¿Cómo mantener una mente ágil y saludable en la vejez? La reserva cognitiva se refiere a la capacidad del cerebro para resistir el daño cerebral o la degeneración asociada con enfermedades neurodegenerativas. Con base en un estudio publicado en la revista Avances en Psicología Latinoamericana, se analizaron los distintos tipos de actividades — recreativas, educativas y sociales— y su influencia en la salud mental de nuestros mayores. En esta nota, profundizaremos en el papel que juega el ocio activo en la preservación de la función cognitiva en la vejez.
Primero que nada, ¿qué son las actividades de ocio?
Las actividades de ocio se definen como el uso voluntario del tiempo libre para llevar a cabo acciones que se encuentran fuera de las exigencias rutinarias de la vida cotidiana. Las mismas abarcan una amplia variedad de prácticas, incluyendo aspectos físicos, sociales, recreativos, culturales y educacionales.
En este sentido, representan un componente clave de un estilo de vida saludable. Lo anterior, ya que no solo proporcionan momentos de disfrute y relajación, sino que también tienden a reducir el estrés, promueven beneficios cognitivos, emocionales y sociales.
Veamos algunos ejemplos de actividades de ocio

Las actividades de ocio abarcan una amplia gama de opciones que permiten a las personas disfrutar de su tiempo libre de manera significativa y enriquecedora.
Clasificadas en diferentes categorías, no solo fomentan el bienestar general, sino que también contribuyen a mantener y mejorar las funciones cognitivas, especialmente en adultos mayores. A continuación, se presentan ejemplos de actividades de ocio, organizadas según su tipo:
- Actividades físicas: Ejercicio físico, deportes recreativos, caminatas al aire libre o senderismo.
- Actividades sociales: Participación en grupos sociales, asistencia a eventos comunitarios, interacción con familiares y amigos.
- Actividades recreativas: Juegos de mesa, manualidades, hobbies como la jardinería o la pintura.
- Actividades educacionales: Estudio de un nuevo idioma, cursos de formación no profesional, lectura de libros o artículos.
Comprendiendo la teoría de la reserva cognitiva
En el contexto del envejecimiento de la población, se ha generado un fuerte interés en identificar los factores del estilo de vida que contribuyen a mantener la salud cognitiva en la vejez. Así, la teoría de la reserva cognitiva plantea que diversos aspectos del estilo de vida proporcionan al individuo habilidades que le permiten retrasar la manifestación de síntomas clínicos en casos de lesiones o enfermedades degenerativas. Siguiendo con esta misma línea, la participación en actividades de tiempo libre y ocio durante la vejez, se correlaciona positivamente con la salud y el bienestar general, contribuyendo significativamente a mejorar la calidad de vida en esta etapa del ciclo vital.
¿Cómo se hizo este estudio?
La investigación siguió un diseño descriptivo y correlacional de corte transversal, donde la muestra estuvo compuesta por 167 adultos mayores, de entre 60 y 80 años, seleccionados de forma voluntaria. A su vez, cabe destacar que todos los participantes eran independientes en sus actividades diarias y no presentaban diagnósticos de demencia ni otras enfermedades neurológicas o psiquiátricas.
Para la evaluación, se utilizaron cuestionarios sociodemográficos y un inventario de actividades de ocio que incluyó cuatro categorías: físicas, sociales, recreativas y educacionales. Asimismo, se aplicaron baterías neuropsicológicas con el fin de medir funciones cognitivas como memoria, lenguaje, atención y funciones ejecutivas. En última instancia, los datos fueron analizados mediante un modelo de ecuaciones estructurales. Dicha técnica permitió examinar cómo las actividades de ocio afectan cada dominio cognitivo.

¿Qué pudimos aprender?
Los resultados indicaron que las actividades educativas, como aprender un segundo idioma, entrenamiento musical y cursos de formación no profesional, influyen positivamente en el rendimiento cognitivo en memoria, lenguaje, funciones ejecutivas y atención.
Estas actividades desempeñan un papel central en la construcción de la reserva cognitiva. Mejorando procesos cognitivos fundamentales para la independencia funcional y la calidad de vida en la vejez.
Asimismo, la actividad física parece tener un efecto positivo en aspectos relacionados con las funciones atencionales, especialmente en tareas que involucran atención sostenida y selectiva. Por último, las actividades sociales parecen beneficiar la fluidez verbal, mientras que las recreativas no parecen tener un impacto directo en las funciones cognitivas analizadas en el estudio. Según tales resultados, las actividades educativas estarían más relacionadas con la mejora del rendimiento cognitivo en los dominios evaluados.
Algunas barreras identificadas
Sin embargo, cabe destacar algunas limitaciones. Una de ellas radica en su diseño transversal. Esto no permite analizar la influencia de la reserva cognitiva a lo largo del tiempo. Con el fin de poder superar estas barreras, los autores sugieren que, en futuras investigaciones, se utilicen diseños longitudinales.
Además, existe una clara falta de evidencia en el área que incluya estudios de neuroimagen, información genética y otros biomarcadores. Por último, la muestra no fue seleccionada de forma probabilística y era reducida, lo que limita la generalización de los resultados a otras poblaciones.
El tiempo libre como herramienta

El tiempo libre se posiciona como una herramienta clave para promover un envejecimiento cognitivo saludable. Participar en actividades de ocio no solo proporciona momentos de recreación y socialización. Al mismo tiempo, expone a los individuos a entornos ricos en estímulos cognitivos, contribuyendo al fortalecimiento de la reserva cognitiva.
Por tanto, resulta fundamental que organizaciones gubernamentales y comunitarias ofrezcan espacios diseñados para fomentar estas prácticas. Lo anterior, brindando alternativas enriquecedoras al trabajo y las responsabilidades del hogar que permitan a las personas desconectarse de sus obligaciones cotidianas para enfocarse en experiencias significativas y estimulantes. Así, al ofrecer opciones como el aprendizaje de nuevas habilidades, la práctica de actividades recreativas o la participación en proyectos comunitarios, se crea un espacio para que fortalezcan sus capacidades mentales, sociales y emocionales.
Optimizando la salud cognitiva a través del ocio
En definitiva, las actividades de ocio son esenciales para promover un envejecimiento saludable. Estas prácticas fortalecen la reserva cognitiva y mejoran la calidad de vida. Además, fomentan la socialización y el bienestar emocional.
Por ello, es crucial que se valoren y se integren en la rutina diaria de las personas mayores. Nos surge la pregunta: ¿Estamos haciendo lo suficiente para garantizar espacios accesibles y enriquecedores para todos? Por último, si te interesa la psicología aplicada a la vejez, te recomendamos nuestro curso en psicogerontología.
Referencia bibliográfica
- Feldberg, C., Barreyro, J. P., Tartaglini, M. F., Hermida, P. D., Benetti, L., y Moya García, L. (2022). El rol de las actividades del tiempo libre en la reserva cognitiva en adultos mayores. Avances en Psicología Latinoamericana, 40(1), 1-16. https://doi.org/10.12804/revistas.urosario.edu.co/apl/a.10954