En la práctica psicológica es esencial contar con instrumentos validados que permitan una evaluación precisa de los síntomas depresivos para un diagnóstico y tratamiento adecuado. Por tal motivo, la Escala o inventario de Depresión de Beck (Beck Depression Inventory, BDI, en inglés) se ha consolidado como una de las herramientas más utilizadas a nivel mundial para identificar la depresión y su gravedad. Pero, ¿qué características lo distinguen de otros instrumentos y cuál es su relevancia en la práctica clínica actual? En esta nota, ahondaremos en su desarrollo, propiedades psicométricas y aplicabilidad en diferentes contextos terapéuticos.

Remontémonos a los orígenes: Aaron Beck

Inventario de Depresión, Beck.

Aaron Beck fue un renombrado psiquiatra y psicoterapeuta estadounidense, reconocido por ser pionero en la creación de la terapia cognitiva y por sus valiosas contribuciones al campo de la psicología clínica. Su enfoque terapéutico ha sido extensamente investigado y utilizado en diversos trastornos psicológicos como la depresión, la ansiedad, los trastornos de la alimentación, entre otros. Pero, ¿cómo llegó Beck a desarrollar el BDI?

En tanto se encontraba investigando los patrones de pensamiento de las personas con depresión, notó que tendían a tener pensamientos negativos automáticos sobre sí mismos, el mundo y el futuro. Tal observación lo llevó a formular la teoría cognitiva de la depresión, que sostiene que las distorsiones cognitivas influyen en la aparición y el mantenimiento de los síntomas depresivos (Mendlowicz et al., 2022).

Un nuevo instrumento psicométrico

A partir de esta teoría y en un esfuerzo por proporcionar una herramienta práctica, rápida y confiable para evaluar la depresión, Beck desarrolla en la década de 1960 el BDI. Luego de tal publicación y con ánimos de hacerlo más preciso, relevante y alineado con los criterios diagnósticos contemporáneos, junto con los aportes de Robert A. Steer y Gregory K. Brownse creó el BDI-II.

En el campo de la psicología actual, es una herramienta ampliamente utilizada. De hecho y a título ilustrativo, se trata del quinto test más utilizado por los psicólogos españoles (Sanz y García-Vera, 2013). Veamos más sobre esto a continuación.

Explorando el BDI-II: ¿Qué es?

La Escala o Inventario de Depresión de Beck es un autoinforme de lápiz y papel compuesto por 21 ítems de tipo Likert, donde cada uno de ellos representa un síntoma o conducta relacionado con la depresión. En relación a ellos, la persona deberá seleccionar entre un conjunto de cuatro alternativas ordenadas de menor a mayor gravedad, la frase que mejor describe su estado durante las últimas dos semanas.

Inventario de Depresión, Beck.

Con respecto a los síntomas evaluados, estos se corresponden con los criterios para el diagnóstico de los trastornos depresivos recogidos en el Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders, DSM, en inglés). Ya que es relativamente sencillo de poner en práctica, el inventario se puede aplicar de forma individual o colectiva, con formato de papel y lápiz o de forma oral. En general, requiere entre 5 y 10 minutos para ser completado (Beck et al., 2011).

En este sentido, por lo anterior podemos afirmar que el BDI-II se utiliza como un instrumento fiable para medir la gravedad de la depresión. Sin embargo, es importante aclarar que los resultados de dicha herramienta por sí solos no son suficientes para realizar un diagnóstico preciso.

Pero entonces, ¿qué resultados refleja la Escala de Depresión de Beck?

Antes de ahondar en las conclusiones, es necesario advertir que las puntuaciones deben ser interpretadas únicamente por profesionales con la adecuada preparación y experiencia clínica. Ahora bien, los resultados de este inventario reflejan una puntuación, la cual que varia de entre 0 a 63.

En este sentido, cada ítem se valora de 0 a 3 puntos en función de la alternativa escogida y, tras sumar directamente la puntuación de cada uno, se obtiene la puntuación total. Respecto a ello, se han establecido puntos de corte. Los mismos permiten clasificar a los evaluados en uno de los siguientes cuatro grupos: de 0-13, mínima depresión; de 14-19, depresión leve; en caso de que tengan entre 20-28, depresión moderada; y por último de 29-63, depresión grave (Beck et al., 2011).

Adaptaciones del BDI-II

Inventario de Depresión, Beck. Qué es el BDI

Por otro lado, creemos que es importante mencionar que este cuestionario se ha adaptado y ampliado con el tiempo para satisfacer una variedad de necesidades clínicas y de investigación. Una de las más destacadas es el BDI Fast Screen, un formato abreviado que consta de solo 7 ítems seleccionados del BDI-II. Dicha versión se utiliza en situaciones que requieren una evaluación más rápida, permitiendo una valoración breve de la gravedad de la depresión.

Por otra parte tenemos el BDI-Y, diseñado específicamente para jóvenes de entre 7 y 14 años. Allí, las frases han sido adaptadas para ser más adecuadas a la población infantil y adolescente. Teniendo en cuenta las diferentes formas en que se manifiestan los síntomas depresivos en estas edades. En último lugar, otra variante utilizada es el BDI-IA, enfocado en evaluar el grado en que los síntomas depresivos afectan la autoevaluación interna.

Confiabilidad, validez y baremación

Como toda prueba psicométrica, la confiabilidad y validez de los resultados deberá estar en constante revisión. Asimismo, es importante que los inventarios contengan baremos según contexto sociodemográfico de aplicación.

Considerando lo anterior, diversos estudios tuvieron por objetivo investigar la validez de los resultados para una población en particular. En términos generales se obtuvieron resultados adecuados, reflejando así que el BDI-II es un instrumento psicométrico confiable para la evaluación de la depresión.

Conclusión

En resumen, la evaluación objetiva y fiable de la depresión en un contexto clínico es esencial para el diagnóstico y tratamiento efectivo. De esta manera, la Escala o Inventario de Depresión de Beck se ha consolidado como una herramienta fundamental en la práctica psicológica debido a su capacidad para medir con precisión la gravedad de los síntomas depresivos. Desarrollado inicialmente por Aaron Beck y posteriormente actualizado en el BDI-II, este instrumento se distingue por su rigor psicométrico y su alineación con los criterios del DSM-V.

En suma, la adaptabilidad a través de versiones como el BDI Fast Screen y el BDI-Y, amplía su utilidad en distintos contextos y poblaciones. Empero, es crucial que profesionales capacitados sean quienes interpreten los resultados del BDI-II. Por último, si te interesa aprender más sobre el abordaje de la depresión, te invitamos a nuestro curso en terapia de activación conductual.

Referencias bibliográficas

  • Beck, A. T., Steer, R. A. y Brown, G. K. (2011). Inventario de Depresión de Beck-II (BDI-II) (3ª ed.). Pearson Clinical & Talent Assessment. Recuperado de https://www.cop.es/uploads/PDF/2013/BDI-II.pdf
  • Mendlowicz, M., Levitan, M., Nardi A. y Shorter, E. (2022). The notable humanist and scientist Aaron Beck (1921-2021), the revolutionary founder of cognitive therapy. Brazilian Journal of Psychiatry44(3). https://doi.org/10.1590/1516-4446-2021-2409 
  • Sanz, J. y García-Vera, M. P. (2013). Rendimiento diagnóstico y estructura factorial del Inventario para la Depresión de Beck–Segunda Edición (BDI-II) en pacientes españoles con trastornos psicológicos. Anales de Psicología / Annals of Psychology29(1), 66-75. https://doi.org/10.6018/analesps.29.1.130532