El análisis del desarrollo de las problemáticas de salud mental, desde la niñez hasta la adolescencia, es esencial para comprender cómo algunos trastornos afectan el bienestar infantil a lo largo del tiempo. Y es que, a medida que los niños atraviesan diversas etapas de su desarrollo, pueden manifestarse y evolucionar, presentando desafíos únicos en cada etapa. Un estudio realizado por Supke y colaboradores (2021) indaga sobre dicha temática. Entonces… ¿Cómo afectan los problemas de salud mental al desarrollo emocional, social y académico de los niños a medida que crecen? ¿Qué factores influyen en la persistencia o remisión de los trastornos mentales durante la transición de la niñez a la adolescencia?
Un desafío global
Los problemas de salud mental en niños y adolescentes representan un reto global en el siglo XXI. En esto, un metanálisis internacional revela una prevalencia mundial del 13,4 %, mientras que en Alemania, una investigación reporta un 17,6 %. Observándose una leve discrepancia entre las tasas de prevalencia mundial y alemana. Sin embargo, la Encuesta Alemana de Entrevistas (German Interview Survey, en inglés) y Exámenes de Salud para Niños y Adolescentes (Health Exams for Children and Adolescents, en inglés) sugiere una disminución de tales problemas en Alemania en la última década.
¿Qué hay detrás de estas etapas?
Los estudios muestran una mayor estabilidad de los trastornos externalizados en comparación con los internalizados, especialmente en Alemania. Así, los trastornos depresivos tienden a persistir y aumentar en prevalencia con la edad. Mientras que, por otro lado, los trastornos de ansiedad pueden aumentar desde la niñez hasta la adolescencia, con variaciones entre tipos.
El trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) suele presentar una disminución en su incidencia a lo largo del tiempo, con un curso generalmente favorable, aunque existen variaciones en las perspectivas. En este contexto, las diferencias de género y edad juegan un papel importante, ya que se observa una mayor y más persistente prevalencia en niños en comparación con niñas, especialmente durante la infancia. Sin embargo, durante la adolescencia, las tasas de ambos sexos tienden a converger.
Relación con los padres: Un factor clave
Si hablamos de factores de riesgo para el desarrollo de los niños, los mismos varían según la etapa. Destacando, así, las interacciones madre-hijo en la primera infancia y aquellas con los pares en la adolescencia. En esto, la disfunción parental es relevante a lo largo del crecimiento, al igual que los mecanismos transgeneracionales. Y, para la persistencia del trastorno mental, factores como hogares monoparentales, salud física y habilidades cognitivas son predictores.
¿Cómo se llevó a cabo el estudio?
Los datos se recolectaron como parte de los proyectos Futura familia I (Future Family I, FF I, en inglés) y Futura familia III (Future Family III, FF III), en Alemania. FF I investigó la eficacia del programa de crianza positiva, o también conocido como Triple P (Positive Parenting Pogram, en inglés), en un estudio longitudinal de cinco puntos de evaluación.
Además, FF III exploró la efectividad de Triple P y la predicción de problemas de salud mental en la adolescencia después de 10 años. En el reclutamiento, 280 familias participaron en 2001/2002, con una tasa de retención del 89 % para la encuesta de seguimiento de 10 años. Las características incluyeron la edad promedio de los adolescentes de 14 años, la educación materna variada y una proporción significativa de madres solteras y familias con antecedentes migratorios.
Entrevistas: Niñez y adolescencia
Los datos se obtuvieron mediante entrevistas y cuestionarios estandarizados, realizados a padres y adolescentes en entornos separados. Para esto, se recopilaron datos desde la edad preescolar hasta la adolescencia. Y, por supuesto, el estudio se llevó a cabo conforme a los principios éticos de la Declaración de Helsinki. Siguiendo el modelo de proceso de crianza de Belsky, se evaluaron múltiples aspectos parentales, infantiles y contextuales.
¿Cómo se evaluaron los problemas de salud mental?
