El sueño es una actividad fisiológica esencial para el funcionamiento del sistema corporal. No sólo es un momento de descanso, sino que durante esas horas el cerebro procesa lo acontecido, consolida aprendizajes y regula el organismo. Dada su importancia, los problemas de sueño, como por ejemplo el insomnio, pueden repercutir en varias esferas de la vida. Especialmente en la salud mental; una gran preocupación son las autolesiones. A continuación, te invitamos a seguir leyendo acerca de una investigación que analizó la relación entre los problemas de sueño y las autolesiones.
Adolescencia y autolesiones: Un breve acercamiento
Las autolesiones en adolescentes representan un problema grave de salud pública, ya que alrededor del 10% de esta población ha informado haberse lastimado a sí misma en algún momento de sus vidas. Aunque se reconoce la necesidad de explorar más allá de los trastornos psiquiátricos para entender dicha conducta, sigue siendo difícil predecir quiénes están en mayor riesgo. Por ello, se han realizado estudios enfocados en marcadores específicos. En este sentido, existen dos grupos principales de factores: las influencias ambientales y los factores psicológicos (como por ejemplo, la personalidad o el estado de ánimo), que interactúan influyendo en el riesgo de malestar y autolesión.
La relación entre autolesiones y problemas de sueño
El estudio de marcadores de riesgo más específicos se ha centrado en los procesos de autorregulación, como lo es la regulación del sueño. La atención dirigida al sueño no sorprende, dado que existe una relación de larga data entre éste y el desarrollo adolescente en general. Sin embargo, en los últimos años ha crecido la evidencia de que los problemas para dormir, como el insomnio, están asociados con un riesgo suicida y de autolesión. Y a su vez, que la relación es independiente de los trastornos psiquiátricos.
Sin embargo, a pesar de la evidencia que confirma el vínculo entre problemas de sueño y autolesión en la adolescencia, la utilidad de los hallazgos es limitada. No está claro si ciertas características específicas de las alteraciones del descanso están más asociadas con el riesgo de lesionarse a uno mismo que otras. Por dicho motivo, es importante destacar estos marcadores en la evaluación de riesgos y abordarlos en estudios de intervención.
Investigando el daño autoinfligido
Como dijimos anteriormente, el presente estudio llevado a cabo en Noruega, tuvo por objetivo investigar la relación entre los problemas de sueño y autolesiones en una amplia muestra de adolescentes. Para ello utilizó una evaluación más completa del dormir que en investigaciones anteriores. Dado el vínculo entre la depresión, el perfeccionismo y el trastorno por déficit de atención e hiperactividad TDAH con el daño autoinfligido, se decidió controlar cuidadosamente dichos factores en el análisis. Tras validar los datos del sueño, el tamaño final de la muestra fue de 9,875 participantes.
Algunos aspectos a considerar sobre los participantes…
La edad promedio de la muestra fue de 17.9 años. Además, tuvo una mayor presencia de chicas que de chicos, y la mayoría de ellos eran estudiantes de secundaria. De todos ellos, alrededor del 5% se identificaron como inmigrantes. En cuanto al nivel educativo alcanzado por la madre de los participantes, el 10% tenía educación primaria, el 41% secundaria y el 49% universitaria, mientras que respecto a la educación paterna, los porcentajes fueron del 11%, 46% y 43%, respectivamente. La mayoría de los participantes indicó tener una economía familiar similar a la del resto, aunque un porcentaje menor declaró tener una economía mejor o peor (26% y 7%, respectivamente).
Datos relevantes sobre las autolesiones
El 7.2% de la población cumplió con los criterios de autolesión, de los cuales el 55% reportó haberlo hecho en dos o más ocasiones. Se observó una mayor proporción de mujeres (11%) en comparación con hombres (2.8%) que cumplían con los criterios. El método más frecuente de autolesión fue el corte, seguido por la sobredosis. Además, dicha conducta se asoció significativamente con una menor educación parental, una economía familiar deficiente y más síntomas de depresión, perfeccionismo y TDAH.
