Si un árbol cae en un bosque y no hay presente, ¿hace algún sonido? La caída del árbol, en sí misma, no genera sonido, sino que crea vibraciones en aire tierra. Solo habrá sonido si hay un sistema capaz de recibir las vibraciones, transformarlas e interpretarlas. El oído y el cerebro humano pueden hacerlo. Es necesaria, también, la experiencia previa para conocer conceptos como árbol o bosque. En esta nota se abordará la importancia de la identificación o construcción, conocimiento y regulación de emociones.

Construcción social de las emociones

Algo está claro, participamos activamente en la detección de los cambios físicos que ocurren en el mundo y en la construcción de nuestras experiencias, incluso sin ser conscientes de ello. Estos procesos influyen en cómo interpretamos las emociones en el contexto social. A continuación, analizaremos los factores que influyen en la interpretación social de las emociones y, por ende, en su construcción.

Teoría de la emoción construida

En el mundo emocional ocurre lo mismo que con el sonido. La teoría construccionista de la emoción postula que las emociones se construyen a través de un conjunto de procesos neurofisiológicos que requieren una conceptualización compartida socialmente. Es decir, recibimos información sensorial que se transforma en patrones neuronales (Barrett, 2017).

Esto es, el cerebro categoriza las sensaciones y las dota de significado a través de la experiencia previa y del contexto social. En otras palabras, hacemos una construcción de las emociones.

Las emociones son procesos complejos que requieren el amplio arsenal de habilidades para identificar, conocer, asimilar, utilizar y regular esas experiencias emocionales. Lo que, actualmente, se conoce como inteligencia emocional. También debemos partir de que las emociones son una realidad social. Así, compartimos y aceptamos conceptos puramente mentales con otros y, de esta forma, vamos adquiriendo el conocimiento y categorizando conceptos emocionales.

Regulación de emociones

Existe un amplio consenso al entender la regulación de emociones como un proceso en el que el sujeto es capaz de influir en el tipo de emoción, así como en el momento y el modo en el que se expresa. De este modo, tienen lugar un conjunto de procesos deliberados y automáticos que producen cambios conductuales, psicológicos y fisiológicos que favorecen el ajuste en la intensidad y dirección de nuestras emociones. Habitualmente, el objetivo de la regulación emocional es disminuir emociones percibidas como negativas e incrementar las positivas. Algunos factores que pueden incidir en este proceso:

Edad y regulación de emociones

Tenemos la capacidad para regular las emociones a lo largo de nuestra vida. En etapas tempranas, la regulación emocional es, en mayor medida, extrínseca (o regulación en otros), pero a medida que se crece, la regulación intrínseca (o de uno mismo) gana poder.

La adquisición de competencias emocionales durante la infancia y la adolescencia tiene repercusiones tanto en estas etapas como en la vida adulta. En consecuencia, es importante no descuidar la esfera emocional en estas edades. Ahora, cuando se es adulto, se adquiere un grado más sofisticado de regulación emocional, contando con más estrategias que son empleadas de manera más consciente.

Esferas vitales

Son muchas las esferas afectadas por la regulación de emociones. La forma de gestionar las emociones influye en el rendimiento académico y profesional así como en la calidad de las relaciones familiares y sociales.

Estudios científicos han mostrado la relación existente entre la regulación emocional y aspectos como las calificaciones en diferentes cursos académicos. Asimismo, se ha encontrado una estrecha relación con respecto a la formación de vínculos interpersonales, especialmente entre adolescentes.

No hay que olvidar que la regulación de emociones también está estrechamente ligada a la salud. Se han observado relaciones entre la regulación inadecuada de las emociones y algunos trastornos de personalidad, problemas en la alimentación, trastornos por consumo de sustancias, ansiedad, depresión, estrés, dolor crónico y/o ciertas dificultades cardiovasculares (Sloan et al., 2017).

¿Cómo regular las emociones?

Hay numerosas estrategias para la regulación de emociones y diversas clasificaciones, de las que podemos destacar tres:

  • Estrategias adaptativas/no adaptativas: Comunes en el ámbito de la salud, ya que pueden estar asociadas negativa o positivamente a síntomas clínicos.
  • Cognitivas/conductuales: En lo cognitivo, la regulación implicaría procesos mentales como la rumiación y/o aceptación. Mientras que el consumo y la evitación de la conducta serían estrategias propiamente conductuales.
  • Basadas en el modelo de proceso/otros modelos: El modelo de proceso es ampliamente reconocido y propone varias fases que componen la generación de las emociones. Entre estas se aprecian cinco categorías de estrategias de regulación emocional: selección de la situación, modificación de la situación, despliegue atencional, revaluación cognitiva y modificación de la respuesta. Otros modelos consideran la relación entre la ausencia o el mal uso de estrategias de regulación emocional y síntomas psicopatológicos como los de la depresión, la ansiedad o trastornos de la personalidad.

