A lo largo de los años, la investigación en neurociencia cognitiva ha focalizado sus estudios predominantemente en una determinada sección de la población. Así, ha excluido en gran medida al cerebro femenino y sus patrones de comportamiento. Pero, ¿por qué? Tradicionalmente se entendía que la variabilidad de las hormonas ováricas confundía los hallazgos empíricos. Por tal motivo, el sexo femenino ha sido excluido de la investigación en neurociencia durante décadas. No obstante, gracias al arduo trabajo de las nuevas generaciones está cambiando. En esta nota, exploraremos los hallazgos recientes de una revisión sobre las contribuciones de las hormonas ováricas a las estructuras y funciones cognitivas del cerebro.

¿El sexo femenino afecta la investigación?

Desde los mecanismos moleculares que sustentan la percepción hasta las redes neuronales de las funciones ejecutivas, la investigación cognitiva transformó nuestra comprensión del cerebro. Desafortunadamente, no podemos tener información certera de hasta qué punto tales investigaciones en neurociencia son generalizables al sexo femenino, ya que han sido excluidas de las muestras durante décadas. A pesar de la sólida evidencia que argumenta lo contrario, parte de la comunidad científica aún continúa considerando que las variaciones hormonales confunden el trabajo empírico.

Sexo femenino y neurociencia. Hormonas y cerebro.

En este sentido, investigaciones recientes revelan que las mujeres no son intrínsecamente más variables que los hombres. Al mismo tiempo, destacan la gran importancia de las hormonas sexuales en el estudio de la neurociencia, debiendo incluir en ellas al sexo femenino.

Hormonas sexuales: ¿Algo que ver?

Los autores de esta revisión, postulan que es importante un cambio de paradigma. En primer lugar, nuevos estudios proponen que las hormonas sexuales mantiene estrecha relación con el cerebro humano, produciendo incluso cambios en la morfología regional, las trayectorias de desarrollo, la función localizada y los patrones de conectividad. En segundo lugar, plantean que ciertos hallazgos neurocientíficos que se dan en un sexo, no se dan en el otro. Por ello, resulta crucial generar investigaciones que diferencien al sexo femenino del masculino.

Hormonas ováricas y cerebro

Las principales hormonas secretadas por los ovarios son el estradiol, un tipo de estrógeno, y la progesterona, un progestágeno. Ambas atraviesan la barrera hematoencefálica y tienen receptores en todo el cerebro. Específicamente, los receptores de estradiol están presentes en áreas del cerebro involucradas en funciones cognitivas, incluido el hipocampo y varias estructuras corticales, especialmente la corteza prefrontal. Si bien ciertas investigaciones en animales demuestran la presencia de receptores de progesterona en regiones involucradas en la cognición, la información en este aspecto continúa siendo escasa.

Los efectos de las hormonas en el cerebro

Los efectos de las hormonas sexuales en el cerebro y el comportamiento pueden ser organizacionales o de activación. Los organizacionales, refieren a la exposición
hormonal durante períodos sensibles del desarrollo. Por ello, son permanentes e históricamente han estado vinculados a la diferenciación sexual. Además, los circuitos cerebrales influenciados por las hormonas persisten durante toda la vida, y son importantes en las conductas sexuales. En cambio, los efectos de activación refieren a la exposición transitoria en la que las hormonas sexuales estimulan los circuitos cerebrales.

Antes de comenzar…

Previo a describir los hallazgos de este estudio, debemos tener claro que los autores se proponen hacer una revisión de la literatura existente sobre el papel de las hormonas ováricas en la configuración de la estructura y función cognitiva del cerebro. Lo anterior, se realizó mediante el análisis de cinco experiencias a lo largo de la vida humana: la pubertad, el ciclo menstrual, el uso de anticonceptivos hormonales, la menopausia y, por último, la terapia hormonal menopáusica.

Pubertad

Sexo femenino y neurociencia. Hormonas y cerebro.

Caracterizada por marcados aumentos en la producción de hormonas sexuales, determina el comienzo de cambios transformadores en la neurocognición de la adolescencia. Pueden definirse tres ejes de desarrollo puberal. El crecimiento general, la adrenarquia y la gonadarquia. Esta última es la causante de la menarquia o primera menstruación.

Lamentablemente, la mayoría de las investigaciones sobre la pubertad y la cognición continúan centrándose unicamente en la testosterona. No obstante, trabajos recientes con niveles de rigor cada vez mayores sugieren que las hormonas ováricas, particularmente el estradiol, son de hecho contribuyentes únicos al desarrollo neurológico.

La pubertad y las estructuras cerebrales

En relación a la pubertad y su influencia en las estructurales cerebrales cognitivas, la evidencia disponible es escasa. Si bien existen algunos hallazgos que relacionan las hormonas puberales a la toma de decisiones, especialmente a la toma de desiciones arriesgadas durante la adolescencia, los autores destacan la necesidad de más investigaciones en este campo.

