El síndrome de fatiga crónica es una condición que ha sido objeto de numerosos estudios a lo largo de los años, abordando diversos aspectos que lo caracterizan. Sus efectos pueden sentirse en la vida cotidiana de quienes lo padecen, aunque no siempre se logra una comprensión clara de los desafíos específicos. Sin embargo, algunos estudios han explorado áreas relacionadas con esta condición, dejando abiertas varias preguntas sobre su impacto general y cómo se manifiesta en el día a día. En este contexto, surgen numerosos interrogantes sobre la relación entre este síndrome y otros elementos que podrían influir en el bienestar de las personas.

Síndrome de fatiga crónica: ¿Qué es?

El síndrome de fatiga crónica se encuentra caracterizado por una sensación de agotamiento persistente que no mejora con el descanso. Afectando a millones de personas en todo el mundo, es particularmente prevalente en adultos de mediana edad.

síndrome de fatiga crónica, alteraciones cognitivas

Según los criterios diagnósticos, el paciente debe experimentar una fatiga debilitante durante al menos seis meses, junto con otros síntomas. Entre ellos, dolor muscular, problemas de sueño, malestar post-esfuerzo y alteraciones cognitivas.

Asimismo, esta condición afecta la capacidad del individuo para desempeñarse en actividades cotidianas, y sus síntomas pueden fluctuar en severidad. Tales diferencias en la sintomatología suelen dificultar el diagnóstico preciso y correcto manejo de la enfermedad, lo que ha llevado a una creciente necesidad de investigaciones que aborden tanto sus manifestaciones físicas como cognitivas.

Pero, ¿qué sabemos sobre las alteraciones cognitivas?

Como se mencionó, el síndrome de fatiga crónica no solo se manifiesta a través de síntomas físicos, sino que también afecta el funcionamiento cognitivo. Con respecto a ello, una de las áreas más alteradas es la atención, dificultando la capacidad de concentración y el procesamiento eficiente de la información. En suma, otros dominios cognitivos, como la memoria de trabajo y la velocidad de procesamiento, también se ven comprometidos.

Si bien aún se desconoce la causa exacta de estos déficits, la creciente evidencia sugiere que la neuroinflamación y el estrés oxidativo podrían tener un rol importante. En este contexto, un nuevo estudio aporta información acerca de cómo el síndrome de fatiga crónica afecta diversas áreas de la función cognitiva. Particularmente, aquellas relacionadas con la atención y la memoria. Veamos más.

Explorando una relación poco estudiada

Recientemente, el metaanálisis de referencia evaluó la relación entre el síndrome de fatiga crónica y el deterioro cognitivo, con el objetivo de clarificar cómo esta enfermedad afecta áreas específicas de la cognición. El estudio analizó 764 investigaciones publicadas entre 1988 y 2019, de las cuales se seleccionaron 40 que cumplían con los criterios de inclusión.

A su vez, para evaluar el deterioro cognitivo se utilizaron pruebas estandarizadas que medían diferentes áreas. Entre estas, la memoria, la atención, la velocidad de procesamiento y las funciones ejecutivas. Pero… ¿Cuáles fueron sus resultados?

La atención en la fatiga crónica

Los hallazgos revelaron que los pacientes con este cuadro enfrentan deficiencias significativas en diversos dominios cognitivos. Específicamente, se encontró que la atención sostenida y selectiva se ve particularmente afectada, sobre todo en su modalidad auditiva.

Si bien los resultados obtenidos sugieren que la eficiencia de la atención sostenida es baja, la atención visual mostró efectos menos consistentes. A su vez, solo uno de los test aplicados evidenció un déficit claro en la atención selectiva, lo que implica que no todas las modalidades de atención se ven igualmente comprometidas.

¿Qué sucede con los demás dominios cognitivos?

Respecto a la memoria a corto plazo, las dificultades son más pronunciadas en la modalidad visuoespacial en comparación con la verbal. En cuanto a la de largo plazo, los participantes mostraron déficits en el almacenamiento y recuperación en la memoria episódica, especialmente en la modalidad verbal, lo cual afectaría la capacidad para retener y evocar información.

Por último, aunque las funciones ejecutivas fueron evaluadas extensamente, solo se observaron dificultades moderadas en la inhibición cognitiva y flexibilidad mental. Esto indica que, aunque ciertas áreas de la función ejecutiva están comprometidas, no se puede hablar de una disfunción ejecutiva generalizada en los pacientes con síndrome de fatiga crónica.

Limitaciones y miradas futuras

A pesar de que el metaanálisis aporta una valiosa comprensión acerca de las alteraciones cognitivas en este síndrome, es fundamental tener en cuenta las limitaciones a la hora de interpretar los resultados. En primer lugar, la variabilidad en los criterios diagnósticos utilizados en la literatura revisada dificulta la comparación directa entre investigaciones. A su vez, la mayoría de los estudios seleccionados eran observacionales, lo cual limita la capacidad de establecer una relación causal definitiva entre las variables.

En cuanto a las miradas futuras, se sugiere adoptar criterios diagnósticos estandarizados para facilitar la comparación de datos. Por último, se propone profundizar en el estudio de los mecanismos neurobiológicos subyacentes mediante técnicas de neuroimagen y biomarcadores que arrojen luz sobre los procesos específicos que conducen al deterioro cognitivo en pacientes con síndrome de fatiga crónica.

Entonces… ¿Qué impacto tiene este cuadro en la cognición?

Por lo visto, podemos afirmar que el síndrome de fatiga crónica tiene un impacto profundo en el funcionamiento cognitivo. Los déficits en los diversos dominios cognitivos subrayan la importancia de abordarlo desde un enfoque integral, intentando contemplar todos sus síntomas. En este sentido, la variabilidad de los déficits resalta que no estamos hablando de una condición uniforme, sino que afecta a quienes la padecen de formas diversas y complejas.

Sin lugar a dudas, la estandarización de los criterios diagnósticos y el uso de técnicas avanzadas, como la neuroimagen y el análisis de biomarcadores, serán clave para avanzar en la comprensión de los mecanismos subyacentes. La cuestión, entonces, es si estas innovaciones permitirán identificar tratamientos que no solo reduzcan la fatiga física, sino que también restauren en parte la función cognitiva de las personas. Por último, en caso de que quieras aprender más sobre este tipo de cuadros, te invitamos a nuestro curso sobre síndromes neuropsicológicos atencionales.

Referencia bibliográfica

  • Aoun Sebaiti, M., Hainselin, M., Gounden, Y., Sirbu, C. A., Sekulic, S., Lorusso, L., Nacul, L. y Authier, F. J. (2022). Systematic review and meta-analysis of cognitive impairment in myalgic encephalomyelitis/chronic fatigue syndrome (ME/CFS). Scientific reports12(1), 2157. https://doi.org/10.1038/s41598-021-04764-w