La fibromialgia se caracteriza por la presencia de dolor crónico (tanto físico como emocional) que se manifiesta comórbido con la depresión. Es decir, no solo es una patología física que causa dolor musculoesquelético a nivel generalizado y fatiga crónica, sino que está asociada con otros síntomas psicológicos relacionados con la tolerancia al dolor. En esta nota intentaremos explicar algunos síntomas de la fibromialgia y cómo esta enfermedad se asocia con los síntomas de la depresión. Concretamente, al dolor emocional.
Fibromialgia: Mucho más que dolor físico
Sin lugar a duda, la fibromialgia es una patología física que causa dolor musculoesquelético a nivel generalizado, fatiga y otros síntomas psicológicos asociados con la tolerancia al dolor (Garaigordobil y Govillard, 2016).
No es de extrañar cuando, etimológicamente, este término proviene del latín ˈfibroˈ (tejido fibroso) y del griego ˈmíoˈ (músculo) y ˈalgiaˈ (dolor). Pues, ya desde una perspectiva conceptual, este padecimiento físico denota una importante base psicológica sobre la asimilación del dolor (Gelonch et al., 2017).
Sintomatología
La fibromialgia, al ser reconocida como una patología reumatológica, presenta síntomas físicos. Entre los más comunes se incluyen:
- Dolor y rigidez en el cuerpo
- Dolores de cabeza
- Dolor en el rostro o mandíbula
- Adormecimiento u hormigueo en manos y pies
- Síndrome del intestino irritable
- Problemas para dormir
- Fatiga crónica
- Dificultades en la concentración y memoria
Por lo tanto, debido a esta constelación de síntomas físicos, las personas que la presentan también suelen manifestar síntomas somáticos.
Lo cierto es que la fibromialgia ha sido considerada como una ˈenfermedad fantasmaˈ muy difícil de diagnosticar. De hecho, permanece sin diagnosticar hasta en el 75 % de las personas que presentan la afección (Maffei, 2020).
Sin embargo, en la actualidad, la neuroimagen ha permitido definir claramente que es una enfermedad que puede ser comórbida con diversas psicopatologías (Deus et al., 2017; Deus, 2017).
Etiología y epidemiología
Aunque no se conoce la etiología exacta de la fibromialgia algunas investigaciones definen que la aparición de los síntomas se pueden desencadenar debido a lesiones frecuentes, infecciones virales e incluso por predisposición genética o de manera espontánea.
Así, es posible afirmar que este cuadro puede eclosionar con/sin sintomatología de base y sin predisposición genética (Antcliff et al., 2017).
Por otro lado, existe una mayor predisposición en mujeres (donde causa dolor musculoesquelético), personas de mediana edad y aquellas con antecedentes médicos de lupus, artritis reumatoide, espondilitis anquilosante, y también en quienes tengan un familiar diagnosticado con fibromialgia (López et al., 2017).
Percepción anormal del dolor
Como hemos mencionado, la fibromialgia no solo es considerada un síndrome clínico reumatológico que representa la aparición del dolor persistente y difuso.
Se caracteriza por una mayor sensibilidad al dolor (hiperalgesia) y la percepción anormal de este (alodinia).
Por ejemplo, un estudio de ensayo clínico empleó resonancia magnética funcional para analizar la estructura cerebral en estado de reposo de personas con el cuadro y otras personas sin dicha afectación (Pujol et al., 2014).
La investigación demostró que, en los pacientes con fibromialgia existía una alteración de la conectividad funcional en los 3 niveles de procesamiento neural:
- Conectividad reducida entre la sustancia gris central y la ínsula anterior.
- Conectividad reducida del sistema somatosensorial, tanto de la corteza sensorial primaria y secundaria.
- Mayor conectividad entre el corteza somatosensorial secundaria y la red de modo predeterminado.
Este aporte desde la neuroimagen explica el cambio en la percepción del dolor, reflejando el debilitamiento general de la integración sensorial que subyace al dolor clínico en la fibromialgia.
Fibromialgia: Dolor emocional comórbido con la depresión
En la actualidad, la neuroimagen ha permitido definir claramente que este cuadro es una enfermedad del cerebro que puede estar asociada con el mal descanso nocturno y fatiga crónica.
Y, debido al dolor persistente y la fatiga crónica latente, la fibromialgia se ha visto asociada con síntomas somáticos y una alta prevalencia de alodinia, que incluye elementos cognitivos y emocionales. Esto es, presenta una alta comorbilidad con la depresión y ansiedad.
Pero, ¿por qué existe una alta comorbilidad con la depresión?
En primer lugar, la dimensión emocional de la fibromialgia modula la percepción del dolor, y esta percepción del dolor puede verse alterada según el estado emocional, rasgos de personalidad, temperamento y carácter de la persona. Es decir, el dolor emocional o subjetivo se ve aumentado.
Por lo tanto, dentro de dicha percepción cognitiva y sensorial del dolor crónico, se encuentra una dimensión emocional que puede aumentar los criterios del dolor percibido y verse relacionada con síntomas de depresión. De hecho, un estudio encontró que el 40,5% de las personas con fibromialgia también convivían con un episodio depresivo mayor (Santos et al., 2011).
Asimismo, tanto la fibromialgia como la depresión comparten algunas disfunciones neuroquímicas comunes y alteraciones del sistema nervioso central (SNC), como un sistema serotoninérgico hipofuncional y reactividad alterada del eje hipotálamo-pituitario-suprarrenal.
Mapeo de la respuesta cerebral al dolor en pacientes con fibromialgia mediante (fMRI)
Por ejemplo, un estudio realizado por Pujol et al. (2009) consistió en realizar un mapeo cerebral utilizando Resonancia magnética funcional (fMRI) en pacientes con fibromialgia.
Durante la resonancia los participantes debían colocar el dedo índice sobre un peso determinado; 4 kg/cm2 de presión en pacientes con fibromialgia.
A quienes no la presentaban se les agregó un peso adicional 6,8 kg/cm2 para igualar la gravedad del dolor percibido.
El mapeo cerebral de esta investigación demostró que los pacientes con fibromialgia tienen una respuesta completa de la red de dolor (corteza sensorial-motora, opérculo-ínsula, corteza cingulada y ganglios basales). Siendo mayor su percepción de dolor cognitivo y emocional.
Por el contrario, las personas sin este cuadro solo presentan activación cerebral en las cortezas somatosensoriales.
Conclusión
Las personas con fibromialgia muestran una gran comorbilidad psicopatológica, predominantemente ansiosa y depresiva, si bien con los datos actuales no debe ser considerada un trastorno somatomorfo.
Aún así, la neuroimagen ha permitido definir circuitos neurales diferenciados e implicados tanto en la depresión como en los síntomas presentes en la fibromialgia.
De este modo, la evidencia hasta ahora acumulada sugiere que la fibromialgia se asocia con una disfunción del SNC y una alteración de la morfología cerebral propia que contribuye la expresión de su sintomatología y experiencia dolorosa.
Referencias bibliográficas
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