Actualmente, existen muchas personas que, por diversos motivos, se arrancan el cabello de forma compulsiva. Este comportamiento ha sido recogido en el Manual Diagnóstico y Estadístico de Trastornos Mentales (Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders, DSM V; en inglés), y se denomina tricotilomanía o trastorno por la tracción del cabello. Para su tratamiento se han formulado distintas estrategias que van desde la psicoterapia hasta herramientas farmacológicas. Es por eso que, en esta nota, abordaremos los distintos enfoques que existen hasta el momento para tratar la tricotilomanía.

¿Qué es la tricotilomanía?

La tricotilomanía es una afección mental que conlleva la acción repetitiva de extraer el propio cabello. Como resultado, se produce una pérdida capilar, afectando significativamente la vida cotidiana de quienes la padecen.

tirar del pelo, arrancar el cabello

Esta compleja condición se encuentra categorizada en el DSM V dentro del grupo de trastornos obsesivo-compulsivos y relacionados. Para establecer un diagnóstico, debe realizarse una correcta evaluación de teniendo en consideración varios criterios (Grant, 2019):

  • Pérdida de cabello debido al arrancamiento.
  • Esfuerzos por reducir esta conducta.
  • Malestar emocional experimentado.
  • Necesidad de descartar otras posibles causas médicas o psiquiátricas.

Por otra parte, el acto de arrancarse el cabello puede manifestarse en diversas formas de gravedad y afectar distintas áreas del cuerpo. Entre ellas, las más comunes son el cuero cabelludo, cejas y pestañas.

Etiología y modos de comienzo

Respecto a su inicio, suele ocurrir en la niñez o adolescencia, generando problemas de autoestima y calidad de vida. En añadidura, la tricotilomanía en esta etapa lleva a la evitación de situaciones sociales como cortarse el cabello, nadar o participar en deportes.

Los desencadenantes pueden variar, desde el estrés y el aburrimiento hasta momentos de “inactividad”. A su vez, es importante destacar que algunas personas pueden no ser plenamente conscientes de sus acciones, lo que se denomina arrancamiento “automático”.

Además, alrededor del 10% al 20% de las personas con tricotilomanía tienen el hábito de consumir su cabello después de arrancarlo. Un acto puede dar lugar a problemas gastrointestinales, como obstrucción y la formación de bolas de cabello en el intestino que requieren intervención quirúrgica.

Dos subtipos de tricotilomanía

En la tricotilomanía existen dos subtipos de arrancamiento de cabello: “automático” y “enfocado”. El arrancamiento “automático” se caracteriza por episodios no conscientes. Por ejemplo, una persona se arranca el cabello mientras ve televisión, sin darse cuenta hasta después. En cambio, el arrancamiento “enfocado” es casi compulsivo, relacionado con emociones negativas o impulsos intensos. Investigaciones sugieren que este primero podría ser un intento de reducir emociones negativas o controlar experiencias aversivas (Flessner et al., 2008).

Enfoques terapéuticos de la tricotilomanía

Si bien los métodos de psicoterapia incluyen la terapia conductual dialéctica, la terapia de exposición y prevención del ritual, terapia metacognitiva y laterapia de grupo de apoyo, destacamos dos de ellos especialmente.

Entrenamiento en reversión de hábitos

la tricotilomanía, arrancar el cabello

El entrenamiento en reversión de hábitos (habit reversal training, HRT, en inglés), ha sido una técnica muy utilizada en el tratamiento de la tricotilomanía. Refiere un tipo de intervención conductual diseñada para deshacer el refuerzo positivo de los comportamientos de arrancamiento.

Durante el HRT, los pacientes aprenden a monitorear su conducta de arrancamiento y a identificar las situaciones antecedentes y consecuentes (autoevaluación y entrenamiento en la conciencia de hábitos). También, se les enseña a evitar los desencadenantes del arrancamiento del cabello (control de estímulos) y a llevar a cabo una acción incompatible con el arrancamiento cuando sienten el impulso de hacerlo (respuesta competitiva).

Además, el HRT a menudo incorpora técnicas de reestructuración cognitiva destinadas a modificar cogniciones disfuncionales relacionadas con la regulación emocional o el comportamiento de arrancamiento. Desafortunadamente, no aborda las cogniciones aversivas y los estados emocionales que a menudo desencadenan los episodios de tracción (Sarah et al., 2013).

Terapia de aceptación y compromiso

En un estudio reciente, investigadores evaluaron la eficacia de la terapia de aceptación y compromiso (ACT) como tratamiento autónomo para la tricotilomanía en adultos y adolescentes. Los resultados obtenidos indicaron que, en respuesta a la ACT como tratamiento único para la tricotilomanía, hubo variabilidad en la mejora observada. Así, mientras algunos participantes experimentaron mejoras notables, otros no respondieron de la misma manera.

