La regulación emocional es una capacidad esencial para el bienestar psicológico. Ciertamente, permite ajustar nuestras respuestas afectivas a las demandas del entorno, favoreciendo una adaptación saludable. En los últimos años, se ha observado que muchas dificultades psicológicas comparten un denominador común: una respuesta psicoafectiva deficiente. En ese marco, distintas terapias buscan mejorarla, entre ellas, la Terapia Dialéctico Conductual (Dialectical Behavior Therapy, DBT, en inglés). A continuación, exploraremos qué dice la evidencia más reciente sobre el impacto de la DBT en la regulación emocional.
Regulación emocional: Un proceso transdiagnóstico clave

Gestionar nuestras emociones implica ser capaces de identificar, comprender, modificar y expresar nuestros estados afectivos de forma adecuada. En efecto, tal proceso permite responder con flexibilidad a los desafíos de la vida cotidiana, en lugar de reaccionar de forma impulsiva, desbordada o bloqueada. En este sentido, cuando las estrategias de regulación fallan o son insuficientes, es posible que emerjan síntomas ansiosos o depresivos.
Su vínculo con los trastornos emocionales
Numerosos estudios demostraron que la desregulación afectiva constituye un factor de riesgo transdiagnóstico. Esto significa que no está limitada a un único trastorno, sino que aparece en cuadros tan diversos como la ansiedad generalizada, la depresión o el trastorno de estrés postraumático (TEPT).
Además, se ha propuesto que la mejoría en la regulación emocional es uno de los principales mecanismos de cambio que explican el éxito de ciertas intervenciones psicoterapéuticas. Por ello, evaluar cómo distintas terapias inciden sobre tal proceso resulta crucial.
Los hallazgos de un metaanálisis
De tal forma, una revisión sistemática reciente analizó cómo distintas terapias psicológicas impactan en la regulación emocional. El estudio incluyó 18 ensayos clínicos aleatorizados con un total de 3561 participantes diagnosticados con ansiedad o depresión. Entre las terapias evaluadas se encontraron la terapia cognitivo conductual (TCC), intervenciones basadas en mindfulness, el Protocolo Unificado (Unified Protocol, UP, en inglés), y la DBT.
¿Qué se encontró?

En el caso de la DBT, las mejoras en regulación emocional no solo fueron claras al finalizar el tratamiento, sino que también se mantuvieron con el paso del tiempo. Esto es especialmente importante, ya que muchas terapias tienden a perder efecto tras un tiempo sin intervención. Aun así, el UP fue el que obtuvo el impacto más alto a largo plazo, probablemente porque enseña de forma muy directa cómo gestionar las emociones difíciles.
Por su parte, aunque la TCC fue la más estudiada, no alcanzó el mismo nivel de efectividad que las terapias anteriormente mencionadas. En tanto, las intervenciones basadas en mindfulness también mostraron buenos resultados, con mejoras que se sostienen en el tiempo.
DBT y regulación emocional: Profundizando sus resultados
De los tres estudios que evaluaron específicamente la DBT, todos reportaron mejoras claras en la regulación afectiva. Uno de ellos comparó la susodicha terapia con la TCC en pacientes con trastorno de ansiedad generalizada. Aunque ambos grupos mejoraron, la DBT mostró una mayor reducción en las dificultades de regulación emocional a largo plazo, con una mejora sostenida en habilidades de mindfulness.
Por otra parte, un ensayo trabajó con pacientes con tricotilomanía, donde la DBT logró mayores cambios en la gravedad del trastorno y en la capacidad de regular emociones. Finalmente, un tercer estudio que utilizó la mencionada terapia en formato grupal encontró que las mejoras en la regulación emocional eran más rápidas y significativas que en otras condiciones.
En conjunto, dichos hallazgos refuerzan la idea de que la DBT es especialmente eficaz en poblaciones con dificultades marcadas para gestionar emociones. Incluso, lo mencionado se demuestra más allá de su uso tradicional en casos de impulsividad severa o ideación suicida.
¡Ojo! Un efecto moderado, pero no alto

A pesar de que la DBT se enfoca directamente en optimizar la regulación emocional, el metaanálisis no encontró un efecto alto, sino moderado. Lo anterior podría explicarse debido a que muchos artículos incluyeron muestras clínicas variadas, que no siempre reflejan los casos más complejos para los que fue pensada la terapia, como aquellos con desregulación severa y conductas impulsivas persistentes.
Por contrapartida, en contextos donde hay mayor presencia de trastornos emocionales, como por ejemplo las conductas autolesivas, su impacto podría ser aún más visible. Aun así, el hecho de que sus efectos se mantengan a lo largo del tiempo, refuerza el valor de la susodicha terapia para trabajar la respuesta afectiva y consolidar cambios duraderos en los pacientes.
Implicaciones clínicas y limitaciones de la revisión
Es un hecho que la investigación ofrece una visión amplia y actualizada del valor que tiene abordar la regulación emocional dentro de los tratamientos psicológicos. En efecto, para profesionales que trabajan con distintos trastornos emocionales, disponer de evidencia que respalde los efectos duraderos de terapias como la DBT resulta especialmente útil al momento de diseñar intervenciones eficaces y sostenibles.
Sin embargo, el metaanálisis también presenta algunas limitaciones que deben ser consideradas. Una de las principales es la alta heterogeneidad entre estudios, tanto en términos metodológicos como clínicos. Además, el número de ensayos que evaluaron la DBT fue relativamente bajo, lo cual impide extraer conclusiones generalizables.
Por último, si bien los efectos en regulación emocional fueron significativos, aún queda por investigar si es posible que se traduzcan en mejoras a nivel funcional o calidad de vida. También se necesitan análisis que evalúen la eficacia del dispositivo terapéutico en distintos formatos, así como su combinación con otras estrategias centradas en emociones.
DBT y regulación emocional como aliadas terapéuticas
En definitiva, la DBT ha demostrado ser una herramienta útil para mejorar la respuesta afectiva en personas con trastornos emocionales. Aunque sus efectos son moderados, tienden a mantenerse en el tiempo, lo cual es una fortaleza importante frente a otros tratamientos. Sin lugar a dudas, la presente terapia se posiciona como una opción valiosa para trabajar esta dimensión clave de la salud mental.
Ahora, cabe preguntarse cómo seguir profundizando en el estudio de estas terapias para maximizar su impacto. En ese sentido, para conocer y profundizar en el abordaje de la desregulación emocional, te invitamos a nuestro curso en DBT y desregulación emocional.
Referencia bibliográfica
- Antuña-Camblor, C., Gómez-Salas, F. J., Burgos-Julián, F. A., González-Vázquez, A., Juarros-Basterretxea, J. y Rodríguez-Díaz, F. J. (2024). Emotional regulation as a transdiagnostic process of emotional disorders in therapy: A systematic review and meta‐analysis. Clinical Psychology & Psychotherapy, 31(3), e2997. https://doi.org/10.1002/cpp.2997