El síndrome de Tourette fue descrito por el neurólogo francés George Gilles de la Tourette, en el año 1873. Su descripción se llevó a cabo tras un estudio que realizó con pacientes, cuyo malestar definió como enfermedad de los tics. Y es que, evidenció como muchos de ellos presentaban una serie de tics motores y verbales que causaban gran malestar. Tal era el grado de desconocimiento en ese momento que, inicialmente, se la consideró como una enfermedad de índole neurótica. Indaguemos un poco más en este síndrome. A continuación, exploraremos en profundidad las características, síntomas y tratamiento del síndrome de Tourette.
¿Qué es exactamente el síndrome de Tourette?
A partir de 1960, se consideró al síndrome de Tourette como una enfermedad con base orgánica y degenerativa del sistema nervioso central. En la actualidad, se define como un trastorno neuropsiquiátrico heredado, con inicio en la infancia y caracterizado por múltiples tics físicos (motores) y vocales (fónicos). Dichos tics aumentan, disminuyen, se pueden suprimir temporalmente, y son precedidos por un impulso premonitorio (Valdés y Ayodeji, 2018).
Manifestación del síndrome de Tourette
El presente síndrome se caracteriza por una reacción repentina e involuntaria de movimientos repetitivos, no rítmicos (tics). Estos pueden ser, por ejemplo, parpadear, hacer muecas, sacudir la cabeza o encogerse de hombros. Asimismo, los tics pueden variar en intensidad y frecuencia, llegando a interferir significativamente en las actividades cotidianas.
Si bien, la etiología es desconocida, existe evidencia que sugiere la compleja interacción de factores sociales, ambientales y genéticos. Además, se ha observado que ciertos desequilibrios neuroquímicos estarían involucrados en su desarrollo. (García-Acero et al., 2018).
¿Cuál es su etiología?
Actualmente, se ha analizado la posibilidad del papel de ciertas regiones cerebrales que pueden afectar a las células del sistema nervioso. Las áreas cerebrales involucradas son el lóbulo temporal, ganglios basales y corteza cerebral. Estas zonas pueden presentar anormalidades en la comunicación con neurotransmisores como la dopamina, norepinefrina y serotonina. Sin embargo, al no existir todavía un estudio definitivo, las causas son atribuidas a factores genéticos, ambientales y sociales. Con una mayor prevalencia en hombres.
Diagnóstico del síndrome de Tourette
El Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales, quinta edición (Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders, Fifth Edition, DSM-V, en inglés) indica ciertos para su diagnóstico. En primera instancia, los tics motores múltiples, y uno o más tics vocales, han estado presentes en algún momento durante la enfermedad, aunque no necesariamente de forma concurrente. A su vez, los tics pueden aparecer intermitentemente en frecuencia, pero persisten durante más de un año desde la aparición del primer tic.
También es destacable el comienzo de la enfermedad, el cual debe producirse antes de los 18 años de edad, siendo fundamental para el diagnóstico. Asimismo, la condición no debe poder ser atribuida a los efectos fisiológicos de una sustancia estimulante o a otra afección médica, como por ejemplo la enfermedad de Huntington.
Tourette y vida diaria
Adicionalmente, se recalca que para considerar que se trata de un trastorno, se debe determinar si interfiere en las actividades cotidianas de la persona afectada. Además, es relevante evaluar el grado de impacto en los diferentes ámbitos en los que se desenvuelve, tales como el personal, familiar, educativo y social (García-Acero et al., 2018).
Los tics: Característicos del síndrome de Tourette
Como se mencionó anteriormente, los tics son un componente importante en dicho síndrome, caracterizándose por vocalizaciones o movimientos repentinos, rápidos, súbitos y arrítmicos. Además, resulta relevante diferenciarlos de los movimientos estereotipados, siendo estos últimos voluntarios y no causantes de malestar. Los tics pueden clasificarse de la siguiente manera:
- Tics motores simples: Involucran un grupo muscular (por ejemplo, el parpadeo).
- Tics motores complejos: Implican el movimiento de más de un grupo muscular, produciendo una secuencia de movimientos o combinación de tics simples. Como las muecas combinadas con patadas.
