Los refuerzos y castigos son un tema en boga para padres y educadores. Si bien todos quieren estar al tanto de las mejores formas de crianza y aprendizaje, no todo lo que brilla es oro. La homogeneidad en el trato otorga la confianza básica que necesita todo niño para desarrollarse. Los refuerzos se entienden como una forma de afianzar una conducta y los castigos, a su vez, como una manera de eliminar una conducta. Pero esta relación no siempre se aplica en la misma dirección, requiriendo también de un abordaje basado en el feedback. Por lo tanto, va más allá de “poner” o “quitar”, pues también depende de otros factores como una comunicación asertiva.

Psicoeducación: Enmarcando refuerzos y castigos

¿Qué es la psicoeducación? ¿Por qué es tan necesaria? Para comenzar, así como aprendemos matemáticas, biología y literatura, también necesitamos tomar conciencia de los procesos psíquicos que provocan o devienen en una conducta.

Para ello, la psicoeducación es un terreno de aprendizaje donde los conceptos psicológicos eluden tecnicismos y llegan al común de las personas.

Hombre Hablando Imagen Mientras Sonríe

En dicho contexto, explicaremos la relación entre refuerzos y castigos y cómo pueden ayudar a afianzar o eliminar una conducta.

¿Qué son los refuerzos y castigos?

En primer lugar, los refuerzos son estímulos (consecuencias) que hacen que una conducta se afiance en el sujeto. Para ello, es fundamental que exista una recompensa de algún tipo, generando un efecto retroactivo.

Por su parte, los castigos tienen por objetivo disminuir o eliminar la frecuencia de una conducta. Se obtienen a partir de la falta de una recompensa o una asociación negativa.

Ahora, con esto últimos se debe tener mucho cuidado, ya que si no se aplican correctamente, es muy probable que se vean afectadas áreas como el autoestima o la motivación, entre otras.

Refuerzos negativos y castigos positivos

Así como describimos las principales características de los refuerzos y castigos, existen variables de estos según la dirección del cambio que se requiera:

  • Castigo positivo: Busca disminuir o eliminar una conducta otorgando “algo”. Por ejemplo, en vez de que el castigo signifique una pérdida, se agrega una tarea como consecuencia. Esta puede ser una responsabilidad o un hábito. A nivel práctico, si un niño hace algo que no debe, en vez de quitarle un juguete, se le agrega una tarea como sacar la basura todos los días.
  • Castigo negativo: En este caso, se quiere eliminar o disminuir una conducta inadecuada a través de la retirada de un estímulo agradable para el niño. Un ejemplo de ello es quitarle los videojuegos cuando no hace las tareas.  
  • Refuerzo positivo: Se utiliza para reforzar o afianzar una conducta positiva. Por lo tanto, se premia el desarrollo de determinada actividad. A nivel práctico, si la persona realiza la actividad que se le pide, por ejemplo hacer la cama, va a recibir una recompensa, véase, un halago por parte de los padres.
  • Refuerzo negativo: Busca quitar algo negativo para aumentar o afianzar una conducta positiva o minimizar cualquier recompensa que pueda tener el mal hábito. Por ejemplo, cuando un niño incurre en un berrinche con el fin de llamar nuestra atención, cualquier respuesta puede interpretarse como recompensa. Por lo tanto, ignorar dicha conducta sería una de las formas más efectivas de evitar que se vuelva un hábito.
 Aumenta la conductaDisminuye la conducta
“Da algo”

Refuerzo positivo

Castigo Positivo
“Quita algo”Refuerzo negativoCastigo Negativo

Extinción de una conducta: Hacer que desaparezca

En primer lugar, entender la conducta como un objeto totalmente maleable, es tan equivocado como peligroso.

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No podemos simplemente “quitar” algo porque sí, ya que los costos emocionales pueden ser altos.

La extinción se basa en ignorar las conductas negativas, siempre que esto de cuenta de un rasgo desadaptativo para el niño.

A su vez, no alcanza con ignorar las conductas “malas”, por el contrario, es imprescindible reforzar aquellas conductas antagónicas y deseadas.

Un ejemplo claro, cuando un niño tiende a jugar con los objetos de manera impulsiva, además de ignorar dicha conducta y no reforzarla, debemos mostrarle los beneficios y recompensas de jugar con mayor delicadeza y precisión.

Feedback: El factor clave

¿Cómo trasmitimos un refuerzo o castigo? El orden y modo de la comunicación entre emisor y receptor configuran la base para que la estrategia sea efectiva.

Si nuestra forma de comunicar un castigo, no solo no es entendible sino que además omite cualquier respuesta por parte del pequeño, los esfuerzos serán en vano. 

Es por ello que la estructura deseable del feedback es la siguiente:

Refuerzos-y-castigos-eliminar-o-afianzar-conducta
  1. Elogiar/reforzar: Reconocer la actitud, esfuerzo y recursos del niño es la base para que este se sienta capaz de realizar un cambio.
  2. Describir lo que ha sucedido: Buscando la objetividad, se describe el acto desadaptativo que ha ejecutado el menor. Es un espacio para despejar cualquier duda.
  3. Explicar consecuencias: Se explican las repercusiones positivas o negativas de una acción.
  4. Ofrecer alternativas: Proponer acciones alternativas más apropiadas, siempre contando con la opinión del pequeño. Esta etapa se basa en el intercambio.
  5. Motivación: Hacerle entender que no solo es capaz, sino que si se esfuerza, seguro que logrará un cambio y una mejor recompensa.

Conclusión

Para que el aprendizaje sea fructífero es necesario cuidar especialmente el componente afectivo y emocional tanto en los refuerzos como en los castigos.

Por ejemplo, no es necesario generalizar lo malo y lo bueno, ya que estaríamos dando por imposible cualquier posibilidad de cambio. Además, cuanto más conciso y claro sea nuestro mensaje, mayor probabilidad tendrá que generar un cambio positivo. 

El tiempo de los niños no es igual al de los adultos, por lo tanto, controlar las expectativas será un factor fundamental.

Referencias bibliográficas

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