Las relaciones sociales, además de enriquecer nuestras vidas, tienen un impacto significativo en nuestra salud y bienestar general. Desde hace décadas, la investigación científica ha demostrado que el apoyo social es un factor protector clave. Pero, ¿qué tan fuertes son sus efectos? ¿Y cómo actúan las relaciones vinculares para influir en nuestro bienestar? A continuación, exploraremos la evidencia que respalda el vínculo entre el apoyo social —tanto real como percibido— y la longevidad.

Una relación estudiada por décadas

El vínculo entre las relaciones sociales y la salud ha sido objeto de interés científico desde hace más de 60 años. Los primeros estudios epidemiológicos ya sugerían que las personas con redes de sostén sólidas vivían más tiempo y gozaban de mejor salud. Desde entonces, la investigación ha avanzado significativamente, revelando que el apoyo social no solo reduce el riesgo de enfermedades, sino que también amortigua los efectos del estrés y promueve el bienestar físico y mental.

Dentro de ese contexto, teorías como el modelo biopsicosocial y la hipótesis del amortiguamiento del estrés han sido fundamentales para comprender cómo las relaciones sociales influyen en la salud. Además, revisiones previas señalan la importancia de considerar la multidimensionalidad del concepto de apoyo social, y, a su vez, la necesidad de controlar variables confusoras y moderadoras.

Una revisión sin precedentes: ¿Qué analizó este metaanálisis?

En el artículo que nos ocupa, se llevó a cabo un metaanálisis de 23 revisiones publicadas entre 1994 y 2021. Los mismos incluían un total de 1.187 estudios longitudinales y transversales, con más de 1.400 millones de participantes. La investigación tuvo su foco en la relación entre el apoyo social y la longevidad, así como en los mecanismos psicobiológicos que podrían explicar la presente asociación.

En efecto… El apoyo social predice la longevidad

Los resultados del metaanálisis confirmaron lo esperado: las redes de contención están significativamente asociadas con una mayor esperanza de vida y una mejor salud. Los tamaños del efecto reportados en los metaanálisis fueron consistentes en cuanto al vínculo previsto entre las relaciones afectivas y la reducción de enfermedades y mortalidad. Sin embargo, la magnitud de la asociación varía según el tipo de medida de apoyo social y el tipo de resultado de salud.

Diferencias según el tipo de apoyo

En general, las medidas que reflejan la multidimensionalidad del concepto de apoyo social son las más precisas para predecir un menor riesgo de enfermedad y mortalidad. El apoyo percibido y la integración social se destacan como predictores más fuertes que el efectivamente recibido.

Por ende, el hallazgo sugiere que la percepción de ser amado y valorado tiene un impacto más significativo en la salud y la longevidad que la contención tangible.

Impacto en distintos indicadores

Asimismo, los vínculos interpersonales se encuentran asociados con una menor incidencia de enfermedades como la depresión, la demencia y las afecciones cardiovasculares. Concretamente, los tamaños del efecto para la mortalidad por todas las causas oscilan entre 1,11 y 1,53.

Lo anterior indica que la incidencia del resultado es entre un 11 % y un 53 % más probable en personas sin apoyo social. Por otro lado, los tamaños del efecto para enfermedades específicas varían de 1,23 a 6,27, mostrando una amplia gama de influencias de una red de contención en la salud.

Figuras de apego y sus efectos sobre la respuesta al estrés

En otro orden de ideas, los estudios experimentales han demostrado que las imágenes de figuras de apego, como rostros de seres queridos, pueden inhibir las reacciones defensivas y reducir la respuesta al estrés. Los hallazgos presentados respaldan la hipótesis de que el apoyo social actúa como un amortiguador del estrés, atenuando la activación de los sistemas neurobiológicos que median la respuesta estresora.

Así, las figuras de apego pueden activar áreas cerebrales relacionadas con la regulación emocional y la inhibición del estrés. Esto, al mismo tiempo, reduce la activación del sistema nervioso autónomo, el eje hipotalámico-pituitario-adrenal y el sistema inmunológico.

Factores influyentes y limitaciones

A pesar de la evidencia que respalda el papel de la red de contención en la longevidad, debemos considerar los factores que influyen en su vínculo. Variables como la edad, el género y la salud inicial pueden moderar el impacto del apoyo social en la salud y la calidad de vida. Por ejemplo, su efecto parece ser más pronunciado en hombres y en personas más jóvenes. Además, la calidad de las relaciones sociales y el contexto cultural también desempeñan un papel significativo.

Por otro lado, es esencial reconocer las limitaciones de los estudios correlacionales en esta área. Aunque los metaanálisis controlan variables confusoras, la naturaleza correlacional de los datos no permite establecer una causalidad directa. Por lo tanto, se requieren más estudios experimentales y longitudinales para comprender mejor los mecanismos subyacentes y las interacciones complejas que influyen en dicha asociación.

Nuevas perspectivas para el futuro

Es fundamental considerar las implicancias prácticas de los hallazgos alcanzados. En ese sentido, el artículo propone tres nuevas líneas de investigación. Dichas líneas incluyen un enfoque evolutivo, una perspectiva del curso vital y abordajes sistémicos que integren múltiples niveles de análisis, desde el individual hasta el comunitario y social.

Además, es esencial reconocer la complejidad de las relaciones sociales, y cómo pueden variar a lo largo del tiempo en diferentes contextos culturales. En consiguiente, las intervenciones futuras deben considerar estas variaciones y adaptarse a las necesidades específicas de diferentes poblaciones.

Referencia bibliográfica

• Vila, J. (2021). Social support and longevity: Meta-analysis-based evidence and psychobiological mechanisms. Frontiers in Psychology, 12, 717164. https://doi.org/10.3389/fpsyg.2021.717164