Entonces.. ¿Cuáles fueron los hallazgos?
En primer lugar, se encontró una relación significativa entre el daño autoinfligido y la duración del sueño. De esta manera, la duración promedio del sueño entre los adolescentes que reportaron autolesiones fue de 5.33 horas, en comparación con 6.29 horas entre aquellos que no sufrían dicho comportamiento.
Asimismo, los adolescentes también informaron un tiempo de latencia al sueño (Sleep Onset Latency, SOL, en inglés) y un tiempo despierto después de haber dormido (Wake After Sleep Onset, WASO, en inglés) significativamente más largos, así como una mayor deficiencia de sueño en comparación con sus pares que no se autolesionaron. Además, las diferencias entre los horarios de dormir durante la semana y los fines de semana fueron mayores entre los adolescentes que se autodañaron, y a su vez, tienden a dormir siestas con más frecuencia durante el día.
Por otro lado, se evidenciaron también asociaciones significativas entre los problemas de sueño y la frecuencia de las autolesiones. Particularmente, la prevalencia de insomnio fue del 48% entre quienes se autolesionaron 2 o más veces, en comparación con el 37% entre aquellos que lo hicieron 1 sola vez.
¿Qué tan significativa es esta relación?
El artículo indica que, aunque los adolescentes que reportaron autolesiones también tenían tasas más altas de depresión, perfeccionismo y síntomas de TDAH, estos factores no redujeron la fuerza de la asociación entre los problemas de sueño y la autolesión. En otras palabras, la correlación entre los problemas al dormir y daño autoinfligido sigue siendo significativa.
Limitaciones a considerar
A pesar de todo lo descrito en párrafos anteriores, es importante destacar que la metodología utilizada presentó algunas limitaciones. En primer lugar, debido a que los datos se obtuvieron a través de autoinformes, podrían estar sujetos a sesgos de respuesta. Además, la muestra utilizada no fue completamente representativa. Por otro lado, aunque se utilizaron criterios cuantitativos para definir el insomnio, no se realizaron entrevistas estructuradas, lo cual no permite evaluar con precisión esta condición y su relación con la autolesión.
Finalmente, no se especificaron las motivaciones detrás de este comportamiento, lo que podría ser relevante para una comprensión más profunda del fenómeno. En conjunto las mencionadas limitaciones sugieren que, aunque la investigación proporciona información valiosa, debe interpretarse con cautela.
Por lo tanto, no debemos desestimar dicha asociación
El estudio realizado en Noruega, con la participación de 10,220 adolescentes, reveló una relación significativa entre la autolesión y los problemas de sueño. Los adolescentes que experimentan insomnio u otras condiciones presentaron mayores probabilidades de autolesionarse. Aunque los síntomas depresivos explicaron parte de esta asociación, no la justificaron por completo. En este sentido, los hallazgos subrayan la importancia de abordar los problemas de sueño en las intervenciones destinadas a reducir las autolesiones en adolescentes.
De esta forma, la eficacia de las intervenciones en la disminución de síntomas o la mejora del insomnio yace en su potencial de prevención y tratamiento de la autolesión. Asimismo, la incorporación de dichos enfoques para mejorar la autorregulación ha demostrado ser prometedora en la reducción de síntomas de depresión y problemas de sueño. No obstante, se necesitan más investigaciones para determinar su eficacia, tanto en los programas de tratamiento como en los de prevención. Para profundizar en diferentes aspectos de esta conducta, te recomendamos nuestro curso sobre autolesiones en la adolescencia.
Referencia bibliográfica
- Hysing, M., Sivertsen, B., Stormark, K. M. y O’Connor, R. C. (2015). Sleep problems and self-harm in adolescence. British Journal of Psychiatry, 207(04), 306-312. Doi: 10.1192/bjp.bp.114.146514