauma no es solo temático. También es estructural: la conmoción no es narrada como un evento, es como una condición que organiza toda la experiencia subjetiva de la protagonista.
El cuerpo como territorio de poder
Otro eje fundamental que plantea la película es el del control sobre el cuerpo femenino y su papel en la construcción de la identidad. Bella es observada, manipulada y deseada por distintos hombres que proyectan en ella sus propios anhelos o expectativas. Sin embargo, a lo largo del relato, logra tomar decisiones cada vez más conscientes, resignificando su propia imagen corporal y su forma de estar en el mundo.
Desde una mirada psicosocial, Poor Things permite pensar cómo el trauma puede verse anclado no solo en vivencias individuales, sino también en estructuras de poder más amplias. De hecho, investigaciones en psicología feminista demuestran que muchas mujeres que han sido objeto de control, cosificación o violencia, desarrollan trastornos vinculados a la imagen corporal, la disociación o la dificultad para establecer límites emocionales (Zurbriggen et al., 2010).
La expresión del deseo
A su vez, otro de los elementos más llamativos es cómo Bella expresa su deseo sin culpa, sin códigos morales heredados ni vergüenza. Lo anterior ha generado debates en la crítica y en las redes sociales, ¿es una visión liberadora o una visión ingenua? Desde una perspectiva psicológica, podría interpretarse como un intento de recuperar la agencia sobre el propio cuerpo y sobre el goce, algo que muchas personas afectadas por experiencias traumáticas luchan por reconstruir.
Entre ficción y memoria emocional
El cine tiene el poder de representar lo innombrable. En el caso de Poor Things, no se trata de ofrecer una historia realista sobre el trauma. Al contrario, busca crear una experiencia estética que remueve, incomoda y moviliza. Esa incomodidad es central, porque tal como ocurre en el trabajo terapéutico, hablar de lo traumático no siempre significa recordar hechos, sino revisar los efectos que deja en el cuerpo, la mirada y la narrativa de uno mismo.
Un espejo de lo real
En esa clave, el fenómeno Poor Things ha generado una ola de comentarios, ensayos y reflexiones acerca de la identidad y el cuerpo, tanto en el mundo académico como en redes sociales. No es solo una película provocadora, es un espejo deformado de preguntas muy reales, ¿qué define quiénes somos?, ¿cómo se sobrevive a lo que no se puede recordar?
Cerrar los ojos para volver a mirar
En definitiva, Poor Things no trata sobre un experimento médico absurdo, sino de una subjetividad que emerge desde el trauma, que se forma en el cruce entre deseo, cuerpo y dolor. La película no apunta a reducir una categoría clínica, apunta a reconocer que, detrás de la estética excéntrica y del humor oscuro, late una historia de transformación profundamente humana.
Porque incluso en la ficción más extraña, siguen resonando preguntas universales. Por ejemplo, ¿de qué forma se sobrevive a una historia que no se eligió? ¿Cómo se reescribe el propio guion cuando todo parece haber sido escrito por otros?
Referencias bibliográficas
- Van der Kolk, B. A. (2014). The body keeps the score: Brain, mind, and body in the healing of trauma. Viking.
- Yorgos Lanthimos (Director). (2023). Poor Things [Película]. Element Pictures; Film4; Searchlight Pictures.
- Zurbriggen, E. L., Gobin, R. L. y Kaehler, L. A. (2010). Trauma, attachment, and intimate relationships. Journal of Trauma & Dissociation, 11(2), 127-141. https://doi.org/10.1080/15299730903502953