Es una fantasía de la ciencia ficción, compartida por el mundo, la idea de que las máquinas sean capaces de introducirse en el cuerpo humano, viajar por el torrente sanguíneo y solucionar problemas de salud que la humanidad padece. Para el Dr. Jean-Pierre Sauvage, tarde o temprano, esa misma escena o una parecida se hará realidad. Obtuvo el premio Nobel de Química en 2016 por el diseño y síntesis de máquinas moleculares con piezas móviles. Pero… ¿Qué relación tiene la investigación de Sauvage con el cáncer?
¿Cómo relaciona Sauvage esto con el cáncer?
El cáncer es una enfermedad por la que algunas células del cuerpo se multiplican sin control y se diseminan a otras partes del cuerpo. Esta enfermedad, probablemente comienza en cualquier parte del cuerpo humano, formado por billones de células.
Una división anormal
En condiciones normales, las células humanas se forman y se multiplican (mediante un proceso que se llama división celular) para formar células nuevas a medida que el cuerpo las necesita. Cuando las células envejecen o se dañan, mueren y las células nuevas las reemplazan.
A veces el proceso no sigue este orden y las células anormales o células dañadas se forman y se multiplican cuando no deberían. Estas células tal vez formen tumores, que son bultos de tejido. Los cuales pueden ser cancerosos malignos o no cancerosos benignos.
Células como máquinas
Las máquinas moleculares son más bien un nuevo concepto. Y es que, como afirma, podemos hacer moléculas que se muevan como decidamos. Podemos hacer que una molécula bastante compleja ejecute un movimiento rotatorio.
O hacer que se comporte como un músculo, estirándose y contrayéndose. Las aplicaciones llegarán en el futuro, pero todavía no estamos ahí, declaró Sauvage. Estas llamadas máquinas moleculares, funcionan de una manera distinta a la de la naturaleza y son producto del ingenio de los científicos químicos, aseguró.
Sauvage explicó que actualmente se están trabajando estas máquinas para que viajen por la sangre y transporten moléculas asesinas de células cancerosas. En este punto, el científico francés, se refiere a su propia investigación, pues en 1994 consiguió que una estructura molecular girara 180 grados con un impulso eléctrico. Su socio, el químico holandés Ben Feringa, desarrollaría cinco años después el primer motor molecular, con una hélice propulsada por luz.
Ayudantes activas contra el cáncer
Estas máquinas, serían capaces de reconocer las células cancerígenas a través de sensores y utilizarían mecanismos para destruirlas sin afectar a las células sanas. Este enfoque específico y dirigido representa una revolución en el tratamiento del cáncer, ya que eliminaría la necesidad de tratamientos invasivos y agresivos como la quimioterapia.
Aunque este proyecto todavía se encuentra en etapas preliminares, los resultados hasta ahora han sido prometedores. Pues los estudios iniciales han demostrado la efectividad en la destrucción de células cancerígenas en pruebas de laboratorio.
Una noticia que trae luz
Si los avances continúan como hasta ahora, en un futuro no muy lejano podríamos presenciar una nueva era en la lucha contra el cáncer. Una etapa donde dichas máquinas se conviertan en una herramienta clave para la erradicación de la enfermedad. Este proyecto, liderado por Sauvage, representa una verdadera revolución en la forma en que tratamos esta enfermedad.
Un poco sobre el científico
Jean-Pierre Sauvage es un químico francés, que nació en París. Su padre, Camille Sauvage, era un clarinetista de jazz muy conocido en Francia, que abandonó al bebé y siguió su carrera artística como compositor de bandas sonoras de películas. Su madre, Lydie Angèle Arcelin, ama de casa, rehizo su vida junto a un soldado del Ejército del Aire cariñoso y atento que no dejaba de cambiar de destino. El pequeño Jean-Pierre aterrizaba cada año en un lugar diferente: Túnez, Argelia, Estados Unidos (EE. UU.).
No era muy buen estudiante porque cambiaba de escuela todo el tiempo, recuerda. Sauvage parecía condenado al fracaso académico, pero terminó ganando el Premio Nobel de Química de 2016 por inhalar un sustituto de la vida en moléculas que carecían de ella, según sus propias palabras.
Un innovador imparable
Su equipo logró, en 1983, sintetizar una estructura molecular que incluía dos anillos entrelazados. Como se asemejaba a los eslabones de una cadena, lo bautizaron catenano.
En 1994, su laboratorio consiguió que uno de los dos anillos girara 180 grados sometiéndolo a un estímulo eléctrico. Suena simple, pero fue un hito histórico: el primer paso hacia la creación de máquinas moleculares, compuestas por partes móviles en una escala 100.000 veces más pequeña que el grosor de un cabello humano.
En 1999, el químico holandés Ben Feringa construyó el primer motor molecular, con una hélice alimentada por luz. Y ya se está trabajando muy en serio en unas máquinas que viajan por la sangre y transportan moléculas que acaban con las células cancerosas, celebra Sauvage, en Valencia, donde acudió para ser jurado de Premios Rey Jaime I.
En resumen, las innovaciones en la lucha contra el cáncer han traído esperanza y avances significativos. Aunque el camino es desafiante, continuamos trabajando juntos hacia un futuro libre de esta enfermedad.