Como ya hemos visto, el neurodesarrollo es un proceso que inicia durante el embarazo y culmina en la adultez. En consecuencia, influyen múltiples aspectos como la genética, ambiente y afecto que recibe el bebé dentro en su contexto para el desarrollo de los proceso básicos. Todos estos factores pueden ayudar al desarrollo de procesos como la sinaptogénesis o la plasticidad cerebral. A pesar de que cada persona tiene un desarrollo individual, se ha encontrado que existen rangos de edad entre los cuales se desarrollan algunos de estos procesos. Ahora, es importante aclarar que, si un niño no cumple con alguno de los criterios no significa que esté presentando alguna dificultad en su desarrollo. Puesto que, como mencionamos anteriormente, cada uno tiene un contexto propio en el que crece y se desenvuelve, y este influye en su desarrollo. Así, nos enfocaremos en los hitos del desarrollo motor y perceptivo.

Hitos del desarrollo motor

Como su nombre indica, el desarrollo motor es uno de los hitos que se relaciona con el aprendizaje y desarrollo de movimientos, uno de los procesos básicos e indispensables para nuestras actividades diarias.

A diferencia de otras áreas de desarrollo, el motor depende en gran medida de la madurez corporal y neuronal del niño. Para su desarrollo se requiere tanto de la aparición como de la desaparición de los reflejos.

Los reflejos se encuentran controlados por los niveles inferiores del sistema nervioso central. Estos permiten dar respuestas motoras y posturales funcionales y voluntarias. Se dividen, principalmente, en dos tipos motricidad.

Motricidad gruesa

En estos hitos del desarrollo motor se incluyen movimientos que se relacionan con el posicionamiento y control corporal.

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Por ende, en estos hitos del desarrollo se aprenden movimientos que son más amplios y ayudan a mantener la postura y equilibrio.

Este proceso básico inicia con el sostenimiento de la cabeza, que se da entre los 2 y 3 meses de vida.

Seguido a esto, se encuentra el control del torso, que se produce entre los 4 y 9 meses. Como resultado, el niño va aprender a sentarse.

Con el proceso de maduración y la práctica inicia el fortalecimiento de las piernas. Como resultado de este hito del desarrollo motor, va a poder ponerse de pie solo (entre los 10 y 16 meses).

Una vez que logra tener el control de las partes básicas de su cuerpo, se inicia el proceso de desplazamiento. Este puede tener una variación individual en el orden. Suele producirse entre los 11 y 18 meses e incluir acciones como arrastre, gateo, avanzar sentado o caminar.

Cuando culmina este proceso, se inicia el refinamiento de las capacidades basales. Para el desarrollo de estas actividades se necesita tener una base sólida en el desarrollo de las actividades anteriormente mencionadas. Asimismo, se requiere de práctica en estas nuevas actividades, dado su nivel de complejidad.

Entre ellas se encuentra caminar hacia atrás (entre los 15 y 19 meses), subir escaleras (16 a 30 meses) o saltar (18 a 30 meses). Aquí se puede incluir también el aprendizaje y práctica de diversos deportes.

Motricidad fina

En este tipo de motricidad se tienen en cuenta movimientos finos y precisos.

Por lo tanto, el proceso básico tiene una estrecha relación con el desarrollo de musculatura de extremidades superiores, principalmente, las manos. Se incluyen actividades más simples como examinar objetos, hasta tareas más complejas como la escritura.

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Este hito del desarrollo motor comienza desde los primeros días de vida, donde se ve en los niños el reflejo de agarre.

A medida que el bebé va teniendo más control del mismo, este reflejo va desapareciendo.

Hacia los 3 meses inicia el agarre de objetos externos, aunque suele afianzarse de mejor manera en los 5. En el siguiente mes comienza a mover objetos entre las manos.

El manejo independiente de los dedos, especialmente de los pulgares, ocurre a los 7 meses, pero no es sino hasta los 9 que logra hacer pinza. Este desarrollo motor permite al bebé tomar objetos pequeños, acción que será una base para actividades complejas como la escritura.

