El consumo problemático de sustancias en la adolescencia representa un desafío creciente para los sistemas de salud. Si bien existen tratamientos efectivos, muchos jóvenes recaen tras los programas de rehabilitación. Frente a este escenario, una investigación reciente analizó el impacto de la Terapia de Aceptación y Compromiso (ACT) en la resiliencia de adolescentes en tratamiento por consumo y adicciones. A continuación, analizaremos los hallazgos que ofrecen pistas prometedoras sobre cómo fortalecer los recursos psicológicos para sostener la recuperación a largo plazo.

Vulnerabilidad ante el consumo de sustancias

La adolescencia es un momento evolutivo clave para el desarrollo físico, emocional y social. En dicha etapa, suele haber un aumento en las conductas de riesgo, la impulsividad y el deseo de la aceptación social, particularmente entre los pares. Tales factores influyen en el proceso de toma de decisiones y vuelven a los jóvenes particularmente vulnerables al uso problemático de sustancias. A título ilustrativo, en regiones como el sudeste asiático, y en particular en Tailandia, el uso problemático de metanfetaminas es actualmente una preocupación de salud pública. Las consecuencias van desde dificultades cognitivas hasta deserción escolar y problemas de salud mental.

La resiliencia como factor protector clave

act adicciones y resiliencia

En ese contexto, los programas tradicionales de tratamiento buscan intervenir a nivel físico, psicológico y social. Sin embargo, los altos índices de recaída indican la necesidad de incluir abordajes que fortalezcan factores protectores.

Uno de los más relevantes es la resiliencia, entendida como la capacidad de adaptarse ante la adversidad. Esta se apoya en tres dimensiones: el apoyo social, la autopercepción positiva y las habilidades para afrontar desafíos.

Una nueva herramienta…

Siguiendo esa misma línea, los abordajes desde ACT han ganado protagonismo por su enfoque basado en la atención plena y la flexibilidad psicológica. Sus seis procesos centrales —aceptación, defusión cognitiva, atención plena, el yo como contexto, valores y acción comprometida— parecen ser útiles para reducir conductas de riesgo y aumentar el bienestar en diversas poblaciones, incluidas personas con consumo problemático. En este marco, surge en 2025 un nuevo estudio que busca esclarecer su eficacia.

¿Cómo se construyó la investigación?

El objetivo estuvo claro: evaluar si un programa grupal basado en ACT podía aumentar la resiliencia de jóvenes tailandeses entre 18 y 25 años en tratamiento por abuso de metanfetaminas. Así, se trabajó con 100 participantes distribuidos aleatoriamente en dos centros de rehabilitación. Uno de ellos recibió el tratamiento, mientras que el otro continuó con el tratamiento habitual.

El grupo experimental participó de 8 sesiones grupales basadas en la terapia durante 4 semanas. Se evaluaron los niveles antes, inmediatamente después y un mes luego de la intervención, utilizando una escala validada que contempla los componentes: apoyo externo, tengo, fortaleza personal, soy, y habilidades para resolver problemas, puedo. Exploremos ahora los principales hallazgos.

ACT como motor de la resiliencia

Los resultados muestran que la terapia grupal ACT tuvo un impacto claro en rehabilitación por consumo problemático en adolescentes. Es decir, que fortaleció la resiliencia, considerado un gran factor protector.

En comparación con el grupo control, el experimental obtuvo mejoras en todas las dimensiones evaluadas. Tales hallazgos respaldan la integración de ACT y adicciones en programas juveniles, como estrategia para fortalecer los recursos emocionales y prevenir recaídas.

Cambios cuantificables y sostenidos

act adicciones y resiliencia

El análisis estadístico reveló un aumento significativo en las puntuaciones de resiliencia del grupo experimental. A diferencia del grupo control, que presentó una leve disminución, quienes realizaron la intervención mantuvieron las mejoras un mes después. Cabe destacar que los avances fueron transversales, sugiriendo un impacto profundo en distintos aspectos del funcionamiento psicológico.

