En los últimos años, la idea de flexibilidad laboral ganó terreno como sinónimo de libertad, autonomía y bienestar. Sin embargo, detrás de tales beneficios, muchas veces se ocultan realidades marcadas por la incertidumbre económica, la sobrecarga de tareas y la falta de contención institucional. Los contratos temporales y el multitasking constante no solo transformaron la dinámica, sino que además han generado nuevas formas de malestar psicológico. A continuación, profundizaremos cómo el ser freelance genera un impacto sobre la salud mental, así como también qué desafíos plantean los trabajos flexibles.

¿Flexibilidad o precarización?

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En el contexto actual, hablar de actividad laboral flexible se tornó recurrente. No obstante, dicho modelo, que en apariencia ofrece mayor autonomía, en ocasiones esconde condiciones de inestabilidad y desgaste. La expansión de los contratos temporales, el empleo por proyectos y las plataformas digitales trajo consigo una transformación en las formas de vinculación dentro del mundo del empleo. Aunque tales modalidades se presentan como oportunidades de crecimiento, también dan lugar a nuevas formas de precarización difíciles de detectar.

En ese escenario, la línea que separa el tiempo laboral del personal se difumina. Las jornadas se alargan sin una justa compensación y se instala la constante sensación de estar siempre disponible. Además, quienes enfrentan empleos con tales características enfrentan una presión constante por sostener el rendimiento. Consecuentemente, la ansiedad aparece cada vez más vinculada al trabajo, revelando el impacto de esta lógica de productividad sostenida.

Autonomía aparente y carga emocional

Aunque resulte un tanto paradójico, quienes trabajan de forma independiente enfrentan diversas problemáticas que aumentan la carga emocional. Y es que ser nuestro propio jefe resulta atractivo en un primer momento, pero pronto surgen exigencias difíciles de sostener en solitario: conseguir clientes, facturar, organizar tiempos, adaptarse a demandas cambiantes.

Bajo dicho panorama, la aparente libertad inicial de ser freelance deriva en diversas problemáticas en lo que respecta a la salud mental. Entre ellas, aislamiento, inseguridad y fatiga crónica (Van Den Born y Van Witteloostuijn, 2012).

El costo de ser freelance para la salud mental

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La sensación persistente de inseguridad es uno de los efectos más frecuentes del empleo autónomo. Por ende, la ausencia de ingresos estables, la dificultad para planificar a mediano plazo y la falta de garantías, generan un escenario de incertidumbre que desborda lo económico. Dicha tensión se traduce en ansiedad anticipatoria: preocupación excesiva por el futuro y una gran dificultad para relajarse. Quienes trabajan bajo tales condiciones desarrollan una alerta constante frente a imprevistos, lo que afecta tanto el descanso como la capacidad de concentración.

A diferencia de modelos laborales más tradicionales, donde ciertos derechos y márgenes de estabilidad están definidos, el contexto actual coloca a los trabajadores en una posición de alta vulnerabilidad emocional. De tal modo, la relación entre ansiedad y trabajo no es una coincidencia, sino el resultado directo de una estructura que favorece la desprotección.

Individualización del malestar: Solos frente al mundo

Cuando abordamos esta problemática, resulta importante aclarar que en la cultura actual se valora cada vez más la autosuficiencia, reduciendo los espacios de socialización y debilitando el sentido de lo colectivo. Dicha lógica también se traslada al ámbito laboral, donde se espera que cada quien gestione sus logros, emociones y fracasos de manera aislada.

El desempeño profesional freelance, que implica operar en solitario, en muchos casos, refuerza la dinámica. De esta manera, la ansiedad vivida a causa del trabajo, deja de verse como síntoma social y se convierte en una carga privada, que se debe resolverse sin incomodar a otros (Wang et al., 2022).

Estrategias personales, problemas estructurales

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Frente a la presión por sostener un equilibrio emocional, muchas respuestas apuntan al plano individual. Cursos de mindfulness, talleres de productividad, rutinas de autocuidado o sesiones de coaching proliferan como soluciones rápidas.

Aunque brindan cierto alivio a corto plazo, no logran modificar las bases estructurales que originan el malestar, intensificando la tensión entre la modalidad de trabajo independiente y sus efectos en el bienestar psicológico. Entonces, la dinámica actual demanda una autorregulación permanente, sin ofrecer los apoyos necesarios para sostenerla. Y finalmente, así, se normaliza el exceso de exigencia y se desvía la atención de las causas colectivas del problema (Baranowski, 2018).

Conclusión

El trabajo flexible es, para algunos, una oportunidad para reconectar con sus intereses, gestionar el tiempo de forma más autónoma y escapar de estructuras rígidas. Sin embargo, para muchos otros, la misma modalidad trae consigo inseguridad, aislamiento y agotamiento emocional. La combinación entre alta exigencia, falta de estabilidad y ausencia de redes de apoyo genera un escenario donde la ansiedad crece a causa del trabajo.

En este contexto, pensar en soluciones individuales resulta insuficiente si no se acompañan de cambios más amplios. Es necesario recuperar el valor de lo colectivo, cuestionar los discursos que naturalizan la sobrecarga y exigir condiciones laborales que cuiden el bienestar integral. ¿Hasta qué punto estamos dispuestos a seguir celebrando la flexibilidad sin hablar de sus costos? ¿Qué lugar ocupa la salud mental en un mundo que prioriza el rendimiento por sobre el cuidado?

Referencias bibliográficas

  • Baranowski, C. M. (2018). Freelance isn´t free: the high cost of new york city´s freelance isn´t free act on hiring parties. Brooklyn Journal Of Corporate, Financial & Commercial Law, 12(2), 8.
  • Van Den Born, A. y Van Witteloostuijn, A. (2012). Drivers of freelance career success. Journal Of Organizational Behavior, 34(1), 24-46. https://doi.org/10.1002/job.1786
  • Wang, S., Li, L. Z. y Coutts, A. (2022). National survey of mental health and life satisfaction of gig workers: the role of loneliness and financial precarity. BMJ Open, 12(12), e066389. https://doi.org/10.1136/bmjopen-2022-066389