La lactancia materna nutre no solo el cuerpo, sino también el futuro de los bebés. Sus beneficios trascienden la alimentación, ya que contiene elementos bioactivos que fortalecen el sistema inmunológico, promueven el desarrollo cerebral y protegen contra enfermedades. Así, es fundamental para el crecimiento saludable y la resistencia a enfermedades en la infancia. Sin embargo, también es altamente cambiante, y sus propiedades varían en función del momento de desarrollo del bebé. Incluso, llegando a presentar distintas hormonas dependiendo del momento del día e influyendo en el sueño infantil. ¿Qué implica la lactancia materna? ¿Cómo se relaciona con el sueño de los bebés?

La leche materna: Un alimento clave

La leche materna humana no solo cumple una función nutricional, sino que también desempeña un papel crucial en la salud infantil. La misma contiene una variedad de factores bioactivos. Entre ellos, la lactoferrina, lisozima, leucocitos, inmunoglobulinas, citoquinas, hormonas, oligosacáridos de la leche humana, microbioma, microARN y células madre, que se ha demostrado que contribuyen a resultados de salud a corto y largo plazo.

Leche materna

Un equilibrio perfecto

Algunos de estos factores están vinculados al desarrollo neurocognitivo del bebé, procesos de prevención de enfermedades, comunicación celular y diferenciación. Dicho equilibrio único de componentes bioactivos en la leche materna subraya su importancia como un recurso de inmenso valor en la salud infantil.

Más allá de su valor nutricional, actúa como una fuente de señales biológicas. Las mismas, respaldan el desarrollo y la protección de los recién nacidos en sus primeras etapas de vida. Adicionalmente, su papel en la comunicación madre-hijo se considera fundamental (Christian et al., 2021).

Armadura contra el estrés oxidativo

El estrés oxidativo se caracterizado por el desequilibrio entre las especies reactivas de oxígeno (reactive oxygen species, ROS, en inglés) y los antioxidantes en el cuerpo. Este desempeña un papel crucial en la salud del recién nacido. Y es que, el momento del nacimiento representa una transición crítica de un ambiente intrauterino de bajo oxígeno a un entorno extrauterino de alto oxígeno. Por tanto, expone al neonato a un estrés oxidativo significativo.

Para contrarrestar el impacto del estrés, la leche materna humana se convierte en un recurso invaluable, ya que contiene una variedad de antioxidantes, tanto enzimáticos como no enzimáticos. Allí se incluye la melatonina, que desempeñan un papel esencial en la protección del recién nacido contra enfermedades.

Consecuencias del estrés oxidativo

Cuando el equilibrio entre ROS y antioxidantes se ve alterado, las ROS pueden acumularse y causar daño a las células, las proteínas y el ADN. Lo anterior puede tener implicaciones negativas para la salud, ya que el estrés oxidativo se ha relacionado con una serie de condiciones médicas, incluyendo enfermedades cardiovasculares, cáncer y enfermedades neurodegenerativas como el alzhéimer y el párkinson (Vizzari et al., 2021).

Melatonina: Más allá del antioxidante

sueño

La melatonina, además de su destacada capacidad antioxidante, ha sido objeto de un amplio estudio y reconocimiento debido a su función esencial en la regulación del sueño. La hormona, producida por la glándula pineal en el cerebro, desempeña un papel fundamental en la sincronización de los ritmos circadianos.

Los ritmos circadianos son los patrones naturales de sueño y vigilia que rigen el funcionamiento del organismo a lo largo del día y la noche. Y, son esenciales para regular no solo el ciclo de sueño y vigilia, sino también una multitud de procesos biológicos, como la temperatura corporal, presión arterial, secreción hormonal y actividad cerebral.

