Puede que, en ocasiones, hayamos pensado que es muy probable que los demás tengan opiniones similares a las nuestras. Esto es, que compartan nuestras actitudes, predilecciones o comportamientos en mayor medida de lo que realmente ocurre. ¿Por qué sucede esto? ¿Acaso tenemos una excesiva confianza en nuestras creencias? O más bien, ¿tiene algo que ver con la autoestima? Lo cierto es que, nuestras actitudes ejercen un profundo impacto en las percepciones de la realidad social. A continuación, veremos por qué en el sesgo de falso consenso se quiere llegar a pensar que todos están de acuerdo con uno.

¿Qué es el efecto de falso consenso?

El efecto de falso consenso o sesgo de consenso se refiere a la tendencia de las personas “a ver sus propias elecciones de comportamiento y juicios comunes y apropiados a las circunstancias existentes. Mientras que otras respuestas alternativas serían poco comunes, desviadas o inapropiadas” (Ross et al., 1977, p. 280).

O en otras palabras, el falso consenso hace referencia a la tendencia que tenemos de pensar que los demás pensarían y harían lo mismo que nosotros y viceversa. Veamos un ejemplo para esclarecerlo un poco.

¿Cuánta gente de tu edad suele beber alcohol?

En este estudio se puede observar claramente por qué en el sesgo de falso consenso una persona tiende a pensar que todos están de acuerdo con su punto de vista.

Un grupo de investigadores llevaron a cabo un estudio con una muestra de 3.065 estudiantes. La pregunta que se les formulaba era sencilla: ¿Cuánta gente de tu edad suele beber alcohol?

five beer mug filled with beer

El sesgo de falso consenso se midió de una forma muy simple.

Mediante una comparación entre las estimaciones de frecuencia de la conducta de los demás, realizadas por aquellas personas que mantenían una determinada conducta y las que no (Miller y Prentice, 1996).

Podemos hacernos una idea de los resultados.

Los “no consumidores” percibieron en mayor medida que los demás no consumían tanto alcohol, mientras que aquellos estudiantes “consumidores” indicaron más consumo entre la gente de su edad, siendo este último grupo el que hace una atribución más significativa sobre el consumo de alcohol en el resto.

Como estos investigadores pudieron observar, la sobreestimación de la conducta ocurría (Yubero et al., 2008).

¿Por qué caemos en el efecto de falso consenso?

Tomando la investigación anterior podríamos preguntarnos: ¿Qué ocurre cuando una persona que ha caído en este efecto es informada de los datos reales de su estimación?

Lo cierto es que el efecto de falso consenso es un fenómeno robusto que tiende a persistir incluso cuando las personas están informadas sobre el sesgo o las puntuaciones de consenso reales.

Ahora, es posible cambiar esto. Se ha constatado que se puede descartar el sesgo cuando se ofrecen datos explícitos y se guía hacia fuentes de información. Pero, ¿por qué ocurre?

No hay una sola hipótesis que explique todos los casos de sesgos, pero este en concreto tiene que ver con los trabajos clásicos de conformidad. Y es que, este tipo de percepciones sesgadas entre uno mismo y los demás han sido fruto de estudio tanto en la percepción personal como en el conflicto intergrupal.

Sumado a todo lo anterior, hay un efecto que aparece a muy temprana edad. Y que, además, puede resumirse en una premisa que tiene mucho que ver: el consenso aumenta nuestra confianza. Y esto, sin duda, tiene importantes implicaciones sociales.

¿Qué ocurre si alguien no está de acuerdo?

person sitting in a chair in front of a man

Ahora, dado que también influyen factores personales y motivacionales que pueden acercarnos a este sesgo, pensemos, ¿qué ocurre si alguien desconfirmara nuestra actitud, por ejemplo?

Automáticamente se activarían zonas cerebrales que tienen que ver con el razonamiento motivado, cálculos de valor subjetivo (sociales, no sociales, recompensas y costos) y procesos relacionados con uno mismo y los demás.

Y no con eso, estas áreas se activarían en mayor medida si la persona tiende a tener una fuerte necesidad de justificarse, algún interés específico en el consenso social o si percibe que su yo está bajo amenaza.

Podemos pensar que son demasiados los procesos y zonas de nuestro cerebro que se activan ante la situación que describimos.

