La diversidad lingüística es una característica fascinante del lenguaje, producto cultural de nuestra especie humana. Aunque hay miles de lenguas diferentes, existen ciertos elementos básicos que son compartidos. En este contexto, la distancia lingüística no solo afecta la facilidad con la que una persona puede aprender un nuevo idioma, sino que también influye en la forma en que los idiomas se procesan en el cerebro. En esta nota, nos adentraremos en cómo la distancia lingüística y otros factores influyen en el aprendizaje de un segundo idioma.

Similitudes y diferencias entre idiomas

Un gran porcentaje de la población mundial es bilingüe o políglota, hablando dos o más idiomas que pueden pertenecer a diferentes familias lingüísticas. Las mismas se identifican por similitudes en vocabulario, pronunciación y gramática.

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De esta forma, surge la necesidad de hablar de la distancia lingüística, la cual es entendida como las diferencias estructurales que existen entre los distintos idiomas. Así, dos idiomas pueden variar en aspectos como la sintaxis, escritura y fonología, como en el caso del chino y el inglés.

¿Cómo medir la distancia lingüística?

Para establecer un índice cuantitativo de distancia lingüística se han desarrollado varios métodos que comparan idiomas. Comúnmente, se examina la similitud léxica, utilizando sistemas que comparan un número de palabras consideradas fundamentales. De este modo, se calculan el número total de adiciones, eliminaciones o sustituciones de símbolos necesarios para cambiar una palabra dada en un idioma por la palabra correspondiente en el idioma objetivo. Otra forma de medir la distancia lingüística consiste en considerarla en términos de la dificultad que las personas normalmente encuentran al aprender un idioma específico.

Relación idiomas – cerebro

En cuanto a la representación cerebral de los idiomas en individuos bilingües, diferentes lenguas están asociadas con circuitos cerebrales específicos que involucran ciertas áreas corticales. En general, el segundo idioma se representa de manera más extensa que el nativo e implica regiones cerebrales que sirven al control cognitivo. Especialmente, en bilingües que han aprendido su lengua extranjera más tarde y/o tienen baja exposición o dominio de la misma.

Necesidad de estudiar la distancia lingüística

Varios estudios interlingüísticos compararon las redes funcionales asociadas con el procesamiento del chino o japonés frente al inglés, mostrando algunas diferencias. Por ejemplo, en lo que respecta a la fonología o la escritura, se traducen en el reclutamiento de diferentes circuitos cerebrales.

En este sentido, las investigaciones que involucran participantes bilingües permiten comprender cómo el cerebro maneja las diferentes demandas de procesamiento asociadas con cada idioma. Sin embargo, tal factor todavía no ha sido estudiado sistemáticamente, menos aún en aquellos estudios en los que se incluyan datos extraídos y analizados con técnicas de neuroimagen.

Estudio sobre distancia lingüística: Metodología y análisis

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Con el fin de investigar con más profundidad este tema, se llevó a cabo un metaanálisis que tuvo por objetivo investigar cómo la distancia lingüística entre la lengua nativa y la segunda lengua puede afectar la representación cerebral de esta última. Respecto a la metodología del estudio, se realizó una búsqueda de palabras clave en múltiples bases de datos para extraer artículos publicados en el período de 1995 a 2019, centrados en la representación del lenguaje en el cerebro de personas bilingües.

Principales hallazgos

En primer lugar, el aprendizaje de un segundo idioma impone mayores demandas cognitivas a los bilingües que la adquisición del idioma nativo. Esto es así, ya que las lenguas extranjeras suelen utilizar regiones cerebrales adicionales. Además, según los estudios comprendidos en el análisis, la edad de apropiación del segundo idioma y su dominio o exposición pueden influir de manera independiente en la red funcional asociada a este. En consecuencia, los mencionados resultados proporcionan información sobre los mecanismos que regulan la respuesta cerebral al aprendizaje de idiomas. Esto tiene implicaciones importantes para la investigación y posiblemente para el trabajo clínico.

