La adolescencia es una fase crucial del desarrollo humano, marcada por profundos cambios físicos, emocionales y cognitivos. A pesar de ser una etapa definida como tal, no existe un consenso absoluto sobre los límites precisos de su inicio y finalización, variando según las perspectivas culturales y teóricas. Durante este período, las personas atraviesan transformaciones que afectan tanto su identidad como su forma de interactuar con el mundo, al tiempo que enfrentan nuevos desafíos en la gestión de emociones y toma de decisiones. A continuación, exploraremos los cambios cerebrales que subyacen a dichos procesos, la toma de riesgos característica y las particularidades de la psicopatología en la adolescencia.
Esta es una nota colaborativa realizada en el marco del festival Psicología al Sur (Primera edición). Autoras: Prof. Karina Fernandez, Lic. Violeta Erviti, Psic. Lucía Calvo Enseñat y Mariana Elizabeth Peralta.
Definamos el concepto de adolescencia
La adolescencia es una etapa madurativa que va desde los 12-13 hasta los 25 años, aproximadamente. Si bien está presente en todas las culturas, no existe una delimitación específica en cuanto a la edad de inicio y finalización. Por el contrario, autores proponen perspectivas variadas en torno a ello.
Relativo a sus características principales, podemos decir que la adolescencia es una etapa en la cual se visualizan cambios profundos que permiten al individuo desarrollar su autonomía y autoconocimiento. A la vez de que enfrenta duelos y redefine su identidad.
En dicho proceso, la socialización y búsqueda de independencia se entrelazan con la búsqueda de sensaciones y la oportunidad de exploración. Todo lo anterior, acompañado por grandes cambios que se dan en el cerebro dentro de este intervalo de tiempo. Pero, ¿qué sucede específicamente en el cerebro adolescente?
El cerebro adolescente: Algunos cambios cruciales
Como hemos mencionado, la adolescencia es una etapa de transformaciones significativas a nivel cerebral. Particularmente, en áreas vinculadas con la gestión emocional y la regulación del comportamiento. En dicho período, el cerebro experimenta cambios estructurales y funcionales que impactan en su conducta. Concretamente, durante esta etapa suceden cuatro cambios fundamentales:
- Poda sináptica: Las sinapsis que no se utilizan frecuentemente son eliminadas, lo que trae aparejada una disminución de la densidad sináptica. Este es un proceso dependiente del ambiente y experiencia.
- Mielinización: Los axones son cubiertos con una vaina aislante (vaina de mielina). Tiene por objetivo facilitar y hacer más rápida y estable la transmisión neuronal entre diferentes partes del sistema nervioso, mejorando la conectividad del sistema.
- Proliferación neuronal: Ocurre un crecimiento neuronal-glial y la formación de nuevas conexiones sinápticas.
- Plasticidad: Refiere a la capacidad del cerebro para adaptarse a los estímulos ambientales cambiantes. La adolescencia es un período especialmente sensible a este fenómeno.
Sumado a lo anterior, sucede que el córtex prefrontal, encargado de la toma de decisiones y el control cognitivo, se encuentra aún en desarrollo. Consecuentemente, se da lugar a que los adolescentes dependan más del sistema límbico, el cual se relaciona fuertemente con las respuestas emocionales (Dow-Edwards, 2019).
¿Por qué los adolescentes toman mayores riesgos?
Ya hemos visto que el cerebro humano aún se encuentra en pleno desarrollo en la etapa de la adolescencia. En particular, el córtex prefrontal es una de las últimas regiones en completar su desarrollo, a diferencia de otras áreas como el sistema límbico que maduran antes. Por tal motivo, ciertos modelos proponen que este desbalance madurativo entre el sistema socioemocional y el control cognitivo es el que contribuye a que los jóvenes ponderen la exploración y búsqueda de sensaciones (Blakemore, 2016).
En contraposición, otras perspectivas sugieren que los sistemas de control cognitivo y procesamiento de la recompensa (sistema de exploración) se desarrollan conjuntamente durante la adolescencia. Empero, a medida que el cerebro se va desarrollando, el sistema de control cognitivo se mantiene estable, y el sistema de exploración decae. A esto se le agrega la acumulación de experiencias y conocimiento, que aumenta de forma sostenida durante toda la vida, impactando en la toma de decisiones.
Psicopatología en adolescentes: Algo que ver
Todo lo referido al campo de las psicopatologías en la adolescencia representa un desafío significativo para la salud pública. Durante esta fase, muchos trastornos mentales comienzan a manifestarse.
La combinación de cambios hormonales, sociales y cerebrales hace que los adolescentes sean vulnerables a cuadros de depresión, ansiedad, trastornos de la conducta alimentaria (TCA), entre otros. En concreto, la prevalencia anual para cualquier trastorno mental es más del 40 % para la franja de 18-29 años. Especialmente, para trastornos del humor, ansiedad y abuso de sustancias.
