A lo largo de la historia nos hemos preguntado cómo funcionan tanto las emociones como los recuerdos. El sistema límbico, un conjunto de estructuras en nuestro cerebro entre las que se encuentra la amígdala, ha captado la atención de la comunidad científica por su gran influencia en dichas cuestiones. Este complejo sistema, desempeña un papel crucial en la regulación de nuestras respuestas emocionales, así como también en la conducta, memoria, motivación y otras funciones. De hecho, podría decirse que es el motor que impulsa la capacidad que tenemos para experimentar y procesar el mundo que nos rodea. En esta nota exploraremos en detalle el sistema límbico, su funcionamiento e influencia en la vida cotidiana.

Antes que nada… ¿Qué es el sistema límbico?

La palabra “límbico”, del latín, significa “borde” o “margen”. Antiguamente, se utilizaba la expresión “sistema límbico” para hacer alusión al grupo de estructuras que se encuentran en la zona límite entre la corteza cerebral y el hipotálamo. A pesar de tal concepción, actualmente se concibe el sistema como un conjunto de estructuras cerebrales interconectadas que desempeñan un papel fundamental en funciones relacionadas con las emociones, la memoria, el aprendizaje, motivación y el comportamiento. Estas estructuras incluyen la amígdala, el hipocampo, hipotálamo, giro cingulado y cuerpo calloso, entre otras.

De esta manera, se configura como una red neural crucial para nuestra experiencia emocional y cognitiva. Influyendo tanto en cómo percibimos y procesamos las experiencias, y la forma en que respondemos al entorno y las propias emociones.

Explorando las estructuras que conforman al sistema

Antes de comenzar a indagar sobre las estructuras que lo conforman, cabe destacar que el sistema límbico no es una región anatómicamente exacta del encéfalo. Se trata de una red de neuronas distribuidas por el cerebro que se agrupan debido a la función que cumplen. No obstante, es posible identificar algunas estructuras específicas del cerebro claves en la compleja red de conexiones que constituyen el sistema límbico, como por ejemplo, la amígdala.

Amígdala

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La amígdala tiene un papel fundamental en el procesamiento de las emociones y la memoria emocional. Se encuentra en el lóbulo temporal del cerebro y está involucrada en la regulación de respuestas emocionales como el miedo, agresión, placer y ansiedad.

Dicha estructura es la encargada de evaluar y asignar significado emocional a estímulos sensoriales. De este modo, influye en la formación de recuerdos emocionales y la toma de decisiones basadas en experiencias previas. Además, gracias a su interacción con otras áreas del cerebro, como la corteza prefrontal y el hipocampo, la amígdala permite la adaptación a diferentes contextos, como ocurre por ejemplo en la activación de respuestas de lucha o huida en situaciones de peligro.

Hipocampo

Sistema límbico

Una estructura cerebral en forma de caballito de mar ubicada en el lóbulo temporal del cerebro. Esta región es fundamental en la formación y consolidación de la memoria, especialmente en la memoria a corto y largo plazo, así como en la navegación espacial y la orientación.

A su vez, participa en la regulación de las emociones y en la respuesta al estrés. Interactuando estrechamente con otras regiones cerebrales para mantener un equilibrio emocional y una respuesta al estrés adecuada.

Hipotálamo

Sistema límbico

Una zona pequeña que se encuentra en la base del cerebro, debajo del tálamo y encima de la glándula pituitaria. Dentro de sus funciones se encuentra la regulación de funciones vitales como la homeostasis, el control hormonal, la temperatura corporal, el hambre, sed, sueño, comportamiento sexual y respuestas emocionales.

Entre otras grandes funciones, el hipotálamo está implicado a su vez en la respuesta emocional y en la integración de las señales sensoriales con las respuestas motoras y autonómicas. Además, también influye en la regulación del ritmo circadiano, el control del apetito y la saciedad, así como en la respuesta al estrés. De este modo, se torna fundamental para la supervivencia y el mantenimiento del equilibrio interno del organismo.

Giro cingulado

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El giro cingulado o circunvolución del cíngulo se ubica en la corteza cerebral y rodea al cuerpo calloso. Como parte de sus funciones, se encuentran la regulación de las respuestas afectivas, la memoria, toma de decisiones y empatía. De esta manera, forma parte de la integración de la información emocional y cognitiva, permitiendo la conexión entre las áreas cerebrales responsables de procesar las emociones y las relacionadas con la cognición.

Con lo anterior, el giro cingulado se ha asociado con la autorregulación emocional, la resolución de conflictos, percepción de la empatía y atención selectiva. Por lo que contribuye en la capacidad para procesar y regular las respuestas emocionales de manera adecuada en diversas situaciones.

Recordemos que…

Estas estructuras son solamente algunas en las que predominan las redes neuronales que integran al sistemas límbico. Sin embargo, no son las únicas. Pues existen diversas áreas que también se encuentran relacionadas con dicho sistema de estructuras como, por ejemplo, la corteza orbitofrontal. Sea como fuere, conocer algunas de las regiones que integran el sistema límbico nos permite comprender mejor su estructura y sus principales funciones.

Comprendiendo las funciones del sistema límbico

Como mencionamos en párrafos anteriores, el sistema límbico despliega una amplia gama de funciones en el cerebro humano. En este sentido, nos encontramos con:

  • Participación en los procesos de memoria: Tanto en la formación como en la recuperación de recuerdos, especialmente aquellos de naturaleza emocional y de largo plazo.
  • Contribuye significativamente a funciones cognitivas: Entre ellas destacan el aprendizaje, la toma de decisiones, resolución de problemas y atención selectiva, integrando experiencias emocionales y cognitivas para facilitar la adaptación y el aprendizaje.
  • Influye en la búsqueda de gratificación: Está estrechamente relacionado con los mecanismos de motivación, las conductas adictivas y procesos de recompensa en el cerebro.
  • Contribuye a la adaptación al entorno circundante: Por último, el sistema límbico participa en la regulación de los estados de alerta, impactando en la atención y la respuesta a estímulos del entorno

Pero… ¿Qué relación mantiene el sistema límbico con nuestras emociones?

Por un lado, el sistema límbico participa en la generación y modulación de las respuestas emocionales. Es decir, que permite a las personas experimentar y expresar emociones. Del mismo modo, contribuye a la capacidad de gestionarlas para adaptarse a las circunstancias y mantener el equilibrio emocional. Esto es fundamental para el bienestar y la interacción social, pues permite responder de manera apropiada a estímulos emocionales, tanto positivos como negativos.

Por otro lado, también se encarga de evaluar los estímulos emocionales presentes en el entorno, procesando la información emocional y asignando significado a las experiencias emocionales. Esta evaluación de estímulos emocionales es imprescindible para la toma de decisiones, la adaptación al entorno y la interacción con los otros.

Conclusión

Comprender el sistema límbico no solo brinda conocimientos sobre cómo funcionan nuestras emociones y recuerdos, sino que también nos ayuda a apreciar la complejidad y la maravilla del cerebro humano en su totalidad. Es una ventana hacia nuestro mundo interno, donde se entrelazan la emoción, la memoria y el comportamiento debido a estructuras tales como la amígdala, el hipocampo, hipotálamo, entre otras que ya hemos mencionado.

A su vez, en palabras de Torres et al. (2015): “el hombre es un ser esencialmente emocional que logra a través de los filtros emocionales de su cerebro poder llevar a cabo los procesos cotidianos de la vida”. Finalmente, podemos afirmar que investigar sobre los procesos emocionales de los seres humanos es una forma de conocer nuestra esencia y cotidianeidad.

Referencias bibliográficas

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