Leche materna y regulación del sueño

Cuando nos sumergimos en el contexto de la leche materna, se revela un hecho notable: la melatonina es uno de los componentes bioactivos más abundantes en este valioso alimento. Dicha presencia no es fortuita, ya que la leche materna desempeña un papel esencial en la regulación de los ritmos circadianos del recién nacido. Así, lo ayuda a establecer un patrón de sueño más adecuado, facilitando la adaptación del bebé a los ciclos naturales de sueño y vigilia (Vizzari et al., 2021).

El sueño no es fácil de regular: El papel de la lactancia

Los seres humanos, al igual que la mayoría de los organismos vivos, poseen un reloj circadiano endógeno que regula una serie de funciones biológicas. El mismo ayuda a anticipar y adaptarse a cambios ambientales predecibles, y suele regularse por diversos estímulos como como la luz, temperatura y alimentación.

Además, está compuesto por un oscilador molecular autosostenido que se encuentra en todas las células del cuerpo. Esto lleva a la expresión rítmica de genes controlados por el reloj en la mayoría de los tejidos.

Como resultado, se obtienen variaciones circadianas en los niveles hormonales, la actividad enzimática y la actividad celular. En los neonatos, el reloj circadiano aún no es completamente funcional.

Flexibilidad inteligente

La sincronización del ritmo circadiano del recién nacido con su nuevo entorno depende de señales externas, como la luz y el momento de la alimentación. La lactancia materna, que se encuentra en constante cambio en su composición a lo largo del día, desempeña una función importante en la transferencia de información sobre la hora del día de la madre al bebé, especialmente a través de la variación de niveles de melatonina dependiendo del momento de extracción de la leche.

De este modo, la leche materna se considera una forma única de “crononutrición” debido a las fluctuaciones circadianas en composición. Por tanto, ayuda al neonato a sincronizarse con su entorno externo y desarrollar un ritmo circadiano saludable. En el caso de los bebés alimentados con leche extraída, ya sea de donantes o de sus madres, es fundamental considerar el momento de la extracción y la alimentación para evitar desajustes que puedan afectar el desarrollo del reloj circadiano y la homeostasis del sueño (Italianer et al., 2020).

Conclusión

La lactancia materna, respaldada por una creciente investigación científica, se alza como un pilar fundamental para la salud de los bebés. Esta simbiosis natural entre madre e hijo no solo nutre al recién nacido, sino que también brinda innumerables beneficios, respaldados por estudios, como fortalecer el sistema inmunológico, favorecer el desarrollo cognitivo y reducir el riesgo de enfermedades. La investigación continua profundiza en esta relación única, iluminando cómo la lactancia materna no solo es un acto de amor, sino también un de ciencia, optimizando el bienestar de las generaciones futuras.

Referencias bibliográficas

  • Christian, P., Smith, E. R., Lee, S. E., Vargas, A. J., Bremer, A. A. y Raiten, D. J. (2021). The need to study human milk as a biological system. The American journal of clinical nutrition113(5), 1063-1072. https://doi.org/10.1093/ajcn/nqab075
  • Hampel, D., Dror, D. K. y Allen, L. H. (2018). Micronutrients in Human Milk: Analytical Methods. Advances in nutrition (Bethesda, Md.)9(suppl_1), 313S-331S. https://doi.org/10.1093/advances/nmy017
  • Italianer, M. F., Naninck, E. F. G., Roelants, J. A., van der Horst, G. T. J., Reiss, I. K. M., Goudoever, J. B. V., Joosten, K. F. M., Chaves, I. y Vermeulen, M. J. (2020). Circadian Variation in Human Milk Composition, a Systematic Review. Nutrients12(8), 2328. https://doi.org/10.3390/nu12082328
  • Vizzari, G., Morniroli, D., Ceroni, F., Verduci, E., Consales, A., Colombo, L., Cerasani, J., Mosca, F. y Giannì, M. L. (2021). Human Milk, More Than Simple Nourishment. Children (Basel, Switzerland)8(10), 863. https://doi.org/10.3390/children8100863