El trastorno dismórfico corporal o dismorfofobia es una condición clínica necesaria de conocer. No cabe duda que el cuerpo y la percepción que tenemos de él son relevantes a la hora de concebir nuestra imagen. Como personas sociales, necesitamos de la interacción con nuestro medio y con otros. Por ende, desde este ángulo, el cuerpo es un vehículo que nos moviliza pero en el caso de este trastorno frena. Veamos qué pasa cuando la apariencia obsesiona.
¿Qué es el trastorno dismórfico corporal?
En primer lugar, es útil conocer el concepto de imagen corporal. Esta se define como la representación que cada persona construye internamente sobre su cuerpo. Según Salaberria, Rodríguez y Cruz (2007), se debe distinguir entre la apariencia física y la imagen corporal.
Los mismos autores describen que, en algunos casos, personas con una apariencia física fuera del canon social de belleza se sienten bien con su cuerpo. No obstante, existen personas que responden físicamente a los estereotipos aceptados, pero no se sienten cómodas.
El trastorno dismórfico corporal, también conocido como dismorfofobia, es considerado un trastorno psiquiátrico y poco diagnosticado debido a la baja consulta que realizan quienes lo padecen.
Además, se le considera frecuente y suele ser severo.
Cuando una persona presenta este trastorno, mantiene una preocupación exagerada respecto a un defecto físico menor e incluso inexistente.
Esta es llevada al extremo, sufriendo una alteración importante a nivel clínico y pudiendo dar paso a una pérdida de la funcionalidad a niveles globales (Cruzado, Vásquez y Huavil, 2010).
Posibles causas de la dismorfofobia
Pensar sobre una posible causa de este trastorno es tomar en cuenta una variedad de factores. Entre ellos, se debe considerar a la imagen corporal y la idealización social.
Aspectos que se conectan con la cultura como primer punto de referencia. Así, los cánones de belleza imperantes perpetúan lo que socialmente se considera “estéticamente atractivo”, por lo que la apariencia obsesiona.
Arab (2010) contempla que las causas del trastorno dismórfico corporal podrían ser descritas por alteraciones genéticas.
Y, además, tendrían relación con características obsesivo compulsivas.
Por otra parte, no hay que descartar la existencia de una alteración en el procesamiento visual, donde la persona se preocuparía más por los detalles e interpretaría la realidad de forma alterada.
El mismo autor señala que, de igual manera, puede presentarse un déficit en el reconocimiento emocional de otros.
En algunos casos, podría asociarse al maltrato y/o abuso. Pues este tipo de experiencias alteran la percepción de la imagen corporal, especialmente en situaciones de abuso sexual cuando se ve deteriorada la autoestima e identidad.
Tratamiento de la dismorfofobia
Como se mencionó anteriormente, tras la prevalencia de casos subdiagnosticados, se puede considerar que la frecuencia de dicho trastorno es baja.
Sin embargo, esto puede ser producto de la existencia de falencias en su detección y comorbilidad con otros problemas psiquiátricos. Por otra parte, es importante considerar que, en muchas ocasiones, se opta por la búsqueda de soluciones en tratamientos alternativos.
Ante un caso de dismorfia se recomienda realizar preguntas de tamizaje que consistan en recabar datos para facilitar su detección.
También hay que tener en cuenta que la mayoría de las personas realizan consultas médicas a otras especialidades como dermatología o cirugía plástica porque la apariencia obsesiona.
Para un tratamiento adecuado, entre los múltiples aspectos a considerar, la edad del paciente se torna un dato importante.
En este trastorno, los síntomas por lo general se manifiestan en la adolescencia o adultez temprana. Periodos donde empiezan a surgir las críticas personales hacia la autoimagen. No obstante, también hay casos donde puede ser diagnosticado en niños.
Por otro lado, el tratamiento farmacológico suele ser muy eficaz. Destacando, según los síntomas, los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS) o la clomipramina.
Actualmente, la terapia cognitivo-conductual es clave, incluyendo el uso de técnicas como la reestructuración cognitiva.
Esta terapia busca disminuir determinadas conductas relacionadas con los aspectos de carácter más obsesivo y compulsivo, como lo son los rituales y la evitación (Peña-Casquero, 2016).
Implicaciones y consecuencias del trastorno dismórfico corporal
El desajuste social como parte de esta psicopatología es vital para entender lo que viven quienes sufren de dismorfofobia. Agregar que hasta un tercio de las personas que viven con este trastorno se encerraban en sus casas, dejando de estudiar y/o trabajar o haciéndolo por debajo de sus capacidades.
También aumenta el riesgo suicida de manera considerable y, en ocasiones, la persona puede tornarse violenta con su entorno, como ocurre en otros trastornos (Cruzado, Vásquez y Huavil, 2010).
Del mismo modo, este cuadro conlleva una serie de problemas para el individuo que lo experimenta. Y es que, en muchas ocasiones, la familia también se encuentra sin herramientas para dar apoyar.
Es entonces necesaria la intervención temprana por parte de un especialista que informe oportunamente cómo sobrellevar el trastorno, contribuyendo al bienestar del paciente.
Conclusión
Como podemos apreciar, este trastorno consiste en una preocupación persistente sobre un defecto físico, existente o no. La percepción de la persona sobre sí misma se ve alterada y, por lo tanto, existe cierta subjetividad a la hora de evaluarse.
Como resultado, la apariencia obsesiona. Y, sumado a esto, existe una exageración de los defectos que puede dar pie a un aumento de la preocupación y propiciar malestar general.
Hay que comprender que es difícil intentar ver la magnitud del problema si no se vive con este. De hecho, muchas de estas personas se sienten solas. E igualmente, pueden tener dificultades para comunicar sus sensaciones y preocupaciones.
Un espacio de expresión, sumado a una intervención oportuna son elementos necesarios para su mejoría.
Referencias bibliográficas
- Arab, E. (2010). Trastorno dismórfico corporal: ¿Temor a la fealdad, obsesión por la belleza, síntoma o enfermedad? Medwave, 10(5). Doi: 10.5867/medwave.2010.05.4522.
- Cruzado, L., Vásquez, É. y Huavil, J. (2010). Trastorno dismórfico corporal con desenlace fatal: reporte de un caso. In Anales de la Facultad de Medicina, 71(1), 51-53. Doi: 10.15381/anales.v71i1.73
- Peña-Casquero, P. (2016). Tratamiento cognitivo conductual en una adolescente con trastorno dismórfico corporal. Revista de Psicología Clínica con Niños y Adolescentes, 3(1), 37-43. https://www.revistapcna.com/sites/default/files/pena-casquero_2016_tcc_trastorno_dismorfico_corporal.pdf
- Salaberria, K., Rodríguez, S. y Cruz, S. (2007). Percepción de la imagen corporal. Osasunaz, 8(2), 171-183. https://www.researchgate.net/publication/29823635_Percepcion_de_la_imagen_corporal