En los últimos años, la preocupación por la apariencia física y los ideales de belleza han cobrado gran relevancia, extendiéndose a diversos grupos poblacionales. Este fenómeno ha sido alimentado por la proliferación de las redes sociales, los medios de comunicación y las tendencias publicitarias. En dicho contexto, la dismorfia muscular, se presenta como un cuadro complejo que afecta la percepción corporal y promueve conductas obsesivas orientadas al aumento de la masa muscular. De esta manera, no solo impacta la salud mental, sino que a su vez conlleva grandes riesgos físicos. En esta nota, exploraremos los factores de riesgo asociados con la dismorfia muscular, basándonos en una revisión sistemática publicada recientemente.
Primero que nada, ¿qué es la dismorfia muscular?
La dismorfia muscular, también conocida como vigorexia, se encuentra caracterizada por una preocupación obsesiva e irracional por el tamaño y la apariencia muscular. Las personas afectadas suelen percibir su cuerpo como insuficientemente musculoso, incluso cuando objetivamente poseen una musculatura desarrollada.
Dicho cuadro incluye comportamientos repetitivos, como el examen constante del cuerpo en espejos, la comparación con otros y la adopción de rutinas extremas y restrictivas. Adicionalmente, suele estar asociado con altos niveles de ansiedad, baja autoestima y deterioro en la calidad de vida. Así pues, impacta tanto el ámbito personal como social y laboral.
Criterios diagnósticos según el DSM-5
El Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales, quinta edición (Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders, Fifth Edition, DSM-V, en inglés) clasifica la dismorfia muscular como un subtipo del trastorno dismórfico corporal. A su vez, este se encuentra englobado dentro de los trastornos relacionados con el trastorno obsesivo-compulsivo. Los criterios diagnósticos incluyen:
- Preocupación por defectos percibidos en la apariencia física que no son observables o parecen insignificantes para otros.
- Comportamientos repetitivos o actos mentales en respuesta a la preocupación por la apariencia, como mirarse constantemente en el espejo, compararse con otros, o buscar reafirmación.
- Malestar clínicamente significativo o deterioro en áreas importantes del funcionamiento social, laboral u otras.
- La preocupación no se explica mejor por otro trastorno, como la inquietud relacionada con el peso corporal o el tejido adiposo que caracteriza a los trastornos de la conducta alimentaria.
- Especificación de dismorfia muscular: El individuo se centra en la idea de que su cuerpo es demasiado pequeño o carece de musculatura adecuada, aunque pueda preocuparse también por otras zonas corporales.
¿En qué se centró este estudio?
Con el objetivo de profundizar en los factores que predisponen al desarrollo de la dismorfia muscular, una revisión sistemática publicada en 2023 analizó una amplia variedad de estudios empíricos y bibliográficos. Este trabajo se destacó por su rigor metodológico y su enfoque interdisciplinario, abarcando aspectos psicológicos, sociales, fisiológicos y culturales relacionados con la vigorexia.
Sus objetivos principales fueron identificar los factores de riesgo más relevantes, comprender las dinámicas que los potencian e informar estrategias preventivas y de intervención. Pero, ¿cuáles fueron sus hallazgos? Veámoslos a continuación.
Factores de riesgo: Algo a lo que prestar atención
La investigación identificó diversos factores de riesgo que contribuyen al desarrollo de la vigorexia. Entre ellos, se destacan las presiones socioculturales, que incluyen la influencia de los medios de comunicación, las redes sociales y los estereotipos de género. Por otra parte, la insatisfacción corporal tiene un papel importante.
Adicionalmente, otro factor crucial es la baja autoestima. La misma impulsa a los individuos a buscar validación externa a través de su apariencia física, fomentando el uso de sustancias como esteroides anabólicos y la adopción de regímenes de ejercicio o dietas extremas. Por último, los factores psicológicos, entre los que se encuentran trastornos de ansiedad, rasgos de perfeccionismo y conductas obsesivo-compulsivas, exacerban la preocupación por la apariencia corporal.
Estrategias de prevención de la dismorfia
Luego de identificar los factores de riesgo asociados a la dismorfia muscular, los autores enfatizan la necesidad de implementar intervenciones preventivas dirigidas a mitigar el impacto. Entre las estrategias destacadas se encuentran las campañas educativas. Estas deberán promover una imagen corporal positiva y buscar reducir la influencia de los medios de comunicación y las redes sociales en la perpetuación de ideales corporales inalcanzables. En suma, se subraya la importancia de capacitar a profesionales de la salud, entrenadores y nutricionistas para identificar los signos tempranos de vigorexia y brindar una intervención adecuada.
Sumado a esto, se recomienda fomentar programas psicoeducativos en escuelas y comunidades que sensibilicen a los jóvenes sobre los riesgos asociados. Dichas iniciativas deberían complementarse con esfuerzos para promover hábitos saludables, una autoestima robusta y una visión realista de la apariencia corporal. Finalmente, el estudio aboga por un enfoque multidisciplinario que integre aspectos psicológicos, sociales y médicos para prevenir y abordar de manera integral este trastorno.
Limitaciones del estudio
A pesar de los hallazgos significativos aportados por la revisión sistemática, es importante considerar ciertas limitaciones inherentes al diseño del estudio. En primer lugar, muchos de los artículos incluidos en la búsqueda emplearon muestras no representativas, lo que dificulta la generalización de los resultados. Asimismo, la disparidad metodológica entre los estudios examinados, puede haber influido en la concordancia entre los descubrimientos.
Otra limitación notable es la falta de análisis longitudinales, lo que impide la capacidad para establecer relaciones causales entre los factores de riesgo identificados y el desarrollo de la dismorfia muscular. Finalmente, si bien el análisis aborda múltiples dimensiones de los factores de riesgo, ciertos aspectos, como las influencias genéticas y neurobiológicas, siguen estando subrepresentados y requieren mayor exploración en investigaciones futuras.
La importancia de continuar profundizando en este cuadro
La dismorfia muscular representa un trastorno complejo cuya comprensión requiere un enfoque multidisciplinario que integre factores psicológicos, sociales, culturales y biológicos. En este sentido, el estudio ha destacado la importancia de identificar y abordar los diversos factores de riesgo que contribuyen al desarrollo de este trastorno. Al mismo tiempo, las estrategias preventivas propuestas subrayan el papel crucial de la educación y la sensibilización en la mitigación de estos riesgos, tanto en el ámbito individual como colectivo.
No obstante, es evidente que persisten lagunas significativas en la literatura, especialmente en lo que respecta a la influencia genética y neurobiológica. Por tal motivo, es imperativo que futuras investigaciones aborden estas áreas pendientes para optimizar las intervenciones preventivas y terapéuticas. Solo a través de un esfuerzo coordinado entre investigación, educación y práctica clínica será posible reducir el impacto de la vigorexia en la salud mental y física de quienes la padecen. Por último, para trabajar en casos de anorexia o bulimia desde una perspectiva interdisciplinaria, te recomendamos nuestro curso de intervención en trastornos de la conducta alimentaria.
Referencia bibliográfica
- Peris-Delcampo, D. y Sala Soriano, A. (2023). Factores de riesgo en la Dismorfia Muscular: una revisión bibliográfica. INFORMACIO PSICOLOGICA, (124), 2–28. https://doi.org/10.14635/ipsic.1938