Áreas neuronales activadas

Adicionalmente, los investigadores observaron la activación de la ínsula y la corteza prefrontal dorsolateral. Sin embargo, este resultado no les causó una sorpresa desmedida ya que, en efecto, dichas áreas se encuentran involucradas en varias funciones cognitivas superiores generales. Algunos ejemplos de dichas funciones son: el control cognitivo, monitorización y atención

Aunque estas funciones no son específicas del lenguaje, se ha observado que desempeñan un papel relevante en él. Lo anterior, es especialmente cierto en situaciones cognitivamente exigentes, como por ejemplo aquellas planteadas por el bilingüismo.

¿Qué sucede en idiomas similares?

A raíz de esto, puede parecer contraintuitivo que tales regiones se recluten específicamente en bilingües que conocen idiomas con menor distancia lingüística. De hecho, se podría pensar que existe mayor necesidad de apoyo cognitivo al enfrentarse a dos idiomas que difieren significativamente en muchos aspectos, como la fonología y el sistema de escritura, debido a la necesidad de cambiar a una modalidad de procesamiento diferente.

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Sin embargo, se halló que conocer dos idiomas es más desafiante cuando comparten características lingüísticas, en lugar de ser estructuralmente más distantes. Mismamente, como se evidencia en la interferencia que ocurre entre palabras cognadas en condiciones específicas. Igualmente, más allá de la similitud entre los idiomas conocidos, los bilingües tienden a depender de los recursos cognitivos al tratar con su lengua extranjera.

Influencia del factor edad

En particular, el aprendizaje tardío de un idioma (generalmente después de los 6 años) se asocia con el reclutamiento de áreas cerebrales adicionales y/o más extensas. Esto refleja un mayor esfuerzo cognitivo en comparación con la adquisición temprana de un segundo idioma. Además, los aprendices tardíos tienden a abordar un nuevo idioma aplicando los mismos mecanismos cognitivos desarrollados para procesar su lengua nativa.

Por otro lado, se evidenciaron diferencias en la activación del hipocampo, estructura fundamental para la memoria. Esta activación específica se dio en tareas que involucraban específicamente la gramática. De manera similar, el aprendizaje de idiomas tardío implica el sistema de memoria explícita, mientras que la adquisición temprana se basa en procesos implícitos, permitiendo la ejecución automática de estas tareas.

¿Qué limitaciones plantea el estudio?

Primero, hubo un escaso número de estudios que cumplían con los criterios de inclusión. Asimismo, se destacó la falta de evaluación objetiva de la competencia lingüística en todos los estudios. Por otro lado, la naturaleza exploratoria impidió establecer conclusiones definitivas. En consecuencia, limitaciones que subrayan la necesidad de investigaciones futuras más exhaustivas para mejorar la comprensión de la interacción entre la distancia lingüística y la activación cerebral en bilingües.

Consideraciones finales, ¿qué podemos concluir?

A modo de cierre, cabe recordar que la distancia lingüística afecta la facilidad de aprendizaje y el procesamiento cerebral de nuevos idiomas. A partir del metaanálisis reciente se ha demostrado que aprender un segundo idioma demanda más cognitivamente que el idioma nativo, implicando regiones cerebrales adicionales. La edad y dominio del segundo idioma influyen en la red cerebral, con el aprendizaje tardío reclutando más áreas. Estos hallazgos destacan la importancia de entender la distancia lingüística para mejorar la investigación y prácticas clínicas en el aprendizaje de idiomas.

Referencia bibliográfica

  • Cargnelutti E., Tomasino B. y Fabbro F. (2022). Effects of Linguistic Distance on Second Language Brain Activations in Bilinguals: An Exploratory Coordinate-Based Meta-Analysis. Frontiers in Human Neuroscience, 15, 744489. Doi: 10.3389/fnhum.2021.744489