Las autolesiones no suicidas (Non-suicidal self-injury, NSSI, en inglés) constituyen un problema de salud mental que afecta a millones de personas en todo el mundo. Comprender los factores que contribuyen a esta conducta es esencial para desarrollar intervenciones efectivas. En este sentido, un metaanálisis reciente investigó la relación entre la tolerancia al malestar y la frecuencia de NSSI a lo largo de la vida. ¿Qué nos dice la evidencia sobre esta compleja relación? ¿Cómo podemos utilizar estos hallazgos para mejorar la prevención y el tratamiento de las autolesiones?

Primero que nada, ¿qué es la tolerancia al malestar?

Tolerancia al malestar

Se define como la capacidad de tolerar estados internos aversivos, como el malestar emocional. Es un factor transdiagnóstico que influye en la etiología y el mantenimiento de diversos trastornos, incluidos el abuso de sustancias, los trastornos de ansiedad y las autolesiones.

Quienes presentan baja tolerancia al malestar suelen vivir emociones intensas ante situaciones adversas y responder de forma desadaptativa. En cambio, quienes tienen alta tolerancia logran afrontarlas con mayor regulación emocional y estrategias más eficaces.

¿Cuáles son los tipos de tolerancia al malestar?

  • Tolerancia emocional al malestar: Se refiere a la capacidad percibida de soportar estados emocionales negativos o experiencias internas aversivas, como el dolor psicológico o físico.
  • Tolerancia conductual al malestar: Implica la habilidad observable para persistir en una tarea o situación que genera malestar, sin evitarla ni interrumpirla.

El modelo de cascada y el de evitación experiencial

En este contexto, algunos modelos teóricos han intentado explicar esta relación. Por ejemplo, el modelo de cascada emocional sugiere que las personas que experimentan emociones intensas son más propensas a autolesionarse como una forma de regular esas emociones.

En otro orden de ideas, el modelo de evitación experiencial propone que las autolesiones pueden ser una estrategia para evitar el malestar emocional. Lo anterior, subraya la importancia de la tolerancia al malestar como un factor mediador en la relación entre el afecto negativo y las autolesiones.

¿Cómo se llevó a cabo la investigación?

El metaanálisis incluyó estudios que evaluaron la relación entre la tolerancia al malestar y la frecuencia de NSSI a lo largo de la vida. En total, se incluyeron 17 estudios en el análisis, con una muestra combinada de 14.588 participantes.

La mayoría de las investigaciones utilizaron medidas de autoinforme para evaluar el primero de estos fenómenos, particularmente mediante la Escala de Tolerancia al Malestar (Distress Tolerance Scale, DTS, en inglés). En cuanto a las NSSI, se emplearon diversas herramientas de autoinforme y entrevistas estructuradas, como el Inventario de Autolesiones Deliberadas (Deliberate Self-Harm Inventory, DSHI, en inglés) y la Entrevista sobre Intentos de Suicidio y Autolesiones a lo Largo de la Vida (Lifetime Suicide Attempt Self-Injury Interview, L-SASI, en inglés).

Pero entonces, ¿qué resultados se encontraron?

Uno de los principales hallazgos fue la presencia de una correlación negativa entre la tolerancia al malestar y la frecuencia de NSSI a lo largo de la vida. Aunque fue de magnitud pequeña, indica que, en términos generales, cuanto menor es la capacidad de una persona para tolerar estados emocionales intensos o desagradables, mayor es la probabilidad de que recurra a conductas autolesivas como una estrategia para lidiar con ese malestar. Consecuentemente, se respalda la idea de que la NSSI podría ser un intento de alivio emocional ante experiencias internas difíciles de sostener.

¿Todas las formas de tolerancia al malestar se vinculan del mismo modo con la NSSI?

No. Solo la tolerancia emocional se relaciona significativamente con la NSSI, mientras que la tolerancia conductual no presentó una asociación significativa. Lo anterior sugiere que lo importante, entonces, es el cómo las personas perciben su capacidad para enfrentar el malestar emocional. En definitiva, la autopercepción de vulnerabilidad emocional, más que la resistencia objetiva al estrés, parece desempeñar un papel clave en estas conductas.

¿Cómo influye la edad o el contexto clínico en esta relación?

En último lugar, una de las observaciones más llamativas fue que la dirección de la relación entre tolerancia al malestar y NSSI varía según la población estudiada. En adolescentes, se encontró una correlación positiva, es decir, a mayor tolerancia al malestar, mayor frecuencia de NSSI. Sin embargo, entre estudiantes universitarios, pacientes hospitalizados y muestras generales, la relación fue negativa: a menor tolerancia, mayor frecuencia de autolesión.

Este hallazgo indica que la tolerancia al malestar no actúa del mismo modo en todas las etapas del desarrollo. En el caso de los adolescentes, por ejemplo, una posible explicación es que quienes muestran una alta tolerancia al malestar podrían estar suprimiendo o controlando en exceso sus emociones, sin estrategias adecuadas de procesamiento emocional.

Esta sobrerregulación emocional podría llevar a recurrir a la NSSI como una forma alternativa y más intensa de liberación emocional. De tal manera, no siempre tolerar el malestar implica un afrontamiento saludable, especialmente cuando la emoción queda contenida pero no elaborada.

Dificultades y límites metodológicos

Ahora bien, es importante tener en cuenta que el metaanálisis seleccionado cuenta con varias limitaciones. La mayoría utilizó diseños transversales, lo que limita la capacidad de inferir relaciones causales. Además, la falta de diversidad en las muestras, especialmente en términos de edad y condición clínica, limita la aplicabilidad de los hallazgos a diferentes grupos poblacionales.

Ahora… ¿Importa cómo se mide el NSSI?

La elección de la herramienta de evaluación también influyó en los resultados. Los estudios que utilizaron el L-SASI encontraron una relación significativa entre tolerancia al malestar y NSSI, mientras que aquellos que utilizaron el DSHI no lo hicieron, lo que indica que las entrevistas estructuradas pueden ser más precisas para evaluar las características y funciones de las autolesiones que los autoinformes.

¿Qué sigue? Claves para investigar e intervenir mejor

Los resultados del metaanálisis ofrecen valiosas orientaciones para la práctica clínica. Promover la tolerancia al malestar podría ser una vía eficaz para reducir las NSSI, siempre que se consideren las particularidades de cada caso. En poblaciones como la adolescente, donde la relación entre estos constructos parece más ambigua, es fundamental evitar intervenciones estandarizadas y optar por abordajes individualizados que contemplen la complejidad emocional del desarrollo.

Al mismo tiempo, se enfatiza la urgencia de avanzar hacia investigaciones longitudinales que permitan esclarecer si la baja tolerancia al malestar es causa o consecuencia de las NSSI. Por último, nos surge una pregunta… ¿Estamos entendiendo realmente lo que implica tolerar el malestar en cada persona? Para profundizar sobre la multidimensionalidad de las emociones, así como su relación con el bienestar psicológico y las conductas problemas, te invitamos a nuestro curso sobre habilidades DBT, ACT y Mindfulness.

Referencia bibliográfica

  • Akbari, M., Seydavi, M., Akbarian Firoozabadi, M. y Babaeifard, M. (2024). Distress tolerance and lifetime frequency of non‐suicidal self‐injury (NSSI): A systematic review and meta‐analysis. Clinical Psychology & Psychotherapy, 31(1), e2957. https://doi.org/10.1002/cpp.2957