Sin embargo, esto tiene una explicación. Nuestro cerebro tiene en ese momento un único objetivo: defendernos de contextos sociales que puedan ser desafiantes o amenazantes.

O, en su defecto, enfatizar que las propias actitudes y comportamientos son razonables. Algo lógico. Veamos qué regiones se encuentran implicadas en ello.

Correlatos neuronales del efecto de falso consenso

Lo cierto es que nuestro cerebro tiene mucho que ver cuando caemos en el sesgo de falso consenso. Y, de esta forma, nos cuestionamos si están todos de acuerdo.

El sesgo se asocia con una mayor actividad en la corteza prefrontal medial y la corteza prefrontal ventromedial (área que incluye a la corteza prefrontal medial y ventral).

Cuando se desconfirma nuestra posición en una condición del efecto de falso consenso, se observa una mayor modulación paramétrica en la corteza prefrontal medial, unión temporoparietal y precúneo.

Foto De Mujeres En El Encuentro

Esta diferenciación deja claro que un factor implicado en los correlatos neuronales del sesgo es el contexto social y motivacional en el que se encuentra la persona (Welborn y Lieberman, 2018).

A continuación, veamos un repaso de algunas funciones de estas últimas regiones.

Indaguemos…

La corteza prefrontal, localizada en la parte anterior de los lóbulos frontales, tiene una claro papel en las emociones, control atencional y señales de alerta.

Por otro lado, la unión temporoparietal es una zona en la que se encuentra el lóbulo temporal y el lóbulo parietal del cerebro. Esta área se activa cuando procesamos opiniones o reacciones diferentes de otras personas.

Por último, se ha observado que el precúneo o precuña, una parte del lóbulo parietal superior, integra la información cerebral (interna) con la información ambiental (externa). Todo cuadra, ¿no?

Así mismo, otros estudios sostienen que la corteza prefrontal ventrolateral derecha también juega un papel importante en el desprendimiento de las propias perspectivas o creencias para considerar información y perspectivas ajenas.

Además, cuando se comparten las propias actitudes con los demás se ha observado que se activa el sistema de recompensa regulado por el núcleo accumbens (Welborn et al., 2017).

Conclusión

La proyección de nuestras actitudes y comportamientos hacia los demás puede reflejar la necesidad de afirmar la normatividad de nuestras actitudes dentro de la comunidad.

Sin duda, esto se refleja en el sesgo de falso consenso y, ahora, podemos llegar a entender mejor por qué podemos a veces preguntarnos: ¿Están todos de acuerdo?

El razonamiento motivado y los mecanismos regulatorios son muy estudiados en este proceso. Un paso más para poder entender el razonamiento social y su relación con las neurociencias.

Referencias bibliográficas

  • Miller, D. T. y Prentice, D. A. (1996). The construction of social norms and standards. En E. Tory Hoggins y A.W. Kruglanski (Eds.), Social psychology. Handbook of Basic Principles (pp. 799-829). The Guilford Press.
  • Ross, L., Greene, D. y House, P. (1977). The “false con- sensus effect”: An egocentric bias in social perception and attribution processes. Joumal of Experimental Social Psychology, 13, 279-301. https://doi.org/10.1016/0022-1031(77)90049-X
  • Welborn, B. L., Gunter, B. C., Vezich, I. S. y Lieberman, M. D. (2017). Neural Correlates of the False Consensus Effect: Evidence for Motivated Projection and Regulatory Restraint. Journal of Cognitive Neuroscience29(4), 708-717. https://doi.org/10.1162/jocn_a_01084
  • Welborn, B. L. y Lieberman, M. D. (2018). Disconfirmation modulates the neural correlates of the false consensus effect: A parametric modulation approach. Neuropsychologia121, 1-10. https://doi.org/10.1016/j.neuropsychologia.2018.09.018
  • Yousif, S. R., Aboody, R. y Keil, F. C. (2019). The Illusion of Consensus: A Failure to Distinguish Between True and False Consensus. Psychological Science30(8), 1195-1204. https://doi.org/10.1177/0956797619856844
  • Yubero, S., Larrañaga, E., Navarro., R. y Serna, C. (2008). La percepción del consumo de alcohol: El análisis de los sesgos atributivos como orientación para la intervención social con jóvenes. Jornadas de Trabajo Social y Conductas Adictivas, 99-104. https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=1308206