- Tics motores plus: Incluyen comorbilidades del comportamiento. Por ejemplo, el trastorno obsesivo compulsivo (TOC) o el Trastorno por Déficit Atencional e Hiperactividad (TDAH).
- Tics vocales simples: Producción de varios sonidos y ruidos (por ejemplo, toser u olfatear).
- Tics vocales complejos: Lingüísticamente significativos como repeticiones, obscenidades, imitación o dificultad de control corporal. En general, conductas que socialmente pueden no ser aceptadas.
Adicionalmente, los tics motores y verbales se manifiestan de forma progresiva y se intensifican cuando existen periodos de ansiedad, enojo o estrés. Asimismo, disminuyen cuando la persona descansa o duerme.
Tratamiento del síndrome de Tourette
Considerando que el síndrome de Tourette puede interferir en la vida de la persona, es importante tomar distintas medidas de acción. Por ejemplo, una opción a tener en cuenta es la terapia conductual, que tiene por objetivo enseñar a controlar los tics que sean disruptivos mediante la detección de impulsos o movimientos anteriores a estos. A su vez, también es destacable el entrenamiento de respuesta competitiva, donde la persona toma acciones voluntarias para que no haya interferencia con los tics, cambiándolos por otro tipo de conductas.
Asimismo, la técnica de relajación resulta de mucha utilidad para gestionar la ansiedad o estrés generados por el síndrome, produciendo una menor intensidad y frecuencia en la aparición de los tics. Por otra parte, es necesario brindar psicoeducación y estrategias de manejo a la persona, familia e institución educativa. Y, sobre todo, evitar que a nivel social haya una afectación mayor.
¿Y qué hay de la medicación?
En adición, existen casos que requieren de un tratamiento farmacológico. En la actualidad, estudios han comprobado que la ingesta de vitamina B6 y magnesio son eficaces para la disminución de tics motores y vocales. Así como haloperidol (Haldol), pimozida (Orap) y aripiprazol (Abilify).
Es importante aclarar a la persona que lo presenta y la familia que no existe una cura definitiva para los tics pero que los tratamientos pueden ayudar a minimizar los síntomas. Con esto, puede que, en el aspecto social, la persona que lo padece se sienta incómoda por lo que también es importante reforzar su autoestima.
Conclusión
El síndrome de Tourette, además de los tics físicos y vocales, suele estar estrechamente relacionado con altos niveles de estrés y ansiedad. Lo anterior se debe a la presión social y la incomodidad que genera la aparición súbita de los tics, lo que puede afectar significativamente la calidad de vida de quien lo padece. Por lo tanto, es crucial identificar el grado de interferencia que los tics provocan en el día a día para determinar el tratamiento adecuado que permita reducir sus manifestaciones.
Asimismo, un entorno de apoyo juega un papel vital en el manejo eficaz del síndrome de Tourette. Al crear un ambiente comprensivo y libre de juicios, se puede ayudar a la persona a sentirse más cómoda y segura, lo que contribuye a una mejor adaptación y control de los síntomas. Con el tratamiento correcto y el respaldo adecuado, es posible mejorar significativamente la calidad de vida de quienes viven con esta condición. Finalmente, si te interesa profundizar tu formación en el área clínica, te invitamos a conocer nuestro curso en neuropsicología clínica.
Referencias bibliográficas
- American Psychiatric Association. (2013). Diagnostic and statistical manual of mental disorders (5th ed.). https://doi.org/10.1176/appi.books.9780890425596
- Badía, Ma. C., Gabaldón, L. y Salas, J. (2010). Tourette syndrome: A multidisciplinary entity. Atencion Farmaceutica, 12(2), 75-76. https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=3213993
- García-Acero, M. y Espinosa, E. (2018). Síndrome De Tourette Familiar: Reporte De Caso Y Revisión De La Literatura. Revista Ecuatoriana de Neurología, 27(2), 87-91. http://scielo.senescyt.gob.ec/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S2631-25812018000200087&lng=es&tlng=es.
- Valdés, M. y Ayodeji, O. (2018). Gilles de la Tourette’s syndrome. Revista Cubana de Medicina General Integral, 34(1), 63-70.https://www.medigraphic.com/cgi-bin/new/resumenI.cgi?IDARTICULO=80704