La infancia no es simplemente una etapa cronológica, sino que conforma una fase crucial que define el desarrollo integral de cada individuo. Durante estos años, los niños no solo experimentan un crecimiento físico y cognitivo, sino que también forjan vínculos afectivos que construyen su identidad personal y social. Reconocer la importancia es fundamental para garantizar un entorno que promueva el bienestar emocional, la creatividad y autonomía de los menores. A continuación, exploraremos más sobre este periodo fundamental del desarrollo y el bienestar en los niños.

Esta es una nota colaborativa realizada en el marco del festival Psicología al Sur (Primera edición). Autores: Nelson Maila, Psic. María Belén Cerfoglio, Manuela Rocío Godoy, Lic. Ailén Antonella Romero, Julieta Calero, Lic. Ángeles Rocío Echeverria.

Infancias: ¿Más que una etapa?

Comencemos por proponer que la infancia refiere a mucho más que simplemente una etapa cronológica. Durante esta fase, los niños no solo experimentan un crecimiento físico y cognitivo, sino que también comienzan a construir su propio sentido de identidad y percepción del mundo. La infancia es, a su vez, el momento en que se forjan los primeros vínculos afectivos, se exploran las emociones y aprenden habilidades esenciales para el resto de la vida (Rivera Pulido, 2023).

La importancia de darle valor

Los niños son sujetos de derechos y no simples receptores pasivos de experiencias. Cada momento de juego, exploración y aprendizaje que contribuye al desarrollo de su subjetividad, les permite expresar su creatividad, brindándoles una voz única en el mundo. En este sentido, representa un espacio de libertad y descubrimiento. Allí, los pequeños pueden construir su propia visión del mundo sin las limitaciones que a menudo impone la vida adulta.

Qué es la infancia, bienestar en los niños

Por otro lado, es sabido que las experiencias vividas en la niñez dejan una huella profunda y duradera, que influye en cómo una persona enfrenta desafíos, establece relaciones y se ve a sí misma en el futuro. Con esto, al considerar la infancia como una etapa esencial y valiosa, se aboga por un enfoque que no solo proteja a los niños, sino que también les proporcione las herramientas y el entorno necesario para crecer y desarrollarse.

De este modo, cuidar y fomentar un entorno positivo y de bienestar no solo beneficia a los infantes de hoy. También contribuye al desarrollo de los adultos del futuro (Rivera Pulido, 2023).

Hagamos un breve recorrido histórico

El concepto de infancia ha evolucionado considerablemente a lo largo de la historia, reflejando los cambios culturales, sociales y filosóficos de cada época. Por ejemplo, durante la Edad Media, los niños eran vistos como adultos en miniatura. Y no se distinguía entre las necesidades de estos y las de los adultos. De este modo, se esperaba que asumieran roles y responsabilidades adultas a una edad temprana.

Empero, a partir del Renacimiento, comenzó a surgir una mayor apreciación por dicha fase del desarrollo. Aquí, comenzó a entenderse como una etapa diferenciada, caracterizada por la vulnerabilidad y el potencial de desarrollo.

Hacia lo que conocemos hoy

En los siglos XVII y XVIII, filósofos como Locke y Rousseau fueron fundamentales para transformar la percepción del concepto. Por su parte, Locke describió a los niños como tabulas rasas, con una mente que se moldeaba a través de la experiencia. Por su lado Rousseau, consideraba la infancia como una fase de pureza y aprendizaje natural. Enfatizando la importancia del crecimiento en un ambiente de libertad y respeto. Estas ideas influenciaron la manera en que se percibía la educación y el cuidado infantil, preparando el terreno para políticas y prácticas que valoraban la protección y el desarrollo de los niños.

La infancia en la actualidad

A lo largo del siglo XIX, la Revolución Industrial introdujo nuevas preocupaciones sobre el bienestar infantil, especialmente debido a la explotación laboral de los niños. En respuesta, surgieron movimientos para proteger sus derechos, lo que llevó al establecimiento de leyes contra el trabajo infantil y a la creación de sistemas educativos obligatorios.

Un siglo más tarde, con el avance de la psicología infantil y el reconocimiento de los derechos humanos, la infancia fue reafirmada como una etapa de desarrollo vital con sus propias necesidades. En la actualidad, se reconoce la importancia fundamental de la infancia para el desarrollo integral, y la sociedad sigue avanzando en su compromiso de proteger y fomentar el bienestar de los niños.

Paralelamente, se han comenzado a investigar los diversos factores que influyen en la salud mental de los infantes. Entre estos, destaca el apego como uno de los principales factores protectores, mientras que la violencia se posiciona como un factor de riesgo significativo debido a su impacto en el desarrollo (Mozuca Ruiz et al., 2022).

