El “ayuno intermitente” o “fasting” tiene un largo recorrido histórico de 500 años A. C. Descrito por Hipócrates por primera vez, ha ido evolucionado la manera en la que se utiliza. El ayuno retomó su importancia en la sociedad y ciencia hace pocos años, con las aportaciones del biólogo japonés Yoshinori Ohsumi, al ganar el premio Nobel de medicina en el 2016 por sus descubrimientos de la “autofagia”. Hoy en día, el número de búsquedas en Internet para “ayuno intermitente” ha aumentado varios miles de dígitos. No es casualidad que siga subiendo este porcentaje ya que ha dado muy buenos resultados, pero también se abandona el hábito por falta de asesoría profesional, más que por ineficiencia. Veamos un poco más sobre qué es el ayuno intermitente y algunas de sus características. A continuación.
¿Qué es el ayuno intermitente?
Antes de describir esto, empecemos por: ¿qué es el ayuno? A grandes rasgos, el ayuno refiere a cuando se deja de comer por un periodo de más de 12 horas seguidas, consumiendo únicamente agua, té, café y nada de complementos como puede ser el azúcar, miel o leche.
Generalmente, la principal fuente de energía que utilizamos son los carbohidratos, que se consumen por una vía metabólica llamada glucólisis (proceso por el que podría decirse que destruye carbohidratos y los usa como energía).
Así pues, cuando se lleva a cabo un ayuno de más de 12 horas o se restringen los carbohidratos, el cuerpo requiere de una vía metabólica diferente llamada cetosis, que utiliza las grasas para generar energía, creando cuerpos cetónicos.
Un proceso clave en todo esto
Lo cierto es que, el ayuno intermitente es uno de los muchos tipos de ayunos que existen, siendo el que puede acoplarse mejor al estilo de vida tan dinámico que se tiene en estos tiempos. Durante el ayuno se lleva a cabo un proceso llamado “autofagia”, donde las células a través de los lisosomas (recolectores de basura celular) se deshacen de proteínas dañadas y de orgánulos (estructuras contenidas en la célula). Dicho proceso detona una regeneración celular más controlada y disminuye los estados inflamatorios a los que nos enfrentamos por la mala alimentación y estrés de nuestro día a día.
¿Cuántos tipos de ayuno existen?
Descritos en la literatura se puede encontrar un amplio abanico de ellos, pues todos tienen variantes y muchos profesionales o culturas aplican el ayuno de diferentes maneras. Esto quiere decir que no necesariamente el objetivo que se persigue tiene que ver con la salud, sino con lo espiritual y religioso, por ejemplo.
Veamos, desde fines más prácticos, algunos muy comunes en los que puede presentarse un ayuno de día completo, de días alternos o una alimentación con restricción de tiempo. A continuación:
- Se consumen alimentos en un periodo de 4 a 8 horas del día. De tal forma que el resto de las horas se ayuna.
- Días alternados en los que se consumen alimentos un día (24 horas) y, al siguiente, no se consume (ayuno total).
- Método 5×2 días: No se come dos días de la semana y los otros cinco días restantes, sí.
- Ayunos prolongados (de 7 a 20 días).
- Método 18×6 horas o 14×10: Se consumen alimentos 6-10 horas del día y las horas restantes (18 o 14 dependiendo del método elegido) no se consume.
¿En quiénes no se recomienda?
- En pacientes que tienen peso inferior al normal (IMC-18.5).
- Pacientes con diagnóstico de Gota (enfermedad crónica) mal controlada por el ácido úrico alto.
- Condición médica grave como hepatopatía, nefropatía o cardiopatía (existen excepciones).
- Desorden o trastorno alimenticio como anorexia nerviosa, bulimia nerviosa y trastorno alimentario compulsivo.
- En el embarazo aún no existen las pruebas suficientes para poder aplicarlo.
- Si los niveles de los cuerpos cetónicos son demasiado altos, el pH de la sangre cae, resultando en cetoacidosis. Emergencia médica que debe ser tratada inmediatamente. En general, esto ocurre únicamente en pacientes con diabetes sin tratar o mal controlada y en personas con una adicción al alcohol tras beber y no comer. Las cetonas pueden acumularse en el organismo si los niveles de insulina son demasiado bajos, o durante periodos de ayuno prolongado sin supervisión, provocando una cetoacidosis (refiriendo esto a pacientes con diabetes que presentan problemas de insulina o niveles de azúcar de más de 240 mg/dl, o más, en sangre).
- Si están tomando medicamentos inhibidores cotransportadores de Na-gluc (SGLT2) (medicamentos que terminan en –gliflozina). Por ejemplo, una de las más conocidas es la dapagliflozina.
Beneficios del ayuno intermitente
Entre algunas de sus ventajas puede incluirse la regulación de los ritmos circadianos y la microbiota intestinal, mejora de la sensibilidad a la insulina y disminución del riesgo de enfermedad cardiovascular. Así como mejores resultados en enfermedades neurológicas relacionadas con la edad (Khedkar, 2020).
Efectos secundarios del ayuno intermitente cuando se implementa drásticamente
La mayoría de los efectos secundarios ocurren al implementar un ayuno de forma drástica y sin dejar que el cuerpo se acostumbre a este. Y es que, todos los procesos o cambios ocasionados de manera brusca siempre repercutirán de una forma negativa, ya sea a corto o largo plazo.
En este caso, en concreto, el cuerpo necesita tiempo para adaptarse a las cetonas como fuente de energía en lugar de la glucosa. Con esto, un ejemplo claro podría reportarse de la llamada Ketoflu, que puede dar paso a síntomas similares a una gripe como dolor de cabeza, letargia, mal humor o constipación. Con una duración alrededor de una semana si se aplica drásticamente.
Por otro lado, los periodos muy largos de ayuno (más de 18 horas seguidas, mismamente) aunque favorezcan una pérdida de peso de manera fácil, deben realizarse con cuidado en personas con trastornos de peso, adultos mayores donde el peso debe ser controlado para evitar la sarcopenia (pérdida involuntaria de masa muscular esquelética que se produce con la edad avanzada), o en quienes requieran un control más estricto de nutrientes.
Conclusión
Para finalizar, quien decide llevar a cabo un ayuno intermitente ha de tener en cuenta que esto no debe causar una interrupción drástica en el día a día. Para ello, los profesionales pertinentes tienen que proporcionar información adecuada y apoyo continuo. Pues realizarlo de manera inadecuada o ante un contexto no beneficioso para la persona puede producir un deterioro en la salud y el equilibrio nutricional.
De esta forma, es importante valorar si la persona ha tenido o cursa con algún trastorno alimentario o sintomatología. Y es que, para abordar determinados cuadros se requiere un tratamiento que incluya más aspectos relacionados con la educación o la terapia conductual, entre otros.
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