Sin embargo, la naturaleza de dichos cuadros puede ser difícil de identificar debido a la propia fase de desarrollo en la que se encuentran. Las variaciones de humor, búsqueda de independencia e inclinación hacia el riesgo pueden parecer comportamientos típicos. Lo que dificulta la distinción entre, por un lado, conductas propias de los cambios que se producen en la adolescencia y, por otro, las diversas señales y síntomas de cuadros subyacentes.
Particularidades en el diagnóstico
¿Cómo se escriben los diagnósticos en la adolescencia? El diagnóstico en la adolescencia presenta particularidades únicas, ya que los síntomas pueden manifestarse de manera diferente en comparación con la población adulta. Los profesionales de la salud deben tener en cuenta la influencia del contexto social, familiar y educativo, lo que requiere de una evaluación cuidadosa y multifacética. A su vez, las herramientas de diagnóstico desarrolladas muchas veces resultan no ser completamente aplicables, ya que los adolescentes pueden tener dificultad para expresar sus emociones de manera abierta y directa.
Incluso, existe una tendencia a considerar que las conductas problemáticas que se manifiestan son simplemente una fase o que se superarán con el tiempo. De esta manera, se subestima la gravedad de los síntomas y, además, se limita el acceso temprano a tratamientos eficaces.
Conductas autolesivas en adolescentes
En suma a las patologías más frecuentes, las conductas autolesivas son manifestaciones comunes de un intento desadaptativo de enfrentar emociones intensas o situaciones de angustia. Siguiendo esta línea, dichas conductas suelen estar vinculadas a dificultades para regular las emociones. Así, se posicionan como una vía rápida para aliviar temporalmente el malestar emocional. Entre las causas más frecuentes se encuentran los sentimientos de soledad, baja autoestima, dificultad para expresar o manejar el dolor emocional, así como la necesidad de ejercer control sobre situaciones que se perciben como abrumadoras.
Con respecto a su abordaje, se requiere de una intervención integral que combine estrategias cognitivas y emocionales. En este sentido, la terapia cognitivo conductual (TCC) ha demostrado ser efectiva en el tratamiento de tales comportamientos, enseñando a los jóvenes a identificar sus pensamientos automáticos, reestructurar creencias negativas y aprender estrategias más saludables de regulación emocional. Veamos un ejemplo.
Una herramienta: El registro de pensamientos y emociones
El registro de pensamientos y emociones es una estrategia fundamental de la TCC para abordar la desregulación emocional en adolescentes. Este ejercicio, realizado de forma regular, permite a los jóvenes identificar y analizar las situaciones que desencadenan emociones intensas y pensamientos automáticos que conducen a conductas autolesivas.
Siguiendo una estructura sencilla, el adolescente describe la situación, registra los pensamientos inmediatos y anota las emociones junto con su intensidad. Además de las respuestas físicas o conductuales. Dicha técnica facilita la restructuración cognitiva, permitiendo detectar distorsiones cognitivas presentes.
Adicionalmente, evaluar la veracidad y utilidad de los pensamientos automáticos se vuelve clave en función de intentar reemplazarlos por interpretaciones más ajustadas a la realidad, como transformar el: Nadie me valora, en un: Quizás esta persona no está de acuerdo conmigo, pero no significa que nadie me valore. A través de esta herramienta, se fomenta el autoconocimiento y se promueve la regulación emocional, ayudando a reducir la dependencia de estrategias de afrontamiento desadaptativas (Sánchez-Sánchez, 2018).
Conclusión
La adolescencia, aunque marcada por importantes desafíos, debe entenderse como una ventana de oportunidades. Los cambios en el cerebro, junto con la notable plasticidad que caracteriza a esta etapa, permiten no solo la adquisición de habilidades complejas, sino también la posibilidad de modificar patrones de pensamiento y comportamiento. En este sentido, dicho período ofrece un escenario óptimo para la intervención temprana en problemas como las conductas autolesivas o trastornos emocionales. Para profundizar en aspectos cruciales de esta etapa vital, te recomendamos nuestro curso en adolescencia.
A su vez, la adolescencia es un momento clave para consolidar la identidad y fomentar la autonomía, lo que abre la puerta a un crecimiento personal significativo. Con el apoyo adecuado, los adolescentes pueden no solo superar los desafíos de la etapa, sino también aprovechar las oportunidades que ofrece para convertirse en adultos más resilientes.
Referencias bibliográficas
- Blakemore, S. J. y Choudhury, S. (2006). Development of the adolescent brain: Implications for executive function and social cognition. Journal of Child Psychology and Psychiatry, 47(3/4), 296-312. https://doi.org/10.1111/j.1469-7610.2006.01611.x
- Dow-Edwards, D., MacMaster, F. P., Peterson, B. S., Niesink, R., Andersen, S. y Braams, B. R. (2019). Experience during adolescence shapes brain development: From synapses and networks to normal and pathological behavior. Neurotoxicology and Teratology, 76, 106834. https://doi.org/10.1016/j.ntt.2019.106834
- Sánchez-Sánchez, T. (2018). Autolesiones en la adolescencia: Significados, perspectivas y prospección para su abordaje terapéutico. Revista de Psicoterapia, 29(110), 185-209. https://doi.org/10.3389/fpsyt.2018.01094