Las técnicas de ACT —como la conexión con valores y la atención plena— permitieron a los jóvenes con adicciones resignificar experiencias difíciles. Además, redujeron el juicio hacia sí mismos y asumieron un rol activo en el cambio. En ese sentido, además de mejorar individualmente, también fortalecieron su sentido de pertenencia a través del trabajo grupal.

Dimensiones específicas: Tengo, Soy y Puedo

El análisis detallado de cada dimensión arrojó datos relevantes. En la dimensión tengo, los participantes reportaron sentirse más apoyados por su entorno. Este respaldo de pares, terapeutas o familiares resulta clave, ya que favorece la permanencia en el tratamiento y reduce el riesgo de recaídas.

También se observaron avances importantes en soy y puedo. La primera se relaciona con la autoaceptación y la confianza personal. La segunda, con la capacidad de afrontar desafíos. Ambas se fortalecen con los principios de dicho enfoque. Así, trabajar las adicciones desde la perspectiva ACT no solo reduce el uso problemático, sino que promueve una identidad más fuerte y flexible.

Efectos diferenciales según el perfil inicial

Otro hallazgo relevante del estudio fue que los beneficios del tratamiento variaron en función del perfil inicial de los participantes. Aquellos que partían de niveles más bajos de resiliencia fueron quienes mostraron mayores mejoras tras la terapia grupal. Lo anterior da pie a pensar que podría tener un efecto especialmente significativo en jóvenes con menor percepción de apoyo o habilidades internas debilitadas, funcionando como un catalizador de cambio en contextos altamente vulnerables.

Adicionalmente, se observó que los participantes con mayores niveles de motivación al inicio tendieron a sostener mejor los avances en el tiempo. Tal interacción entre disposición personal y respuesta terapéutica refuerza la importancia de evaluar las características individuales antes de implementar una intervención.

Preguntas abiertas y desafíos metodológicos

act adicciones y resiliencia

Uno de los límites principales es la duración del seguimiento, que fue de apenas un mes. No se conocen aún los efectos sostenidos en el largo plazo ni su impacto en tasas reales de recaída. Además, el análisis fue realizado exclusivamente con jóvenes tailandeses que consumían metanfetaminas, por lo que su generalización a otras sustancias o culturas debe hacerse con cautela.

Por otro lado, si bien se utilizó un instrumento validado para medir la resiliencia, no se incorporaron medidas objetivas sobre el consumo ni evaluaciones clínicas complementarias. Finalmente, el estudio no comparó ACT con otros tipos de terapia, lo que impide valorar su superioridad frente a otras intervenciones psicológicas.

Un enfoque prometedor para fortalecer la recuperación

Los resultados respaldan el uso de ACT como herramienta para promover una mayor resiliencia en jóvenes en rehabilitación por consumo problemático. Al centrarse en valores, aceptación y flexibilidad, permite cultivar recursos internos duraderos que trascienden el mero control del impulso. En un momento en que muchos adolescentes y adultos enfrentan múltiples desafíos sociales y emocionales, promover dicho factor no es solo una meta terapéutica, sino también una apuesta preventiva.

De esta manera, integrar ACT y adicciones en los programas de salud mental juvenil podría ser un paso importante hacia intervenciones más humanas, eficaces y sostenibles. Igualmente, los próximos estudios deberían indagar su aplicación en otros contextos y su impacto a largo plazo, pero los primeros indicios son alentadores.

Referencia bibliográfica

  • Dallas, J. C., Vatanasin, D., Detchaiyot, P. y Wonginjun, S. (2025). The Effect of Acceptance and Commitment Group Therapy on Resilience Among Youths With Substance Abuse. Journal of Child and Adolescent Psychiatric Nursing38(2). https://doi.org/10.1111/jcap.70022