Para adultos, parece que lo esencial radica en abordar adecuadamente tanto los componentes automáticos como los enfocados del comportamiento de arrancamiento de cabello, priorizando los procesos terapéuticos que se dirigen a dichos aspectos. Por otro lado, en el caso de los adolescentes, la evidencia es menos concluyente, y se enfatiza la necesidad de realizar investigaciones adicionales.

Tratamientos farmacológicos para la tricotilomanía

Los medicamentos pueden dirigirse a mecanismos hipotéticos (por ejemplo, alterar el sistema de recompensa), reducir la tracción del cabello, o puedan ser efectivos al abordar la depresión comórbida y el TOC. 

Se ha reportado que la clomipramina, además de y otros inhibidores de la recaptación de serotonina (IRS), ha mostrado una eficacia notable en el tratamiento. Sin embargo, es importante tener en cuenta que los estudios que respaldan esta primera son de naturaleza más antigua.

Además, se resalta la observación de que la olanzapina, antipsicótico atípico, ha demostrado ser efectiva en un solo estudio. Esta efectividad potencial podría deberse a las similitudes que la afección comparte con el síndrome de Tourette, en lugar del trastorno obsesivo-compulsivo (TOC). Por otra parte, el fluoxetino no parece ser particularmente útil para reducir los síntomas (Sani et al., 2019).

Escasa evidencia y resultados cuestionables

Para los autores, la calidad metodológica de los estudios revisados fue cuestionable. Asimismo, todos adolecen de falta de potencia estadística debido al reducido tamaño de muestra. Por otro lado, los estudios revisados tienen un bajo riesgo de sesgo.

Por lo que podría concluirse que, realmente, no hay evidencia consistente y sólida que apoye la eficacia de ningún agente farmacológico en el tratamiento. Siendo la terapia conductual es la intervención de primera línea para el manejo del cuadro (Hoffman et al., 2021) . 

Conclusión

A lo largo de esta nota hemos explorado diversas estrategias de tratamiento para la tricotilomanía. Cada enfoque tiene sus propias ventajas y desafíos, y puede que no todas las personas que padecen esta afección se beneficien de todos los tratamientos por igual. Lo que queda claro es que abordar la tricotilomanía requiere un enfoque integral y personalizado.

Asimismo, no hay que olvidar que aquellos que presentan el trastorno tienden a tener al menos un diagnóstico de comórbilidad, que a menudo implica trastornos del estado de ánimo o de ansiedad. Por lo que la comprensión de tales factores subyacentes es necesaria para desarrollar un plan de tratamiento efectivo.

Referencias bibliográficas

  • Flessner, C. A., Woods, D. W., Franklin, M. E., Cashin, S. E., Keuthen, N. J. y Trichotillomania Learning Center-Scientific Advisory Board (TLC-SAB). (2008). The Milwaukee inventory for subtypes of trichotillomania-adult version (MIST-A): Development of an instrument for the assessment of “focused” and “automatic” hair pulling. Journal of Psychopathology and Behavioral Assessment30(1), 20-30. https://doi.org/10.1007/s10862-007-9073-x
  • Grant, J. E. (2019). Trichotillomania (hair pulling disorder). Indian journal of psychiatry61(Suppl 1), S136-S139. https://doi.org/10.4103/psychiatry.IndianJPsychiatry_529_18
  • Hoffman, J., Williams, T., Rothbart, R., Ipser, J. C., Fineberg, N., Chamberlain, S. R. y Stein, D. J. (2021). Pharmacotherapy for trichotillomania. The Cochrane database of systematic reviews9(9), CD007662. https://doi.org/10.1002/14651858.CD007662.pub3
  • Lee, E. B., Homan, K. J., Morrison, K. L., Ong, C. W., Levin, M. E. y Twohig, M. P. (2020). Acceptance and Commitment Therapy for Trichotillomania: A Randomized Controlled Trial of Adults and Adolescents. Behavior modification44(1), 70-91. https://doi.org/10.1177/0145445518794366
  • Sani, G., Gualtieri, I., Paolini, M., Bonanni, L., Spinazzola, E., Maggiora, M., Pinzone, V., Brugnoli, R., Angeletti, G., Girardi, P., Rapinesi, C. y Kotzalidis, G. D. (2019). Drug Treatment of Trichotillomania (Hair-Pulling Disorder), Excoriation (Skin-picking) Disorder, and Nail-biting (Onychophagia). Current neuropharmacology17(8), 775-786. https://doi.org/10.2174/1570159X17666190320164223
  • Sarah H, M., Hana F, Z., Hilary E, D. y Martin E, F. (2013). Habit reversal training in trichotillomania: guide for the clinician. Expert Review of Neurotherapeutics13(9), 1069-1077. https://doi.org/10.1586/14737175.2013.827477