En la búsqueda constante de la felicidad y bienestar, a menudo pasamos por alto un aspecto fundamental de nuestras vidas, la relación entre lo que comemos y cómo nos sentimos. ¿Alguna vez te has preguntado si tu estómago podría estar relacionado con tu estado de ánimo? La respuesta es un rotundo sí. En esta nota exploraremos la conexión entre la alimentación y la felicidad. Sigue leyendo para descubrir cómo tu estómago y la serotonina están más conectados de lo que puedes imaginar.

Alimentación y estado de ánimo

La relación entre nuestros estados de animo y la alimentación es un fenómeno evidente. De hecho, se ha planteado la hipótesis de que ciertos alimentos desempeñan un papel crucial en la generación de sentimientos de felicidad, especialmente aquellos que no han sido sometidos a procesos industriales. Y es que, alimentos no procesados, como las frutas y verduras frescas, suelen estar vinculados a emociones más positivas. Demostrándose que su inclusión en la dieta cotidiana aumenta los niveles generales de bienestar.

Estos alimentos no procesados, como las frutas y verduras frescas, suelen estar vinculados a emociones más positivas

Por otro lado, es común que las personas recurran a alimentos altamente procesados cuando enfrentan emociones negativas, como el estrés o la tristeza. Los mismos, aunque pueden proporcionar un alivio momentáneo, no contribuyen a una sensación de felicidad sostenida a largo plazo.

Algunos aspectos a considerar

Así, en otras palabras, pueden aliviar temporalmente el malestar emocional, pero no promueven una felicidad duradera. Con esto, es fundamental destacar que los resultados no son universales, ya que las preferencias alimentarias y las restricciones varían de persona a persona. Además, diversos factores, como las limitaciones económicas, pueden influir en las elecciones de alimentos (Kaur y Van, 2017).

Microbioma intestinal: ¿Cómo se relaciona?

El microbioma intestinal es un ecosistema diverso de microorganismos que juega un papel fundamental en la salud. Adicional a su impacto en la digestión y el sistema inmunológico, se ha descubierto que este tiene una influencia significativa en la salud mental.

Con lo anterior, la dieta es clave en la composición y diversidad del microbioma. De esta forma, cambios en la alimentación, como la transición a dietas vegetarianas, mediterráneas o cetogénicas, pueden tener efectos notables en el bienestar emocional. Por ejemplo, el consumo de grasas y proteínas se relaciona con una menor ansiedad y depresión, mientras que el exceso de carbohidratos puede incrementar el estrés (Martin et al., 2023).

¿Qué pasa con los psicobióticos?

Los psicobióticos son una categoría especial de suplementos que contienen probióticos, es decir, bacterias vivas beneficiosas para el sistema digestivo, y prebióticos, que son ingredientes no digeribles que fomentan el crecimiento de estas bacterias en el intestino. Cuando se consumen en cantidades adecuadas, los psicobióticos tienen el potencial de influir positivamente en la salud mental. Pues su mecanismo de acción implica la modulación de la microbiota intestinal, lo que, a su vez, puede influir en la comunicación entre el intestino y el cerebro, conocido como el eje intestino-cerebro.

Veamos cómo interactúa con el cerebro…

Este sistema de comunicación intestino-cerebro es fundamental para nuestra salud física y mental.

El eje intestino-cerebro, red de comunicación vital entre el cerebro y el intestino, regula diversos aspectos de la salud. Así, a través de señales hormonales, inmunológicas y nerviosas, ambos sistemas interactúan.

Y es que, como se ha indicado, en el intestino reside la microbiota, que puede impactar en la función cerebral y la salud mental al producir neurotransmisores y compuestos que afectan la actividad cerebral. Adicionalmente, influye en la inflamación y la respuesta inmunológica, lo que repercute en la salud en general.