Apego: La importancia de los vínculos

En este sentido, la teoría del apego, desarrollada inicialmente por John Bowlby, subraya la importancia de los vínculos tempranos en el desarrollo emocional y social de los niños. Según dicha teoría, la relación con las figuras de apego principales proporciona una base segura desde la cual el niño explora el mundo. Este lazo no solo es fundamental para la supervivencia en términos evolutivos, sino que también establece las bases para el desarrollo de la autoconfianza y la capacidad de regulación emocional (Cortina, 2018).

Vínculos y autopercepción en la infancia

En suma a lo ya mencionado, los vínculos afectivos también afectan profundamente la percepción del menor sobre sí mismo y los demás. Ainsworth, describió diferentes estilos de apego que surgen en función de las respuestas del cuidador a las necesidades emocionales del niño.

Por ejemplo, aquellos con un apego seguro, que experimentan consistencia y sensibilidad en el cuidado, tienden a desarrollar una mayor autoestima y habilidades sociales. En contraste, los que desarrollan estilos de apego inseguros pueden enfrentar dificultades emocionales y comportamentales. Lo anterior, puede derivar en problemas de confianza y manejo del estrés en etapas posteriores de la vida.

Impacto del apego a largo plazo

Asimismo, la teoría del apego destaca que los vínculos tempranos influyen en la capacidad del niño para establecer relaciones saludables y equilibradas en el futuro. Los patrones de apego iniciales tienden a repetirse y a moldear las futuras expectativas en sus relaciones adultas. Por ejemplo, los niños con un apego seguro suelen tener mayor habilidad para establecer relaciones interpersonales estables. Mientras que, aquellos con apegos inseguros o desorganizados, pueden experimentar conflictos en sus interacciones debido a la falta de modelos internos de confianza y apoyo emocional (Cortina, 2018).

Psicopatología en la infancia

Dentro de estas nuevas conceptualizaciones en torno a dicho periodo de la vida, y junto con el compromiso de abogar por su bienestar, surgen nuevos cuestionamientos en torno a la psicopatología y los diagnósticos en niños. Así, la psicopatología en la infancia estudia diversos cuadros, siempre considerando sus manifestaciones particulares según la etapa de desarrollo.

En este sentido, resulta importante destacar que los síntomas en la infancia a menudo se manifiestan a través de cambios en el comportamiento, dificultades emocionales y problemas en el rendimiento social y académico. Entre los trastornos más prevalentes se encuentra el Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) y el Trastorno del Espectro Autista (TEA). Estos dos trastornos, aunque distintos en sus manifestaciones, a menudo coexisten, dificultando el diagnóstico y tratamiento (Mozuca Ruiz et al., 2022). Veamos más al respecto.

TDAH y TEA: Una combinación frecuente

Estudios recientes sugieren que una proporción significativa de niños con TEA también cumplen con los criterios para un diagnóstico de TDAH. La presencia conjunta de tales trastornos puede intensificar los desafíos, ya que los síntomas de uno pueden exacerbar los del otro. Así, la mencionada superposición subraya la necesidad de un enfoque multidisciplinario y detallado en la evaluación clínica, que considere las particularidades de cada infante. En caso de que quieras adquirir herramientas vinculadas al TDAH, te invitamos a conocer nuestro curso en evaluación y diagnóstico del TDAH en niños.

Con respecto al tratamiento de tales casos comórbidos, se suelen incluir tanto intervenciones conductuales como farmacológicas, adaptadas a las necesidades individuales para abordar de manera efectiva los síntomas de ambos trastornos. Pero, ¿qué implicaciones tiene la utilización de fármacos en la infancia?

Medicalización de la infancia

Si bien la medicación es beneficiosa en ciertos casos, existe el riesgo de depender excesivamente de ella, descuidando otros factores cruciales como el entorno emocional, social y familiar del niño. Cuando esto se tiene en consideración, el enfoque de tratamiento resulta más integral y sensible a las necesidades individuales del pequeño. En lugar de centrarse únicamente en los síntomas y en una solución rápida, el tratamiento debe ajustarse para abordar las circunstancias que pueden estar influyendo en el comportamiento o el bienestar del niño.

La importancia del enfoque en la infancia

De esta manera, los profesionales deben colaborar con la familia y el entorno escolar para diseñar intervenciones que fortalezcan las habilidades emocionales y de afrontamiento del niño. Esto, a su vez, fomenta un entorno de apoyo donde el menor se siente comprendido y respaldado, para así poder desarrollar herramientas que le permitan enfrentar sus desafíos de manera más autónoma y resiliente.