A partir de los 18 meses, el niño puede realizar torres de cubos y manipular y acomodar fichas pequeñas. En este momento comienza el proceso de coordinación de las dos manos para realiza movimientos mucho más complejos y finos, como por ejemplo, comer con cuchara o aborchar una camisa. En este caso, la estimulación por parte del contexto es fundamental.

Hitos del desarrollo sensorial y perceptivo

La percepción es la base para cualquier tipo de desarrollo. Para percibir algo, nos basamos en nuestros cinco sentidos: la vista, el olfato, el tacto, la audición y el gusto. Gracias a esta función, las personas pueden tener contacto con el mundo y, por consiguiente, se pueden desenvolver en él.

Cuando recibimos la información a través de receptores sensoriales, esta es interpretada y organizada por la percepción. Así, se transmite la información y se puede dar una respuesta como la sonrisa o el llanto, entre otros.

Visión

Este es el sistema que mayor información proporciona del mundo exterior. En el momento en que nacemos tenemos la capacidad de percibir la luz, pero enfocarnos nos cuesta, ya que el cristalino no está totalmente desarrollado. Por lo tanto, el recién nacido solo puede enfocarse en un punto de luz fijo, pero lo va a ver borroso.

En el primer mes de vida, mejora la agudeza visual en los niños y, por tanto, el desarrollo perceptivo. A los 2 meses puede fijar la mirada.

A los 3 meses, es fundamental, ya que inicia el reconocimiento del rostro de la madre. Además, puede desplazar la mirada de un objeto a otro y comienza a reconocer los colores, iniciando con el rojo.

Ya a los 6 meses puede distinguir colores y tonos, es en este punto en el que se completa el desarrollo de la percepción visual.

Audición

Este sistema perceptivo es la base fundamental para el desarrollo del lenguaje.

Las ondas sonoras viajan a través del oído y envían un impulso por el nervio auditivo hacia la corteza cerebral.

Allí, se procesa la información para, posteriormente, emitir una respuesta.

Antes del nacimiento, los bebés son sensibles a la intensidad de los sonidos, pero presentan dificultades para localizarlos.

A los 2 meses, el bebé comienza a localizar las fuentes de sonidos y se interesa en ellos, sobre todo, en las voces que le son familiares.

Desde el tercer mes, cuando ya puede controlar su cabeza, puede dirigirla hacia los sonidos. Además, inicia la diferenciación entre la voz humana y otros sonidos conocidos.

Ya en el cuarto mes culmina el desarrollo auditivo con las capacidades para identificar, diferenciar y localizar la dirección y naturaleza exacta del sonido, siendo esta una de las bases para el desarrollo de algunas funciones cognitivas.

Tacto, gusto y olfato

Estos tres sentidos son lo que se desarrollan de manera precoz y, en su mayoría, durante la gestación. En el caso del tacto, el proceso inicia desde la séptima semana de embarazo cuando empieza a sentir sensaciones en la boca, después en la cara, seguido al tronco y se termina a las 20 semanas de embarazo cuando logra sentir en todo el cuerpo.

El tacto es fundamental para poder desarrollar correctamente los reflejos primarios, controlar el tono muscular, los movimientos y la disposición de diferentes partes del cuerpo. Asimismo, nos ayuda con la ubicación en el espacio y el equilibrio.

En el caso del gusto, durante el embarazo, el bebé desarrollará las papilas gustativas funcionales. Apenas nace, puede identificar sabores dulces, ácidos y amargos. Al cuarto mes, aceptará y reconocerá adecuadamente los sabores salados.

Por último, los procesos perceptivos del olfato ya se encuentran desarrollados en el momento del nacimiento y permite el reconocimiento de olores agradables y desagradables. El niño tiene una preferencia por los olores que son conocidos o comunes en el contexto de la madre.

Conclusión

Los hitos del desarrollo motor, sensorial y perceptivo van a ser fundamentales para el desarrollo de actividades básicas en los niños.

Como vimos este proceso comienza desde el embarazo, pero el desarrollo termina mucho después del nacimiento. A través de ello conocemos y exploramos el mundo.

Así, la estimulación por parte de la familia va a ser crucial en el desarrollo de estos procesos básicos. Pero ¿qué pasa con los otros aspectos del desarrollo como el lenguaje? Lo exploraremos a profundidad en otra nota.

Referencias bibliográficas

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