Ciclo menstrual

El ciclo menstrual es el proceso fisiológico caracterizado por cambios cíclicos que pueden dividirse en diferentes fases. Estas son la fase folicular, ovulación, fase lútea y la menstruación. En relación a ello, es importante aclarar que cada mujer es diferente con respecto a la duración de su ciclo y sus patrones de fluctuaciones hormonales a lo largo de las fases.

El ciclo menstrual y la función cognitiva

Las investigaciones sobre los efectos activadores del ciclo menstrual en las estructuras y funciones cognitivas del cerebro proporcionan información preliminar sobre su papel. Por un lado, en cuanto a su influencia en la estructura destaca al hipocampo, los ganglios basales y la corteza cingulada anterior como regiones de interés. Por otro lado, con respecto al trabajo funcional, se obtuvo evidencia de las contribuciones de las hormonas ováricas en la actividad frontal durante el procesamiento verbal y las tareas de memoria.

Anticoncepción hormonal

Los anticonceptivos hormonales (AO) consisten en una progesterona sintética y, en formulaciones combinadas, un estrógeno sintético. Así, reducen la producción de estradiol y progesterona endógenos y controlan la ovulación, lo que no solo las convierte en formas efectivas de control de la natalidad, sino que también conduce a conocimientos sobre el papel de las hormonas ováricas en las estructuras y funciones cognitivas del cerebro.

Sexo femenino y neurociencia. Hormonas y cerebro.

Hormonas sintéticas y cerebro

Las investigaciones sobre los efectos de los AO en las estructuras y funciones cognitivas del cerebro apenas están surgiendo. Las muestras son pequeñas y varían en las formulaciones de AO, que a menudo no se informan. Si bien hay indicios acerca del impacto de estos en áreas frontales y del hipocampo, los hallazgos emergentes sugieren que las interacciones entre las hormonas ováricas y los andrógenos también pueden ser importantes. Dado el uso generalizado de AO, es necesario el trabajo sistemático futuro en esta área siendo que conlleva importantes implicaciones para la salud.

Menopausia

El último período menstrual se caracteriza por reducciones drásticas en los niveles de estradiol y progesterona debido al cese de la función ovárica. La menopausia natural suele ocurrir alrededor de los 51 años, cuando no ha habido período menstrual durante 12 meses consecutivos.

Con respecto a esta etapa, se evidenció una disminución en la materia gris relacionada con el estradiol en el lóbulo frontal y activación alterada del hipocampo durante tareas verbales a lo largo de la transición menopáusica. A su vez, se han observado cambios en el procesamiento cognitivo durante la identificación emocional y en las redes de estado de reposo.

Terapia hormonal menopáusica

Debido a los efectos secundarios asociados con la menopausia, muchas mujeres utilizan la terapia hormonal para facilitar la transición. Las investigaciones actuales sobre los efectos de la terapia hormonal en la menopausia (THM) en las estructuras cerebrales y la función cognitiva sugieren que, administrada durante la perimenopausia, puede tener un impacto positivo en la cognición. A pesar de ello, se destaca que la información no es suficiente, resaltando la necesidad de más investigaciones con muestras de mujeres en perimenopausia.

¿Qué limitaciones están presentes?

En primer lugar, las muestras consideradas a menudo fueron pequeñas y específicas, enfocándose únicamente en mujeres con un alto nivel educativo y altos ingresos. Además, muchos estudios utilizaron diseños transversales, lo que limitó la capacidad de inferir relaciones causales entre las diferentes variables. Por último, la precisión en la medición hormonal representó otro desafío, ya que existe la posibilidad de que los informes autorreportados sobre el ciclo menstrual fueran inexactos, introduciendo sesgos en los resultados.

Entonces, ¿qué nos aporta este estudio?

A pesar de todo, en los últimos 5 años se ha logrado un progreso significativo en lo que refiere a la comprensión de cómo las hormonas ováricas afectan las estructuras cerebrales y la función cognitiva. Este avance ha sido impulsado por un creciente énfasis en la investigación. Especialmente en aquellos que toman como variables las diferencias de género, y tienen en cuenta los avances en tecnologías de neuroimagen y análisis de datos biológicos. En este sentido, los estudios centrados en dichas experiencias vitales y el sexo femenino en la neurociencia, proporcionaron valiosas perspectivas. 

Con respecto a investigaciones futuras, existe un inmenso potencial, especialmente en la exploración de diferencias individuales y factores biopsicosociales que modulan las relaciones neuroendocrinas en las mujeres. Tales hallazgos se posicionan como fundamentales para avanzar en la neurociencia cognitiva, incluyendo al sexo femenino en las nuevas investigaciones.

Referencia bibliográfica

  • Beltz, A. M. y Moser, J. S. (2019). Ovarian hormones: a long overlooked but critical contributor to cognitive brain structures and function. Annals of the New York Academy of Sciences. Doi: 10.1111/nyas.14255