Es así, que el intestino sirve como un entorno propicio para el crecimiento bacteriano al proveer un ambiente sin oxígeno y resguardado, además de suministrar recursos energéticos. Las bacterias, además, desempeñan un papel crucial en la regulación de la homeostasis del huésped, influyendo en aspectos como el bienestar emocional, el metabolismo y la salud gastrointestinal. La ausencia de una microbiota intestinal saludable puede desencadenar una declinación en estas relaciones vitales, potencialmente conduciendo a enfermedades (Zhou y Foster, 2015).

Pero entonces… ¿Y la felicidad?

La compleja interacción entre el eje intestino-cerebro, la alimentación y la felicidad es un campo de estudio en constante evolución. Aunque todavía no se comprende completamente, investigaciones han revelado que la microbiota intestinal es crucial en la producción de neurotransmisores como la serotonina, relacionada con el estado de ánimo y la felicidad. Asimismo, estudios han demostrado que la modulación de la microbiota intestinal mediante psicobióticos podría mejorar el ánimo y aliviar los síntomas de depresión y ansiedad.

A pesar de que se requiere una mayor investigación para obtener una comprensión más sólida de tal relación, los hallazgos actuales apuntan a la influencia positiva que la salud intestinal y la modulación de la microbiota pueden ejercer en la felicidad y el bienestar mental. Así, cuidar la salud intestinal y considerar la inclusión de psicobióticos (en caso de requerirse) en la dieta, podría representar un camino prometedor.

Serotonina: No solo implicada en la sensación de felicidad

Cuando estos recursos son suficientes, los niveles de serotonina aumentan, correlacionándose con una mayor sensación de felicidad.

La serotonina es un neurotransmisor que regula la percepción de los recursos corporales esenciales, como alimento, agua y sueño. Cuando dichos recursos son suficientes, los niveles de serotonina aumentan, correlacionándose con una mayor sensación de felicidad.

Este neurotransmisor tiene un impacto significativo en el sistema nervioso y, por ende, en el estado de ánimo. En el cerebro, la serotonina influye en el ánimo, la ansiedad y felicidad al intensificar la estimulación de los nervios e impulsos eléctricos.

Más presente de lo que parece

Se encuentra en mayores concentraciones en las células enterocromafines del tracto gastrointestinal, con cantidades menores en el sistema nervioso central y las plaquetas. Actuando a través de receptores serotoninérgicos, vinculados a diversas proteínas G y generando cambios en el interior de las células. Su función biológica es versátil, repercutiendo en el aprendizaje, la memoria, felicidad y recompensa, además de regular procesos fisiológicos como el sueño, comportamiento y apetito.

Conclusión

Como vemos, la relación entre la alimentación, el cerebro y la felicidad es un complejo entramado de procesos biológicos. Una dieta rica en triptófano y otros nutrientes que favorezcan la síntesis de serotonina puede contribuir a un equilibrio emocional y una mayor sensación de felicidad. Sin embargo, es esencial comprender que la alimentación no es el único factor que influye en nuestra felicidad; factores psicológicos, emocionales y sociales también desempeñan un papel clave en el bienestar general.

Referencias bibliográficas

  • Bakshi, A. y Tadi, P. (2022). Biochemistry, Serotonin. StatPearls Publishing.
  • Dinan, T. G. y Cryan, J. F. (2016). Gut instincts: Microbiota as a key regulator of brain development, ageing and neurodegeneration. The Journal of Physiology, 595(2), 489-503. https://doi.org/10.1113/jp273106
  • Kaur, J. y Van, A. (2017). Do the types of food you eat influence your happiness? UC Merced Undergraduate Research Journal, 9(2) https://doi.org/10.5070/m492034790
  • Martin, S. E., Kraft, C. S., Ziegler, T. R., Millson, E. C., Rishishwar, L. y Martin, G. S. (2023). The role of diet on the gut microbiome, mood and happiness. medRxiv (Cold Spring Harbor Laboratory). https://doi.org/10.1101/2023.03.18.23287442
  • Zhou, L. L. y Foster, J. A. (2015). Psychobiotics and the gut–brain axis: In the pursuit of happiness. Neuropsychiatric Disease and Treatment, 2015(11), 715-723. https://doi.org/10.2147/ndt.s61997