Otras estrategias de regulación emocional

No obstante, no todas las estrategias tienen repercusión patológica, ya que el éxito de una estrategia puede depender de las situaciones u objetivos concretos. La evitación, por ejemplo, puede considerarse un modo de regulación no adaptativa, pero podría resultar beneficiosa si se tuvieran que realizar tareas con una fuerte demanda cognitiva.

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Las estrategias con resultado inmediato, como la distracción, pueden ser útiles en determinadas circunstancias. Sin embargo, para otros objetivos, se deberían pensar en estrategias con un efecto a largo plazo.

El gran número de estrategias de regulación emocional existente permite utilizar más de una al mismo tiempo o para el mismo objetivo, esto es lo que se conoce como polirregulación. Ahora, la capacidad de los sujetos para considerar múltiples objetivos y estrategias con el fin de dar respuestas diferentes en el proceso o conocimiento de emociones puede ser un arma de doble filo si no existe conocimiento sólido sobre el modelo de proceso, generando así la anarquía de pensamientos.

¿Se puede medir la regulación de emociones?

Son diversos los métodos empleados en la evaluación de la regulación de emociones. Sin embargo, en los últimos años, los más utilizados han sido los instrumentos estandarizados. Estos test evalúan diferentes estrategias de regulación emocional.

La calidad métrica facilita el análisis y la comprensión de lo que se pretende evaluar. Las puntuaciones de los test, por ende, deben contar con propiedades psicométricas adecuadas. Así, el estudio de tales propiedades implica, principalmente, abordar los conceptos de fiabilidad y validez (Prieto y Delgado, 2010).

Mismamente, la Escala de Dificultades en la Regulación Emocional (Difficulties in Emotion Regulation Scale, DERS, en inglés) y el Cuestionario de Regulación Emocional (Emotion Regulation Questionnaire, ERQ, en inglés) han sido los más empleados en la evaluación de la regulación emocional en los últimos años. Ambos presentan valores de fiabilidad y validez adecuados (Pérez-Sanchez, Delgado y Prieto, 2020).

Tanto la DERS como el ERQ han permitido conocer qué relación existe entre la regulación de las emociones y muchos otros criterios (ansiedad, depresión, calidad de vida). Ahora, aunque el objetivo de ambos sea la regulación emocional, no se reflejan correlaciones altas entre ambos, lo cual puede deberse a que proceden de diferentes orígenes y utilizan distintas estrategias de regulación emocional.

Conclusión

Ser conscientes de que somos, en parte, responsables de la construcción y regulación de nuestras emociones es el camino hacia una mente más flexible y una vida más sana. Para convertirse en el director de la orquesta emocional habrá que conocer en qué momento las emociones generan ruido. Esto ayudará en el proceso de regulación de emociones, fundamental en la vida diaria. Pues un proceso de autoobservación y autoconciencia en el conocimiento de las emociones proporciona las herramientas necesarias para regular las emociones de manera más efectiva, lo que a su vez mejora la capacidad para afrontar los desafíos cotidianos con mayor calma y claridad mental.

Referencias bibliográficas

  • Barret, L. F. (2017). How emotions are made. Houghton Mifflin Harcourt.
  • Ford, B. Q., Gross, J. J. y Gruber, J. (2019). Broadening our field of view: The role of emotion polyregulation. Emotion Review, 11(3), 197-208. Doi:10.1177/1754073919850314
  • Pérez-Sánchez, J., Delgado, A. R. y Prieto, G. (2020). Propiedades psicométricas de las puntuaciones de los test más empleados en la evaluación de la regulación emocional. Papeles del Psicólogo, 41(2), 116-124. Doi: 10.23923/pap.psicol2020.2931
  • Prieto, G. y Delgado, A. R. (2010). Fiabilidad y Validez. Papeles del Psicólogo, 31(1), 67-74. https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=3150828
  • Sloan, E., Hall, K., Moulding, R., Bryce, S., Mildred, H. y Stagier, P. K. (2017). Emotion regulation as a transdiagnostic treatment construct across anxiety, depression, substance, eating and borderline personality disorders: A systematic review. Clinical Psychology Review, 57, 141-163. Doi: 10.1016/j.cpr.2017.09.002