¿Qué hace que cada persona sea única? Desde nuestras emociones hasta la forma en que enfrentamos los desafíos, la personalidad define quiénes somos y cómo nos relacionamos con el mundo. Pero, ¿es la personalidad plenamente hereditaria? Este componente genético, ¿es más, menos o igual de importante que la intervención del ambiente? En la siguiente nota, exploraremos cómo la genética y el ambiente se entrelazan para dar forma a la esencia misma de cada persona.
Introducción a la personalidad: Un constructo complejo
Dicho concepto abarca patrones relativamente estables de pensamientos, sentimientos y comportamientos, que influyen en cómo una persona se relaciona con el mundo. Asimismo, también juega un papel central en cómo las personas se perciben a sí mismas y en su bienestar emocional. A su vez, destaca por su relativa estabilidad de los rasgos a lo largo del tiempo, aunque se reconoce que pueden cambiar bajo ciertas circunstancias significativas (Nguyen et al., 2021).
Dos teorías explicativas de la personalidad
Históricamente, se han propuesto numerosas teorías de la personalidad. Entre ellas, destaca el Modelo de los cinco grandes (The five factor model of personality, 1992, en inglés) de Paul T. Costa Jr. y Robert R. McCrae. El mismo identifica cinco dimensiones ampliamente validadas científicamente: apertura a la experiencia, responsabilidad, extraversión, amabilidad y neuroticismo.
Por otro lado, el modelo de Eysenck se centra en tres dimensiones principales (neuroticismo, extraversión y psicoticismo), subrayando la influencia de factores genéticos en nuestra forma de ser. De esta manera, los anteriores son solo dos ejemplos de las muchas formas que existen para entender el origen de las diferencias individuales que hacen única a cada persona (Nguyen et al., 2021).
La genética de la personalidad: ¿Qué sabemos hasta ahora?
La investigación genética ha demostrado que entre el 40 % y el 50 % de las diferencias individuales en los rasgos de personalidad son atribuibles a factores genéticos. En este contexto, ciertos aspectos de nuestra expresión personal se ven influenciados por genes específicos que interactúan con el ambiente (Vukasović y Bratko, 2015).
Sin embargo, este constructo no es el resultado de un único gen, sino de muchos genes que trabajan en conjunto. Además, factores como la educación y las experiencias sociales son capaces de modular la expresión de los genes, mostrando la importancia de la interacción gen-ambiente.
Estudios de gemelos: Claves en la investigación genética
Este tipo de investigaciones ha sido una herramienta esencial para entender la genética detrás de nuestra forma de ser. Los mismos han demostrado que los gemelos monocigóticos, que comparten el 100 % de su material genético, exhiben una mayor similitud en los rasgos de personalidad en comparación con los gemelos dicigóticos, que solo comparten el 50 %. Así, los investigadores sugieren que dichos rasgos de personalidad son moderadamente hereditarios (Nguyen et al., 2021).
Genética de la personalidad
La investigación reciente ha confirmado que los rasgos de personalidad son poligénicos, lo que significa que se encuentran influenciados por múltiples genes con efectos pequeños. Además, algunos de estos genes también se vinculan con otros fenómenos psicológicos, como la inteligencia y el bienestar emocional. Dichos descubrimientos destacan la complejidad de la base genética del presente constructo (Røysamb et al., 2018).
Hallazgos: Personalidad hereditaria
En la contemporaneidad, los estudios de asociación del genoma completo (Genome-wide association study, GWAS, en inglés) han revolucionado la investigación genética. Los mismos analizan millones de variantes genéticas en grandes poblaciones para identificar loci específicos asociados con rasgos de personalidad.
Por ejemplo, se han identificado variantes relacionadas con el neuroticismo, un rasgo que también se asocia con trastornos psicológicos como la depresión. En este mismo sentido, también existen claros indicios de que los trastornos de la personalidad tienen cierto componente hereditario (Røysamb et al., 2018).
El rol del ambiente en la personalidad
Más allá del componente hereditario, la participación del ambiente también es esencial en el desarrollo de la personalidad. Por ejemplo, una persona con predisposición genética a la extraversión tiende a desarrollar el presente rasgo de manera más pronunciada si crece en un ambiente socialmente estimulante.
Por el contrario, un entorno restrictivo tiende a limitar la manifestación de esta predisposición. Este fenómeno destaca cómo el ambiente amplifica o atenúa la influencia de los factores genéticos en el desarrollo del constructo en cuestión (Nguyen et al., 2021).
En otro orden de ideas, las experiencias únicas, como relaciones personales o eventos traumáticos, tienen un impacto significativo, en contraste con las experiencias compartidas, como el ambiente familiar. Estas últimas parecieran tener una menor influencia en la variación de los rasgos individuales. (Vukasović y Bratko, 2015).
La epigenética: Un puente entre genes y ambiente
La epigenética explora cómo factores ambientales modifican la expresión de los genes sin alterar su secuencia. Entonces, esa clase de cambios tienen la posibilidad de ser heredados, y continuar afectando a generaciones futuras.
Por ejemplo, el estrés crónico es capaz de inducir cambios epigenéticos que afectan genes relacionados con la regulación emocional, influyendo en rasgos como el neuroticismo. En este contexto, los hallazgos de diversos estudios sugieren que la epigenética actúa como un puente que conecta nuestras experiencias con nuestra biología (Kandler et al., 2017).
Conclusión
La personalidad no es el resultado exclusivo de la genética ni del ambiente, sino de una compleja interacción entre ambos. Los estudios revisados destacan que, aunque los genes establecen una base importante, el entorno moldea y modula nuestra forma de ser. Además, los avances en epigenética han ampliado nuestra comprensión de cómo las experiencias pueden influir en la expresión génica, subrayando la importancia de un enfoque integrador.
A medida que la ciencia avanza, una pregunta persiste: ¿hasta qué punto podremos intervenir para moldear nuestra personalidad o la de futuras generaciones? Reflexionar sobre esta cuestión no solo es relevante para la psicología, sino también para nuestra comprensión de la naturaleza humana.
Referencias bibliográficas
- Kandler, C., Richter, J. y Zapko-Willmes, A. (2017). Genetic Basis of Traits. Encyclopedia of Personality and Individual Differences, 1-13. https://doi.org/10.1007/978-3-319-28099-8_1473-1
- Nguyen, P. L. L., Syed, M. y McGue, M. (2021). Behavior genetics research on personality: Moving beyond traits to examine characteristic adaptations. Social and Personality Psychology Compass. https://doi.org/10.1111/spc3.12628
- Røysamb, E., Nes, R. B., Czajkowski, N. O. y Vassend, O. (2018). Genetics, personality and wellbeing. A twin study of traits, facets and life satisfaction. Scientific Reports, 8(1). https://doi.org/10.1038/s41598-018-29881-x
- Sanchez-Roige, S., Gray, J. C., MacKillop, J., Chen, C. H. y Palmer, A. A. (2018). The genetics of human personality. Genes, brain, and behavior, 17(3), e12439. https://doi.org/10.1111/gbb.12439
- Vukasović, T. y Bratko, D. (2015). Heritability of personality: A meta-analysis of behavior genetic studies. Psychological Bulletin, 141(4), 769-785. https://doi.org/10.1037/bul0000017