Se indagó sobre su persistencia utilizando dos enfoques metodológicamente diferentes. Primero, se distinguieron la ausencia y presencia de problemas de salud mental en cinco puntos de evaluación. Utilizando, para ello, puntuaciones específicas por edad de la escala Lista de verificación del comportamiento infantil (Child Behavior Check List, CBCL, en inglés) maternas. Así, se identificaron cinco clases de tipos de cursos, como las personas con enfermedades mentales crónicas, y las estables y saludables.
El segundo enfoque se basó en el cálculo de la probabilidad de transición, analizando cómo los niños mantenían o desarrollaban estos trastornos en períodos de observación de 5 a 7 años, utilizando tablas y figuras de contingencia.
Resultados interesantes en la niñez y adolescencia
Los hallazgos mostraron tasas de prevalencia de problemas de salud mental en la infancia y adolescencia del 14,8 % al 28,7 %, con una media del 23,6 %. Se observó una ligera prevalencia mayor de problemas externalizados en la niñez y de internalizados en la adolescencia, sin diferencias significativas entre sexos.
Al parecer, las tasas de prevalencia, por su parte, parecen decrecer con la edad, con un aumento de los problemas internalizados en la adolescencia. Lo anterior, resalta la importancia de un abordaje en diversas etapas del desarrollo para una intervención temprana y efectiva.
Entonces… ¿Estos problemas aumentan en la adolescencia?
Cuando el estudio exploró la prevalencia y persistencia en Alemania, se esperaba que aproximadamente el 18 % de los niños los experimentara, con una tasa de persistencia del 50 %. Sin embargo, se encontró que alrededor del 24 % de la muestra tenía problemas de salud mental clínicamente relevantes. Con una disminución general de la prevalencia en la infancia y un aumento en la adolescencia, especialmente en los problemas internalizados. Sin haber, por cierto, diferencias cruciales entre sexos en la prevalencia.
La relevancia de la salud mental materna
Los resultados revelaron tasas de persistencia más altas para los problemas de salud mental internalizados en comparación con los externalizados. Contrario a lo esperado, los internalizados fueron más estables. Y, aquí, las tasas de persistencia a largo plazo fueron más altas para las niñas que para los niños.
La depresión materna surgió como un predictor importante de los cursos crónicos de problemas de salud mental en los niños, destacando su importancia en las intervenciones preventivas. Hallazgo que coincide con estudios anteriores, subrayando la relevancia de abordar la salud mental materna para mitigar los riesgos en los más pequeños.
Limitaciones a tener en cuenta
En primer lugar, se limitó el análisis a la perspectiva materna, lo que podría haber dejado fuera otras influencias importantes en el desarrollo de los problemas de salud mental en los menores. En segundo lugar, la muestra, principalmente de una clase social con mayor poder adquisitivo, podría no representar adecuadamente la diversidad de contextos socioeconómicos, lo que limita la generalización de los resultados.
A su vez, la falta de normas alemanas para el CBCL puede haber afectado las tasas de prevalencia informadas, especialmente al utilizar normas estadounidenses para el punto de evaluación previa. Además, la participación significativa de los padres en el programa de crianza Triple P podría haber alterado las tasas de prevalencia y persistencia.
Un auténtico reto por resolver
Los problemas de salud mental son comunes en la infancia y la adolescencia, con uno de cada siete niños en esta muestra experimentándolos de forma crónica. Así, estos programas no solo pueden prevenir los trastornos mentales crónicos a largo plazo, sino que también pueden ser una opción rentable y de alto impacto para abordar el sufrimiento potencial prolongado en la vida adulta. Aunque el estudio descrito aporta nuevos conocimientos sobre el curso de los problemas de salud mental en la infancia y la adolescencia, se requieren más investigaciones para obtener conclusiones sólidas y mejorar la situación actual de los estudios en dicho campo.
Referencia bibliográfica
- Supke, M., Ferling, C., Hahlweg, K. y Schulz, W. (2021). Persistence and course of mental health problems from childhood into adolescence: results of a 10-year longitudinal study. BMC Psychology, 9(1). https://doi.org/10.1186/s40359-021-00535-4