A largo plazo, el tratamiento que considera el contexto integral del niño tiene el potencial de mejorar su autoestima y sentido de competencia, ya que no se centra únicamente en corregir síntomas, sino en empoderarlo para manejar las dificultades. Dicha perspectiva reduce la dependencia en medicamentos y promueve una comprensión más amplia y compasiva de su situación. Al final, un enfoque holístico y contextualizado no solo mejora el bienestar del niño, sino que también fortalece el sistema de apoyo a su alrededor, creando una base más sólida para su desarrollo emocional y social en el futuro (Kaufman et al., 2011).

Violencia en la infancia: Consecuencias para el desarrollo

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Tras haber mencionado uno de los principales factores de protección para el bienestar de los niños y su correcto desarrollo, debemos entender cuáles son los que impactan negativamente. Entre estos, se destaca la violencia como uno de los más significativos, afectando el bienestar a nivel emocional, cognitivo y físico. Incluso, repercute en el posterior desarrollo de psicopatologías.

Impacto de la violencia a nivel emocional

En términos emocionales, los niños que han experimentado violencia suelen mostrar signos de ansiedad, depresión y, en muchos casos, síntomas de trastorno de estrés postraumático (TEPT). Estos pueden manifestarse a través de conductas como el retraimiento, el miedo constante, o incluso episodios de ira y agresividad. A medida que crecen, pueden desarrollar una visión negativa de sí mismos y del mundo, llegando a afectar su capacidad para confiar en los demás y establecer relaciones afectivas estables.

Y… ¿A nivel cognitivo?

En el plano cognitivo, la violencia puede interferir con el desarrollo de las funciones ejecutivas y otras habilidades esenciales. Los estudios han demostrado que los niños expuestos a ambientes violentos suelen tener un rendimiento académico inferior. Esto se debe a que el estrés crónico afecta su capacidad de atención y aprendizaje.

De esta manera, no solo se limita su desempeño escolar, sino que también tiene efectos duraderos en su desarrollo intelectual. En situaciones extremas, el impacto de la violencia puede incluso interferir no solo en el bienestar en los niños, sino en el desarrollo cerebral, afectando áreas clave como la corteza prefrontal, relacionada con el control emocional y toma de decisiones.

La importancia de la prevención

Para mitigar los efectos devastadores es fundamental implementar estrategias de prevención que aborden tanto el entorno familiar como comunitario. En el hogar, promover prácticas de crianza positiva y enseñar a los cuidadores a gestionar el estrés son pasos cruciales para reducir las probabilidades de violencia.

Adicionalmente, capacitar en el uso de métodos de crianza no violentos y fomentar la comunicación empática puede crear un ambiente de apoyo y respeto, protegiendo a los niños de experiencias adversas. Al trabajar en conjunto para construir un entorno seguro y saludable, se pueden prevenir los efectos negativos de la violencia en la infancia y fomentar un desarrollo emocional y físico más equilibrado para los niños (Kaufman et al., 2011).

Conclusión

Considerar la infancia como más que una etapa, implica asumir un compromiso activo con el desarrollo de los niños, brindándoles un entorno seguro, afectivo y estimulante. Así, al reconocer su valor intrínseco e impacto duradero, no solo contribuimos al bienestar presente, sino que también sembramos las bases para adultos más empáticos, resilientes y capaces.

Al final, proteger y promover el desarrollo y bienestar en los niños fortalece el tejido social y humano de las generaciones futuras. En caso de que quieras profundizar en aspectos claves del desarrollo emocional en la niñez, te invitamos a nuestro curso en inteligencia emocional.

Referencias bibliográficas

  • Cortina, M. (2018). Avances clínicos de teoría del vínculo de apego en los últimos 25 años. Aperturas Psicoanalíticas, 59, e26.
  • Kaufman, J. S., Ortega, S., Schewe, P. A., Kracke, K. y Safe Start Demonstration Project Communities (2011). Characteristics of young children exposed to violence: the safe start demonstration project. Journal of interpersonal violence, 26(10), 2042-2072. Doi: 10.1177/0886260510372942
  • Mozuca Ruiz, E. y Jiménez Moreno, D. (2022). Infancia y subjetividad: Un estado del arte. Germina, 4(4), 31-47. Doi: 10.52948/germina.v4i4.504
  • Rivera Pulido, Y. (2023). ¿Cómo se ha comprendido la salud mental en la infancia? Revisión sistematizada 2001-2022. Revista Castalia, 40, 73-91. Doi: 10.25074/07198051.40.2442
  • Tonucci, F. (2019). Por qué la infancia: Sobre la necesidad de que nuestras sociedades apuesten definitivamente por las niñas y los niños. Ediciones Destino.